Ediciones de la Banda Oriental hace una apuesta fuerte este año al publicar Historia de la fotografía en el Uruguay, un material de 500 páginas y unas 250 fotos en el que se recorre una aventura de un siglo y medio. El libro, subtitulado Fotógrafos de Montevideo, será presentado el miércoles a las 19.30 hs. en el Museo Nacional de Artes Visuales (Julio Herrera y Reissig y Tomás Giribaldi).
Se planifica que esta publicación sea continuada por una segunda entrega, en la que se estudie el fenómeno de la fotografía en el Interior. El libro que ahora sale al mercado tendrá un precio accesible que rondará los $ 500.
Varese cumplió en esta publicación varios roles complementarios. Como investigador y estudioso de la cultura uruguaya, volcó allí su experiencia de historiador de la vida social del país. Además, como cronista, entrevistó a muchos de los grandes fotógrafos uruguayos (o radicados en el país). Finalmente, aportó también su archivo personal, en el que conserva un valioso material de las más variadas épocas y temas.
Es así que, desde mediados del siglo XIX (con el advenimiento del daguerrotipo) y hasta aproximadamente el año 2000, el investigador analiza los cambios en ese terreno, que van desde la fotografía tipo retrato hasta los paisajes urbanos. También incorpora muchas de las fotos sobre las guerras civiles, desde la Guerra del Paraguay hasta la de 1904, así como del crecimiento de Montevideo.
La publicación se centra luego en los grandes estudios fotográficos de la Capital, desde Silva y Testoni hasta Aurelio González, y a través de ellos indaga en las técnicas de trabajo y en el significado social de la fotografía.
Fotos de casamiento y otros acontecimientos sociales, otras sobre edificios ya desaparecidos, pero también de crudas intervenciones quirúrgicas, ofrecen un panorama amplio de este rico tema, del que Varese rescata especialmente el lugar de la fotografía como una parte sustancial del patrimonio cultural uruguayo.
Más que una simple foto
Desde 20 años atrás Varese entrevistó a los fotógrafos uruguayos, profesionales o aficionados, o a sus herederos. Por eso el libro recoge testimonios de fotógrafos ya fallecidos. Del conjunto sobresale una anécdota: un fotógrafo que mantenía una larga charla con sus clientes antes de ponerse a trabajar. Según decía, debía conocer un poco la persona para plasmarla certeramente luego en la foto.