Es el director que le dio a Argentina su segundo Oscar a película extranjera por El secreto de sus ojos, en 2010. Pero Juan José Campanella es mucho más que esa historia que protagonizaron Ricardo Darín, Guillermo Francella y Soledad Villamil. Es, por ejemplo, el director de la animación Metegol, el de El cuento de las comadrejas, y también el que comandó varios episodios de series como 30 Rock y House. Y es uno de los integrantes con más años en La Ley y el Orden: Unidad de víctimas especiales.

De esa serie creada por Dick Wolf dirigió el episodio 500 y sobre esa producción disponible en Universal Channel y los streaming Universal+ y NSNow de Nuevo Siglo, el conflicto de los guionistas y sus proyectos, habló con El País.

Campanella se conecta al Zoom desde Nueva York. “No es que viva acá”, aclara, “pero en los últimos años me he vuelto una especie de trotamundo. En Argentina tengo mi casa, pero estoy aquí por trabajo, estuve en Chicago y también en España con Los enviados (en Paramount+). Fui de viaje por todos lados, aunque mi domicilio sigue siendo el de Argentina”.

—Hiciste del episodio 500 de La Ley y el Orden, y has sido un director recurrente desde aquel primer episodio, en el año 2000.
—Sí, el primero que dirigí fue en noviembre del 2000. Me acuerdo porque fue un mes antes de empezar a filmar El hijo de la novia. Trabajé hasta el 2010, después empecé con Metegol en Argentina y me desconecté porque requirió tres años y medio de trabajo. Volví en 2020 para lo que iban a ser dos episodios porque iba a ser la última temporada, y acá estamos. Hice como ocho capítulos en los últimos tres años, y me encanta. Es como reencontrarme con el grupo de la secundaria.

Foto: Twitter @juancampanella

—Sos de los más veteranos.
—Sí, con Mariska (Hargitay, la actriz protagonista) somos los que más tiempo llevamos en el programa. Es una serie donde lejos de estar cansados, le ponen cada vez más energía, y cada año que pasa se sube la exigencia.

—Además de La Ley y el Orden, ¿hay otro proyecto entre manos?
—Estamos terminando el montaje de la segunda temporada de Los enviados que filmamos el año pasado en España. También estoy escribiendo una obra de teatro para estrenar en el Politeama de Argentina que, tengo que decir, nos quedó precioso el teatro. En eso estoy.

—¿Se puede adelantar algo?
—No mucho, es una comedia romántica y estoy muy entusiasmado. Estoy escribiendo con Cecilia Monti, tenemos ya terminado el primer acto, el segundo lo estamos reescribiendo. Esperamos empezar el año que viene. No puedo decir nada de castings; si bien ya informalmente hablé con actores todavía no la leyeron, así que no sé si la van a hacer. Lo que sí, me está gustando muchísimo lo que estamos escribiendo.

Archivo El Pais

—Hace poco comenzó la huelga de guionistas en Hollywood. ¿Eso cómo te afecta?
—Está todo congelado. Unidad de víctimas especiales fue renovado por dos temporadas más, así que continúa, pero todavía no se saben fechas ni nada. Además, el mes pasado iniciaron las conversaciones de mi sindicato, el de directores y veremos a dónde llega eso, porque también se puede poner bravo.

—Entre los reclamos, los escritores piden que se los contemple en las visualizaciones de plataformas.
—No sé todo lo que buscan, pero lo que tenemos en común con los directores son los residuales de las plataformas. Nosotros vivimos de nuestro trabajo y no solamente del trabajo de filmar la serie, sino de las repeticiones. En el esquema americano, uno se la juega al éxito. Es como una inversión. Si no se pagaran esos residuales de los capítulos y las series que tienen éxito por la repetición, uno cobraría más por la primera pasada. Está estructurado así el negocio. Cobrás menos cuando no se sabe cómo va a andar el programa a inversión de que si anda bien, en el éxito cobramos todos. El tema es que las plataformas han subvertido eso, y como los programas se repiten allí, no quieren formar parte de esto y ese es uno de los reclamos. Los directores además tenemos reclamos creativos, de seguro médico y otras cosas más.

—Hoy las series tienen calidad de cine y son como una película de varias horas, ¿cómo incidió eso en el cine y la televisión?
—Las películas que se hacen para plataformas, si bien están nominadas al Oscar y todo, siguen teniendo una cosa más de plano medio, además tienen otro montaje. Sigue siendo distinto una película para cine que para televisión. Vos filmás para una pantalla grande que aguanta otras cosas: tomas más largas, planos más lejanos, aguanta más. Si la hacés para televisión, durante el montaje estás pensando si tal cosa se verá en el iPad o la tablet. Mi recomendación es que si alguien quiere ver cine en el teléfono, que se joda. Una vez en un subte de Nueva York vi a un tipo viendo en el teléfono Lawrence de Arabia, era una tirita la pantalla. Yo no lo podía creer.