Por Rodrigo Guerra
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La tapa de El País del viernes 12 de setiembre de 1941 refleja uno de los períodos más turbulentos de la historia. Los titulares, publicados en plena Segunda Guerra Mundial, capturan la tensión de la época: “En Londres se ha considerado como un desafío a Hitler”, “Nazis tratan de suprimir la libertad para dominar a EE.UU. y al hemisferio norte” y “La R.A.F. realizó un gran bombardeo contra la región industrial del norte de Italia”, son solo tres ejemplos de esa página llena de informes bélicos.
Pero apenas unas líneas anunciadas en el índice del diario son capaces de aportarle una buena dosis de entusiasmo a la jornada: “Hoy llega Walt Disney a Montevideo. En el Trocadero se estrena hoy su film Fantasía”. Es que, en medio de una gira sudamericana que ya había pasado por Brasil y Argentina, el creador del ratón Mickey desembarcaba en Uruguay para presentar la que sería una de sus películas más celebradas y estudiar el paisaje local.
Así lo informaba una nota publicada en la previa de su arribo: “Disney llega en compañía de su esposa y de los principales técnicos y productores de su estudio. Estudiará los países sudamericanos, las historietas y el folclore nativo. También se entrevistará con artistas, músicos, etc. con la idea de producir una serie de películas habladas”.
La visita era todo un acontecimiento. Disney, que en ese momento tenía 40 años, había hecho de The Walt Disney Company un imperio y no dejaba de lanzar clásicos instantáneos. Además de las aventuras de Mickey, su filmografía ya incluía a Blancanieves y los Siete Enanos (1937) y Pinocho (1940). A su vez, estaba a punto de estrenar tres éxitos: Dumbo, Bambi y la ya nombrada Fantasía. Era su época de oro y la recepción que tuvo en Buenos Aires lo confirmaba.
“El público, con motivo de la premiere de Fantasía en el cine Broadway, lo hizo objeto de las más entusiastas manifestaciones de simpatía y de admiración registrándose escenas nada comunes y viéndose obligado el genial artista a recurrir a la protección de sendos destacamentos policíacos”, relataba la crónica enviada desde Argentina.
Con ese antecedente fue que Disney llegó a Montevideo. Desembarcó de un Vapor de la carrera a las 7.30 y llegó junto a una comitiva que incluyó al director de orquesta Leopold Stokowski, encargado de dirigir a la Sinfónica de Filadelfia en la interpretación en vivo de la música de Fantasía. Desde el puerto fue llevado al hotel Nogaró (en Rincón e Ituzaingó, donde ahora está la sede de MTOP), donde se hospedó, para encontrarse con la prensa.
“De apariencia juvenil —lleva con verdadera elegancia sus 40 años— míster Disney es un hombre sencillo y más bien tímido”, describió El País. “Extremadamente gentil, accedió a todos los pedidos de autógrafos y llegó a dibujar un ratón Mickey a alguien que se lo pidió, pero aclarando: ‘Ya no soy dibujante. Actualmente, no dibujo ni pinto nada en las películas. Me encargo de la dirección general, y mis dibujantes, animadores acuarelistas, y todos los demás colaboradores son los que hacen realmente las películas’”.
Luego de brindar más detalles sobre su visita (“Pensamos hacer varias Sinfonías Tontas con tema sudamericano, y para eso necesitamos estudiar”), se trasladó al cine Trocadero —en la esquina de 18 de Julio y Yaguarón donde ahora se ve una enorme tienda de ropa— para ser parte de un homenaje a cargo de mil escolares. El evento, que duró una hora, tuvo a los niños cantando canciones de Blancanieves mientras se acompañaban de una orquesta integrada por alumnos de la escuela Chile. “Lo recordaré toda la vida y me llevaré este momento en el corazón”, le diría horas después a El País.
Su exigente agenda continuó con una visita al entonces presidente Alfredo Baldomir, un almuerzo en la embajada de Estados Unidos, un paseo de casi tres horas por Montevideo y un segundo encuentro con la prensa en el Nogaró.
Allí anunció que estaba trabajando en los últimos detalles de Bambi y Dumbo, contó que en su país acababa de estrenar El dragón chiflado y hasta reveló un detalle que sorprendió al periodista de El País. “Casi al final del reportaje, descubrimos que el propio Disney es el actor encargado de doblar la voz de Mickey. ‘Lo he hecho desde el principio, puede usted creerme’, nos dijo con una tímida sonrisa, como disculpándose de una travesura”, relató.
De ese encuentro también participó Norman Ferguson, el creador de Pluto. “Este, un joven parecido al enano Tontín, se hizo de inmediato amigo de los periodistas y les obsequió dibujos de Pluto y algunos personajes que creó, como La bruja de Blancanieves, el Lobo Feroz y Pata de Palo”, detallaba la crónica.
Finalmente, a las 21.30, volvió al Trocadero para el estreno de Fantasía, que incluía el emblemático segmento El aprendiz de brujo y estaba musicalizado por clásicos de Beethoven, Stravinski, Chaikovski y Bach. La respuesta del público fue sumamente entusiasta y Disney se llevó una larga ovación. “Fantasía es, ante todo, la obra lograda, perfecta de un espíritu genial”, celebró el crítico de cine de este diario. “Es una obra democrática en la que Disney llega al alma del pueblo por el camino directo de la música y la plástica”.
Con semejante triunfo, el estadounidense volvió a Buenos Aires, donde se estableció durante un mes para seguir estudiando el folclore sudamericano y supervisar el doblaje en español de Bambi. Sin embargo, antes de concluir con su visita fugaz, Walt se subió a un ómnibus de la Onda que lo llevó a Colonia, donde los esperaba un Vapor de la carrera que lo llevaría nuevamente a Argentina. “A su arribo a Colonia fue recibido por una gran cantidad de público que lo aplaudió mientras una banda de música ejecutaba marchas”, describía una crónica.
“Un nutrido núcleo de damas lo asedió para solicitarle autógrafos, mostrándose el artista sumamente complaciente. Posteriormente pronunció breves palabras por intermedio de la radio local que había instalado el micrófono en el mismo puerto y dio la nota original al dibujar en el parche del bombo de la banda un ratón Mickey, que luego autografió”.
Ya a abordo de la embarcación, fue entrevistado nuevamente y reveló que le había “llamado profundamente la atención” la repuesta del público local a Fantasía y aseguró que se marchaba “encantado” por la cordialidad uruguaya.
Al año siguiente estrenó Saludos amigos, una película inspirada en su experiencia sudamericana. Allí, Donald y Goofy invitaban a un viaje por Argentina, Chile, Brasil y Perú, pero de Uruguay no había rastros. La historia cambiaría en 1944, cuando la compañía lanzó El Pelícano y la Gaviota, un corto de nueve minutos que se ambienta en un faro de la costa montevideana, y que, justamente, está protagonizado por un pelícano llamado Monte y una gaviota llamada Video.
De esta manera, Uruguay se ganó un lugar en la filmografía de Walt Disney, un gigante del cine que en octubre cumplirá 100 años.
Mirá el corto a continuación:
Colección Villanos de Disney
A mediados de marzo, El País lanzó una colección llamada Villanos de Disney,y cada 15 días se lanzará un personaje distinto acompañado con un libro de tapa dura de 20 x 20 centímetros. Serán 17 entregas a lo largo del año de los siguientes personajes:
- Maléfica del clásico La Bella Durmiente
- Cruella De Vill, la mala de 101 Dálmatas
- Scar, el hermano que traicionó a Mufasa en El Rey León
- Mother Gothel, la manipuladora madrastra de Enredados
- Úrsula, la inolvidable bruja de piel azulada de La Sirenita
- Capitán Garfio, el cruel y vengativo pirata de la historia de Peter Pan
- Reina Malvada, la madrastra vanidosa y aterradora de Blancanieves
- Shere Khan, el tigre malo de la historia contada en El libro de la selva
- Yafar, el despiadado mago de Aladdin
- Gastón, el arrogante cazador que está dispuesto a todo para casarse con Bella de La Bella y la Bestia
- Reina de Corazones, la tiránica monarca de Alicia en el país de las Maravillas
- Lady Tremaine, la cruel y ambiciosa madrastra de Cenicienta
- Hades, el villano que intenta robar el trono del Olimpo a su hermano Zeus en Hércules
- Dr. Facilier, el hechicero malvado de La princesa y el sapo
- King Candy, el villano que quiere ser rey a toda costa en Ralph, el demoledor
- Yokai, el supervillano silencioso que busca venganza en Grandes héroes
Los muñecos están hechos en material de PVC y tienen medidas entre 5 y 11 centímetros de alto. La tercera entrega será una lata coleccionadora especialmente hecha para acondicionar a los personajes.
Cada entrega tendrá un costo de 420 pesos. Los suscriptores del Club El País que adquieran la colección completa tendrán un 20% de descuento y podrán pagar con tarjeta de crédito en hasta seis cuotas sin recargo. Se la puede adquirir a través de coleccionables.elpais.com.uy, llamando al 2900 4141, o pidiéndola al canillita de confianza.