El 20 de enero de 2008 cambió la televisión. Ese día se estrenó Breaking Bad, hoy considerada una de las mejores series de todos los tiempos. Para fanáticos y curiosos, hay una nueva oportunidad de ver las desventuras de Walter White en cable. Hoy llega a A&E, con emisiones de lunes a viernes a las 22.00. Para los impacientes, también está en Netflix.
Bastaron pocos capítulos para que público y crítica alabaran esta ficción sobre ese bonachón profesor de química en una secundaria con un diagnóstico terminal que comienza a hacer metanfetaminas para dejarles un mejor sustento a su hijo con parálisis cerebral, y a su esposa embarazada.
La serie no solo recibió elogios, se llevó dos Emmy a mejor serie dramática. Además, Anna Gunn recibió dos estatuillas a mejor actriz de reparto, tres obtuvo Aaron Paul como actor de reparto, y cuatro ganó Bryan Cranston como actor protagonista.
Además el sindicato de escritores la colocó en la 13° posición de las series mejor guionadas, y tiene un lugar en el Libro Guinnes de los récords como la serie mejor valorada de la historia, gracias a un 99 sobre 100 por la quinta y última temporada en Metacritic.
Esos premios y logros se deben a una historia muy bien escrita, directores de televisión con mente de cineasta y sobre todo a Bryan Cranston.
“Creo que la razón principal por la que Breaking Bad se convirtió en lo que se convirtió es por Bryan Cranston”, dijo el creador de la serie, Vince Gilligan, en una conferencia virtual a la que asistió El País.
“És la persona perfecta para interpretar este papel. Es un personaje reprensible, bastante malo, pero lo hizo simpático. Su habilidad para actuar, su carisma y su química, sin juego de palabras, con Aaron Paul, quien interpreta a Jesse Pinkman. La química entre ellos dos creo que es el ingrediente secreto de la serie”, dijo.
Hoy, es una de las grandes series de la televisión, aunque antes de su estreno, ni Gilligan pensó que fuera a ser vista.
“Honestamente, no pensé que Breaking Bad sería un éxito. Solo pensé que sería una buena tarjeta de presentación. Tal vez el primer episodio sería todo lo que haríamos. Y no pensé que funcionaría”, dijo.
Pero lo hizo, y a lo largo de sus cinco temporadas y 62 episodios, Breaking Bad, dejó momentos increíbles. También personajes que merecieron su propia historia, como el abogado Saul Goodman, protagonista de Better Call Saul, precuela de Breaking Bad.
Y la fascinación del público también generó una película de Netflix, El camino que funcionó como cierre para Jesse Pinkman, el personaje de Paul.
En la conferencia, Gilligan también dijo que el personaje que más le costó escribir fue el de Skylar White, la esposa del protagonista, y que lo más extraño que ha encontrado entre el merchadising que se ha hecho, son juguetes para niños. “Eso es un poco raro”, comentó.
Para sorpresa de muchos, Gilligan dijo que no le gusta Walter White. “Se volvió muy desagradable, pero siempre se mantuvo interesante”, y que la respuesta más inesperada la obtuvo de su madre, quien con 87 años le dijo antes del final que esperaba que Walter White se saliera con la suya.
En cuanto a sus episodios favoritos, hay tres claros. “Better Call Saul” que introduce al personaje de Bob Odenkirk, “Ozymandias” y “Felina”, el capítulo final que, al igual que el primero, se filmó en To’hajiilee, una reserva de nativos americanos cerca de Albuquerque, en Nuevo México.
También confesó que, salvo la transformación de chico bueno a malo de Walter White, no sabían qué rumbo iba a tomar la serie. Por ejemplo, no sabía si Jesse Pinkman iba a sobrevivir a toda la serie. “Cuando creé el primer episodio tenía en mente que si tuviéramos una temporada completa, mataríamos a Jesse Pinkman. Pensé, es solo un personaje para meternos en la historia, y habrá cumplido su propósito y luego lo mataremos. Eso será dramático, y Walter White estará enojado, y querrá venganza. Pero amamos tanto a Aaron Paul que después del primer episodio que nos dijimos, me dije a mí mismo: ‘De ninguna manera voy a matar a este tipo”’, dijo.