Agustín Della Corte estará en la nueva superproducción de Netflix, pero lo único que le importa es el presente

Fue rugbier, pero con "La sociedad de la nieve" sintió el flechazo de la actuación. Tras el éxito de Bayona, el uruguayo Agustín Della Corte llega a un proyecto de Netflix, espera por el estreno de dos películas y anda ligero. De eso, esta charla.

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Agustín Della Corte, actor uruguayo.
Foto: Difusión

Tres minutos después de entrar a su casa, una tarde de jueves de julio con más de 40 grados de temperatura en Madrid, Agustín Della Corte está tranquilo. Hay algo de locura en su presente, algo que es capaz de erizarle la piel de una forma inevitable: algo que vive entre el momento en que lo aceptaron para La sociedad de la nieve e hizo su debut actoral en una película que terminó nominada al Oscar, y el anuncio que hizo el martes Netflix, cuando lo confirmó como protagonista de una de sus grandes apuestas del año que viene.

Algo que ya incluye dos películas latinoamericanas (Linda, Papeles), una vida internacional, un cambio drástico. Hace cuatro años, Agustín Della Corte era un rugbier de Paysandú que había jugado un Mundial con Los Teros y decidía dejar el deporte. Hoy, aunque todavía le cuesta decirlo todo el tiempo, es un actor: lo sabe desde que esta vocación lo flechó y lo pone a prueba en cada proyecto, en cada práctica. Hoy, al arte, Agustín Della Corte le da todo. Es la única forma en la que sabe manejarse.

Instalado en Madrid, está a punto de terminar la etapa de ensayos para comenzar el rodaje de Olympo, la serie que Netflix anunció esta semana y será su producción juvenil iberoamericana estrella de 2025. La produce Zeta, la misma responsable de Elite, que acaba de lanzar su octava y última temporada; Olympo es una sucesora.

La acción se centrará en el CAR Pirineos, un lugar de entrenamiento al que van los atletas de primera línea de España. Cuando la capitana de la selección española de natación artística sea superada por primera vez y descubra que el rendimiento de sus colegas crece de forma inexplicable, se instalará el dilema del sacrificio y hasta dónde se está dispuesto a llegar por alcanzar la gloria. La crearon Jan Matheu, Laia Foguet e Ibai Abad y, entre otros, en el elenco estarán Clara Galle (Ni una más), la debutante Nira Osahia y Nuno Gallego (Élite).

"El futuro es mañana", dice Della Corte en charla con El País, en la cuenta regresiva al inicio de la filmación. "Hoy mi horizonte no va más que hasta fin de año: pensar semana a semana el rodaje, que sé que va a llegar al toque y después se va a ir volando. Estoy mentalizado de que tengo el 150 % de mi energía depositada ahí, y la verdad es que no me sentiría nada cómodo si no fuera así. Estoy 100 % enfocado en eso porque lo requiere, y porque es así como vivo este trabajo y como he vivido casi cualquier cosa a la que me dediqué en la vida".

Convertirse en actor, un camino que no termina

Cuando la fiebre por La sociedad de la nieve se disparó, la historia de Agustín Della Corte se contó como la del "tero" que un día se presentó a un casting por pura inquietud, y terminó convirtiéndose en Antonio Vizintín para la película de Juan Antonio Bayona sobre el accidente de los Andes. Fue uno de los que sufrió la mayor transformación física del elenco: perdió 27 kilos, sintió el hambre en cada rincón de su cuerpo.

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Agustín Della Corte como Antonio Vizintín en "La sociedad de la nieve".
Foto: Quim Vives / Netflix

A dos años del final de aquel rodaje y a siete meses de un estreno que se volvió histórico (es la segunda película de habla no inglesa más vista de Netflix), Della Corte ya es, o está siendo, un actor hecho y derecho. Filmó dos películas: la argentina Linda, ópera prima de Mariana Wainstein, que protagoniza la China Suárez y tendrá su estreno mundial en el Festival de Toronto; y la panameña Papeles, sobre los Panama Papers, que dirige Arturo Montenegro y tiene coproducción charrúa. Hizo campañas publicitarias.

Y ahora llegó a Olympo. Un día recibió un mail de una agencia de casting española que le preguntaba si se encontraba en Madrid, para participar de una audición. Della Corte no dio opción. Contestó: "Estoy en Montevideo, espero el link para hacer por mi casting por Zoom". Algo de todo esto le vibraba bien.

Le mandaron una serie de escenas, las preparó, las hizo por videollamada, quedó contento. Entendió, dice, de qué iba todo. "Pero es como cualquier casting: lo hacés, te olvidás y por allá decís: bueno, capaz que en un mes me llaman. Y así pasó, como que a las tres semanas o un mes me volvieron a llamar y me dijeron que querían otra instancia. Ahí casteé para otro personaje que tenía una trama bastante distinta, y a los dos días me llamaron y me dijeron: queremos que te vengas a Madrid a hacer el casting con el director, el equipo y un par de personajes más. Y me vine con toda la manija".

Agustín Della Corte, que hizo de Antonio Vizintín, junto a los actores que interpretaron a Roberto Canessa y Fernando Parrado.
Agustín Della Corte, que hizo de Antonio Vizintín, junto a los actores que interpretaron a Roberto Canessa y Fernando Parrado.
Foto: Agustín Della Corte.

Encontró, dice, un grupo maravilloso. Aprende de ellos, así como aprende de su familia, de cada persona que lo rodea, de cada perfil distinto que es parte de su vida. Todo nutre. El amor, que encontró en su colega Paula Baldini en pleno rodaje de La sociedad de la nieve, también. "Aprendo un montón", dice de ella.

¿Qué lo cautivó de este papel de Olympo, del que no puede adelantar nada? "Que tiene mucho de mí, y a la vez tiene otras cosas que nadie esperaría de mí", dice, con una sonrisa que deja puertas abiertas. Lo presentó, en un video difundido por Netflix, usando la indumentaria de Los Teros. "Eso se filmó un día de entrenamientos nuestros, un día cualquiera, y yo estaba justo con la ropa de Los Teros porque es la que me traje, la única que tenía en casa. Terminó quedando relindo porque siento que fue un homenaje justo a Los Teros 7's, que hacían su debut en los Juegos Olímpicos. Y también es como volverme a encontrar ahí, en ese lugar. Es como que los dos caminos se terminan de cruzar".

Agustin Olympo
Agustín Della Corte en la presentación de la serie "Olympo".
Foto: Netflix / Difusión

Ahora, Della Corte no piensa en lo que Olympo puede traer —fama internacional, exposición, pero también años de trabajo (después de todo, Elite devino en ocho temporadas)—; piensa en el trabajo, en empezar a filmar, y en la actuación como una obra en construcción.

"Este es como un camino que nunca termina de ser, de armarse. Nunca siento que ahora soy actor. Es como que todo el tiempo la actuación te va sacando a lugares incómodos, y hay que aprender, sacarse ideas y llenarse de herramientas. Siento que el flechazo fue en aquel casting de La sociedad de la nieve, pero después no se termina de armar, no termino de sentir que llegué. Cada uno le va dando a la actuación un significado distinto, único, y muy de cada uno", dice.

—En ese significado más íntimo, ¿qué te está dando la actuación? ¿Qué es, hoy?

—Una disciplina que me exige mucho, que me desafía, que por eso me motiva un montón, y estar viviéndola como un medio de vida me parece una locura, o sea, se me eriza la piel. Pero también creo que la actuación es mi lugar. Es mi lugar seguro, pero que a la vez me hace tambalear todo el tiempo, y por eso es tan excitante.

—Y en la línea de los descubrimientos y el camino que no termina de ser, ahora que ya pasaron tres años desde que te metiste de lleno en este mundo, ¿qué sentís que es lo que aprendiste de vos?

—(Piensa) Apareció en mí una sensibilidad mucho más a flor de piel, que siento que siempre la tuve, pero no estaba en mi día a día meterme en esos lugares de mí mismo. Y de repente la actuación me exigió estar más ahí. Y después están todas las personas que me fue cruzando este camino, que hay de todos los colores, para bien y para mal, y tenés para aprender mucho, mucho de cada una. La verdad es que le dio un giro muy interesante a mi vida. Y también me hizo pensar en lo cómodo que me siento con los cambios, y que hoy es la actuación pero capaz que mañana es la jardinería. Me siento así de ligero en cuanto al camino que quiero hacer.

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