Redacción El País
La llegada de Wanda Nara a Punta del Este en pleno 25 de diciembre puede haber tomado por sorpresa a más de uno, pero la rubia tiene una agenda cargada que incluye compromisos laborales, y eso empieza temprano.

Perfilada como una de las protagonistas de la temporada esteña, Wanda viajó en vuelo privado a Uruguay a horas de haber sido anfitriona de una glamorosa cena navideña en su casa, en el barrio privado de Santa Bárbara, que contó con la presencia de su novio L-Gante y de Zaira, su hermana.

En su fiesta de Navidad, Wanda —de deslumbrante vestido rojo— compartió la noche con su familia unida, esto es, su madre Nora Colosimo y su padre Andrés Nara, con quien supo estar muy distanciada y cuya presencia llamó particularmente la atención. Se la vio radiante.

Pero agendas son agendas, y horas después de la celebración, la mediática empresaria se subió a un avión y se vino a Uruguay con compañía: a su lado viajó Kennys Palacios, estilista y amigo íntimo de la ahora rubia.

Wanda compartió casi que el minuto a minuto de la aventura, desde el interior del avión, con plano detalle de su lujosa cartera Hermes, y luego desde la residencia de lujo en el que se hospeda en Punta del Este, el Fendi Château Residences de La Mansa, con vistas al mar.

Se trata de una torre de apartamentos de diseño "ondulante", con jardines exóticos, amenities exclusivos y el foco puesto en la elegancia, según la propia presentación del proyecto.

Wanda también se mostró con amigos, recorriendo la zona de noche a bordo de una llamativa camioneta y escuchando reggaetón, y lista para entrenar.

La comunicadora tiene por delante distintos eventos, acciones con marcas y desfiles, igual que su hermana Zaira que fue de las primeras en inaugurar la temporada. La morocha estuvo trabajando en José Ignacio, volvió a Buenos Aires para pasar la Navidad y este jueves ya viajó de regreso a Uruguay, bien acompañada de sus dos hijos, los pequeños Malaika y Viggo.