ENTREVISTA
Los actores interpretan a César y Bardo en la serie que llega a Netflix este miércoles. Antes hablaron de sus papeles, del rodaje en pandemia y del uruguayo Nicolás Furtado
La cuarta temporada de El Marginal, que se estrenó hoy miércoles en Netflix, cambia de locación y cambia parcialmente de reparto. Mientras que la acción se ubica en Puente Viejo y ya no en San Onofre, siguen algunas de las caras conocidas de la popular serie argentina, y se suman otras que vienen a aportarle nuevos matices a esta historia.
Entre los de siempre, con el uruguayo Nicolás Furtado, Claudio Rissi o Gerardo Romano, o la vuelta de Juan Minujín, esta Abel Ayala. El actor que interpreta a César, una referencia dentro del grupo de jóvenes presos bautizado “La Sub 21”, viene en la tira desde la primera hora y ha transformado, con precisión, a un personaje moderado, sufrido y con una de las principales cargas de humanidad del plantel.
Y entre los nuevos, junto con Luis Luque, Rodolfo Ranni o Facundo Espinosa, está Ariel Staltari. Venía de saborear el año pasado la nueva popularidad de Okupas, otra serie argentina sobre marginados que, aunque estrenada en 2000, se convirtió en un fenómeno de estos tiempos cuando llegó a Netflix en 2021. Allí, Staltari ofreció uno de los papeles más memorables de su carrera actoral, el de Walter, que poco tiene que ver con su flamante composición: Bardo.
Su Bardo es, en El Marginal, el yerno de Coco (Luque), el preso más poderoso de Puente Viejo. Tienen una relación tirante ya que el mandamás lo considera un inútil, que no le es funcional para sus intereses, que no es buen padre y tampoco buen marido de su hija. En ese trato hostil subyace un conflicto que se revelará pronto (esta nota está libre de spoilers), y que dará pie para que el personaje haga un desarrollo complejo a lo largo de estos ocho capítulos.
En diálogo con El País, Staltari aseguró que lo único que conecta a Walter con Bardo es él mismo. “Le presto mi cara, mi cuerpo y mi voz a los dos, y quieras o no, tus personajes tienen tus emociones, tu psicología, tus miserias y tus fortalezas. En eso se pueden llegar a dar la mano, pero después son bien diferentes, bien distantes y no tienen nada que ver”, asegura ante la cámara.
“Bardo te viene a interpelar en esto de si vale la pena o no jugarte por lo que sentís, sea en el contexto que seas que lo tengas que demostrar. Y eso tiene sus consecuencias”, afirma. “En la vida siempre, todo lo que hagas, tiene consecuencias, y en el arte uno tiene que generarlo de manera verídica para que te crean”.
Staltari, escapándole a cualquier posible spoiler, revela que estará presente en la quinta temporada, que se rodó a continuación de la cuarta, lo que hace pensar que podría llegar a estrenarse antes de fin de año.
Tanto para él como para Abel Ayala, integrantes de bandos opuestos dentro de la ficción de El Marginal, poder filmar una serie de estas características —de elenco voluminoso, muchos extras y de obligatorio contacto físico— en un contexto como el de la pandemia del coronavirus, fue una experiencia tan emocionante como milagrosa.
“Fue una aventura”, dice Ayala a El País. “Éramos muchos, mucha gente, muchas burbujas, muchos contagios. Y la verdad es que la sacamos adelante. Viste cómo somos los latinoamericanos, nos salvamos y de una forma u otra salimos a flote”.
Staltari coincide. “A la distancia, uno lo mira y no lo puede creer. Para mí fue milagroso, primero por tener trabajo en plena crisis mundial, con esta pandemia loca. Y segundo, por poder terminar cada jornada. Todos los días llegábamos a una nave nodriza donde nos hisopaban y según el resultado, o grababas o te ibas. Y pudimos meter dos temporadas. Fue una locura, realmente emocionante”.
Nico Furtado "con Diosito logró un poema"
Mientras que Staltari reflexiona sobre su personaje con la frescura de un descubrimiento todavía cercano, Abel Ayala admite que recién con el intercambio con los periodistas, que tuvo el fin de semana, se está enterando de que el mundo mira al César de la cuarta temporada con otros ojos. El crecimiento emocional de su personaje es evidente, pero el actor teme caer en la repetición.
“¿Te digo la verdad? Me estoy enterando por ustedes de que el personaje está como distinto, porque yo todavía no pude ver las temporadas”, asegura. “Pero entiendo que necesariamente tanto César como todos los demás tienen que cambiar, porque hay un panorama nuevo, distinto y César ya viene golpeado, y en esta tiene que estar atento. O cambia o es boleta. Ahora tocó ser más de raíz”.
Sí reconoce que cuando se enfrentó por primera vez a los libros de la temporada supo que iba a tener que hacer un encare distinto del papel, pero también dice que a medida que se avanza en la grabación, se deja de ser tan consciente de lo que está ocurriendo. “Es más, muchas veces siento que me estoy repitiendo, que César es muy parecido al del principio, y capaz que después te das cuenta de que no pero recién al final, cuando ves el material terminado. Y es una fortuna que vaya modificándose, porque los actores aspiramos a eso: a sufrir metamorfosis. Eso es lo lindo: generar cambios, porque te mantiene fresco, vivo”.
En esa línea de las metamorfosis, Ayala tiene solo elogios para el uruguayo Nicolás Furtado y su interpretación de Diosito. “Yo a Nico me lo crucé hace muchos años en Tucumán. Estaba haciendo una novela con Quique (Estevanez) como productor; me lo crucé en el aeropuerto como colegas, ni nos conocíamos, y fue re loco porque al tiempo nos encontramos en El Marginal”, repasa. “Y a mí me gusta mucho observar a mis compañeros, más cuando veo que están haciendo algo bueno, y empecé a mirarlo, me encantaba lo que estaba armando. Nico es un actor muy hermoso y con Diosito logró un poema. Es difícil, ¿eh? Ese personaje tiene todo. Tiene color, tiene alegría tiene drama, a la vez es un hijo de puta, un imbécil, un traidor, un montón de cosas, pero a la vez es hermoso, lo querés, te hace reír. Es muy buen laburo y creo que El Marginal le hizo ver que tiene un montón de herramientas para ver que es un actor de la concha de la lora”.
Como uno de los integrantes originales de El Marginal, Ayala habla del crecimiento de la serie de Sebastián Ortega, que escribió la historia con el uruguayo Israel Adrián Caetano, que se alejó tras la temporada dos.
“Siempre digo que no hay nada peor que ser actor y que nadie te conozca. Al principio, cuando estás dando tus primeros pasos, querés que todo el mundo te conozca, y vas a un lugar, nadie te conoce y te querés matar”, dice entre risas. “¡Después cuando te conocen te ponés la gorrita, las gafas y te hacés la figura!”. En la otra mitad de la pantalla, Staltari suelta una carcajada que demuestra que está de acuerdo.
Cuando vuelve a ponerse serio, Ayala reflexiona: “Es una responsabilidad desde la semilla, porque uno se toma el laburo en serio y siempre querés hacer las cosas bien. Pero cuando ves que funciona, le ponés el doble porque es una satisfacción mutua para los que lo hacemos y el que los mira. Además es un gozo constante. Lo que pasa con El Marginal es hermoso".