En una mañana a mediados de octubre, en el set de la comedia de Prime Video, The Marvelous Mrs. Maisel, los decoradores preparaban la mugrienta oficina de Susie Myerson, la agente de talentos interpretada por Alex Borstein. Un cuidador de animales supervisaba una bandada de palomas tras una ventana falsa mientras un artista pintaba sus excrementos. En una neblina de humo de cigarrillos falsos, los actores —Borstein, Alfie Fuller y Rachel Brosnahan— repetían la escena una y otra vez, hasta que las pausas desaparecieron y el diálogo fluyó.

Si ha visto The Marvelous Mrs. Maisel, el primer programa de streaming que ganó un Emmy (uno de sus 20 premios Emmy) a la mejor serie de comedia, sospechará, correctamente, que la iluminación fue hermosa, el vestuario suntuoso, el cabello y maquillaje exuberante. Cada paloma brillaba. (Los excrementos falsos también se veían muy bien). Si hay una serie que nunca estuvo en un lugar que no pudiera embellecer, esa es Mrs. Maisel.

Así que sí, en su temporada final, que es la quinta, se estrenó ayer y está ambientada en 1961, Midge Maisel, la socialité del Upper West Side, lo consiguió.

Amy Sherman-Palladino, quien creó el programa, y su esposo, Dan Palladino, productor ejecutivo, siempre imaginaron que terminaría de esta manera: rápida y animosa y vestida para emocionar.

“Todos sabían que Midge iba a ser famosa”, dijo Palladino. “Este habría sido un viaje muy decepcionante para la gente si ella solo decidía ser ama de casa”.

“Una muy divertida y fabulosa”, corrigió su esposa. “Pero no era ese viaje”.

El viaje, en cambio, fue un torbellino ascendente de tonos de joyas y pliegues y una banda sonora alegre (tres de esos premios Emmy fueron para la sobresaliente supervisión musical), un sueño febril de mediados de siglo con cobertura azucarada. Debajo de ese revestimiento estaba la historia de una mujer, en realidad dos mujeres, incluida Susie, que triunfaron en una industria dominada por hombres gracias a su audacia.

El piloto de The Marvelous Mrs. Maisel se grabó en 2016, no hace mucho tiempo según el calendario, pero toda una vida en términos de streaming. Ya mientras lo hacían, Sherman-Palladino y Palladino pensaron que podrían tener éxito.

Pero un par de décadas en el negocio les habían enseñado que nada garantiza que los ejecutivos lo aprobaran o que encontrara su público.

Brosnahan, entonces de 26 años y mejor conocida por varios episodios como una prostituta en House of Cards, también tenía dudas. Después de pasar años, como dijo en una entrevista reciente, “llorando y muriendo”, apenas podía creer que los creadores habían confiado en ella.

“Recuerdo que lo terminé y dije: ‘¿Quién lo va a ver?’”, dijo.

Muchos, aunque debido a que Prime Video mantiene en secreto sus números de visualización, los creadores nunca supieron cuántos. Suficientes, sí, para que la compañía le extendiera una orden de dos temporadas. Y después vinieron otras.

“Uno esperaría, en algún momento, que alguien dijera: '¿Realmente necesitan tantas faldas?’”, dijo Sherman-Palladino. “Nunca sucedió". Pero todas las faldas tienen que llegar a su fin en algún momento. Palladino describió la decisión de concluir el programa en esta quinta temporada como mutua.

En estos últimos episodios, mientras cerraban cualquier hilo argumental pendiente, querían darles a los espectadores una idea no solo de cómo Midge finalmente llegaba al gran momento, sino también de lo que esa ruptura significaba para los personajes principales. La temporada final de nueve episodios está repleta de flash-forwards para mostrar qué pasa con Midge y su familia extendida.

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Hasta ahora, The Marvelous Mrs. Maisel ha presentado en gran medida el arco de Midge como un ascenso intrépido. Cuando su matrimonio se hizo añicos, se subió al escenario de un club nocturno y se ha quedado allí desde entonces.

“He encontrado inspiradora su resiliencia, e inspirador su coraje para seguir confrontando el cambio ”, dijo Brosnahan. Pero, ¿esa resiliencia y ese coraje tuvieron algún costo? Esta última temporada, aunque alegre, confirma que así fue.

Las temporadas anteriores han pasado por alto la negligencia de Midge hacia sus hijos. Esta última elimina parte de ese brillo, incluso cuando enfatiza el sólido sistema de apoyo (un padre comprometido, un ama de llaves hipercompetente, cuatro abuelos devotos) que disfrutan de los Maisel más jóvenes.

Y sin embargo, según los creadores, el éxito o el fracaso de Midge como madre no fue especialmente importante.

La serie permitió que otros además de Midge cumplieran sus ambiciones personales. Borstein, que ganó dos Emmy por la serie, casi había abandonado el negocio cuando recibió el guion del piloto. Admiraba la dureza de Susie y su vulnerabilidad.

Decir adiós a todo ese universo no fue fácil. Los creadores hicieron arreglos para que la última semana requiriera a todo el elenco. Borstein dijo que había una apuesta para ver quién lloraba primero. (Perdió.) Hubo lágrimas en el ensayo, lágrimas camino al ensayo, lágrimas en la zona del café.

“Muchas personas tienen carreras hermosas y nunca llegan a experimentar este tipo de unidad”, dijo Sherman-Palladino. “Somos muy afortunados. Si nos atropella un autobús ahora mismo, estamos bien”.

Por Alexis Soloski, The New York Times