CRÍTICA
"Califato", la serie de ocho episodios que se estrenó en Netflix en marzo, presenta con claridad la radicalización islamista y el funcionamiento del Estado Islámico
Creada por Wilhelm Behrman y Niklas Rockström, la serie Califato fue uno de los grandes estrenos de Netflix en marzo. A lo largo de ocho episodios de 45 minutos, presenta con claridad la radicalización islamista y el reclutamiento de jóvenes en Europa a través del Estado Islámico.
Para hacerlo, el thriller dramático se desarrolla en tres líneas argumentales. La primera se centra en Pervin, una sueca musulmana que, desesperadamente, intenta abandonar Siria para retornar a su país junto a su hijo recién nacido. La segunda se centra en Fátima, una oficial de inteligencia de Säpo (en Estocolmo) que está tratando de ayudar a Pervin y busca evitar una serie de atentados en Suecia.
Por último, Califato presenta a Al Musafir (El Viajero), un joven reclutador yihadista que vive en Suecia y trabaja como asistente en una secundaria musulmana. Allí entra en contacto con posibles candidatos a formar parte del Estado Islámico, al mostrarles propaganda y videos de la organización. Así, logra radicalizar a dos hermanas (Suleika y Lisha) y a su amiga Karima con el objetivo de organizar una serie de ataques terroristas en el país nórdico.
Pervin y Fátima se comunican por teléfono desde ambos países para intercambiar información sobre posibles ataques en Suecia. Desde Siria, Pervin comienza a brindarle una serie de datos claves sobre el trabajo de Al Musafir a la oficial de inteligencia de Säpo, con el objetivo de garantizarse un regreso seguro a su país.
Cada episodio se basa en una constante tensión en la que la muerte y la violencia desmedida acechan constantemente. Así se va creando un atrapante relato sobre los métodos de adoctrinamiento de la organización terrorista y cómo se van generando contactos para llevar a cabo ataques en Europa.
Las situaciones más interesantes de Califato se ven cuando la trama se ambienta en Siria. Además de un vivir en estado de guerra constante, el logro de la serie es mostrar cómo es la rutina desde una mirada bien personal. Las mujeres son una propiedad de su marido, no pueden salir a la calle sin su burka y viven en una constante opresión. Los hombres, por su parte, están en un estado de alerta, dedicándose a buscar y ejecutar a los que no estén.
Ese ambiente hostil queda muy buen reflejado en cada episodio, y el trabajo de los actores es fundamental para lograrlo. Allí destaca Gizem Erdogan (en el papel de Pervin), que centra su participación en la desesperación por salir de una situación de la que quedó atrapada.
Califato es una buena serie para entender el contexto que da paso a los ataques terroristas en Europa. Muy recomendable.