CARLOS REYES
Hoy regresa a la escena montevideana Leonardo Sbaraglia, quien hace más de dos décadas no se presenta ante el público uruguayo. Lo hará nada menos que junto a Pepe Soriano, por dos funciones, esta noche y mañana, en El Galpón.
Contrapunto llega al final de su gira en Montevideo, luego de dos temporadas en Buenos Aires y mucho tiempo de andar por las provincias argentinas. "El espectáculo nos encuentra tanto a Pepe como a mí en un punto de mucha tranquilidad: porque cuando ya llevas mucho tiempo haciendo una obra, es algo muy piola para el actor, porque todas las limitaciones, o las fallas o errores que no habías podido superar el día del estreno, luego de un año ya estás muy canchero, y eso te permite disfrutarlo mucho", contó Sbaraglia a El País.
El argumento, que fue llevado al cine varias veces, propone el encuentro de un hombre de clase alta, de unos 70 años, que cita al amante de su mujer a su casa, para plantearle un encuentro. La idea es negociar, pero también jugar, un juego sórdido, macabro, humillante.
"Desde el lenguaje, el autor, Anthony Shaffer, va llevando el enfrentamiento a través de unos dardos terribles, muy a la inglesa. Uno piensa que si esos personajes hubieran sido concebidos por un argentino, probablemente se agarrarían a las trompadas. Pero ellos, con formalidad inglesa, con la sonrisa inglesa, entablan ese juego humillador. Y cuando una persona humilla, y otra se somete, no hay salida, eso es lo que plantea, como humor, esta comedia inglesa llena de trampas".
La dirección de Agustín Alezzo trabajó especialmente esa idea de juego, en un devenir que según el propio Sbaraglia, "también mete al público, también se juega con él".
"Soriano es un lujo de partener. Es un privilegio tener la alternativa de trabajar con un actor que tiene más de 80 años y que está perfectamente lúcido, como actor y como persona, con mucha energía. Y al mismo tiempo ha recorrido todos los géneros, repertorios y etapas de la historia del teatro argentino. Al ser un tipo con toda esa experiencia que él tiene sobre sus espaldas, es un gran aprendizaje trabajar con él: nos llevamos particularmente bien y nos entendemos estupendamente bien arriba del escenario. Pepe es un actor muy inteligente, muy hábil, y creo que de su generación es de los más modernos que tenemos. Porque es difícil encontrar un actor de 80 años que tenga un lenguaje actual, como sucede con él".
Sbaraglia traza una analogía entre un buen director y un buen partener. "Siempre se aprende diferente de cada buen compañero de trabajo. Cuando uno trabaja junto a un buen actor, como junto a un buen director, eso te obliga a ubicarte en la lógica de ese espectáculo. Un director es bueno cuando deja bien planteada la lógica de la situación: a partir de allí, el cuerpo del actor se va a ubicar. Porque el cuerpo del actor está incómodo, cuando hay algo en la lógica del espectáculo que no está bien planteado. Trabajar con un buen actor es lo mismo: te obliga a ubicarte, y desde ahí empezás desarrollar el personaje".
medios. Consultado sobre cómo se ubica ante la televisión argentina y su industria del entretenimiento, el actor respondió con criterio y honestidad. "Creo que está bien ser crítico, aunque yo formo parte de ese mundo, de alguna manera. La benevolencia que yo podría tener puede ir por el lado de que estamos todos en la misma, formamos parte de un mismo medio, si querés. Además, a mí en general no me gusta criticar porque es entrar en la salsa, y creo que eso hay que mirarlo un poco de afuera, hasta en la crítica. Pero la crítica que podría caber es está bien que se haga eso, pero que se reparta mejor la torta".
"Está bien que hay gente que quiere ver eso, que es divertido, entretenido, y que se ganan millones de dólares. Nadie puede decirles, `dejá de ganar millones de dólares para hacer Dostoievski. Pero si uno sabe que Tinelli como productor ha hecho cosas muy piolas, y es un tipo inteligente, uno creería que él tiene la responsabilidad de hacer también otra cosa. Porque él tiene las posibilidades económicas, publicitarias, todo el aparato promocional, y el poder económico para poder hacer, y de alguna manera es su deber. A Rial no le voy a pedir nada, porque de pie a cabeza es eso, y no otra cosa. Pero Tinelli, uno tiene la esperanza de que haga otras cosas".
En el otro extremo de esta historia se ubica la primera presentación de Sbaraglia en Montevideo, allá por 1989, cuando vino con Clave de sol. "El programa tenía muchísimo éxito en Uruguay, y era impresionante eso de ir a otro país y que te conocieran. En ese momento era otra cosa, no teníamos nada para dar, más que nuestra ingenuidad y entusiasmo. Nada y todo, por que eso era todo lo que nos éramos. Artísticamente no sé si tenía mucho valor, pero tratábamos de hacer todo lo mejor que podíamos. Ahora, obviamente que otro conocimiento del oficio, vas aprendiendo que los mecanismos siempre son internos. Tu rol te puede jugar a favor en algunos personajes, pero aún así, no vale nada si no tenés detrás una construcción. Uno va creciendo como actor, y lo que uno va aprendiendo es a desarmar las expresiones de la propia personalidad de uno, para que esté en primer plano lo que vos querés que esté, no lo que se ve. Para que uno sea dueño de la ecualización de su expresión".
"De clase media tirando a baja"
"Entre las cosas que más recuerdo positivamente de mi infancia, está mi barrio: es donde más voy, a recoger las experiencias, los deseos, las fantasías, los dolores, los olores. Yo me crié en Sáenz Peña, que está en la provincia, en las afueras de la capital. Un barrio, barrio, donde iba a jugar al fútbol todo el día. Era de una clase social media tirando a baja, a pesar de que mi papá era médico, pero recién recibido, y mi mamá maestra de Primaria. No vivíamos mal pero no teníamos dinero".
"Lo más interesante fue que pude estar con chicos de otras clases sociales, mis amigos, y eso como experiencia humana me ha marcado de por vida", reflexiona Sbaraglia.
Contrapunto va hoy a las 21 horas y mañana a las 18 horas en el escenario mayor de El Galpón (18 de Julio 1618, tel. 2408 3366). Las entradas valen $ 600 y $ 850. Hay descuento para Socio Espectacular, $ 680 y $ 480.