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"Está toda hecha ahí. Con mi familia nos fuimos un año a vivir a Uruguay, y es mi segunda casa. Filmar allí fue una experiencia espectacular”, dice Armando Bó, ganador del Oscar por el guion de Birdman y creador de la serie El Presidente cuya segunda temporada se estrena mañana por Amazon Prime Video.
Laprimera temporada se centró en el famoso FIFAGate a través de la mirada de Sergio Jadue (Andrés Parra), quien narra su ascenso desde un club pequeño hasta convertirse en presidente de la Asociación de Fútbol de Chile. Ahora cuenta cómo la FIFA se convirtió en una empresa multimillonaria gracias a la gestión de Joao Havelange.
Desde Los Ángeles, el director y guionista Armando Bó habló de la serie.
—Hiciste parecer Uruguay como si fuera Zurich y Berlín.
—Carrasco es Zurich (risas). Calculo que va a ser difícil para los uruguayos verla y creérsela. Para mí fue genial armar nuestro pequeño Hollywood en Uruguay.
—Cuando filmaron en Montevideo pusieron esvásticas en el Hipódromo de Maroñas, y se armó revuelo en redes. ¿Cómo lo vivieron haciendo la serie?
—Estábamos contando una historia. Es un hecho real en la vida de Havelange que compitió en las olimpiadas de Berlín. ¿cómo no ponerlo?. Se armó un quilombo sin que la gente supiera si era algo positivo o negativo para la historia que estábamos contando. Creo que es algo anecdótico y al ver el episodio hasta se luce el lugar. Como uruguayos está buenísimo lo que se puede lograr contar allí: se cuentan todos los países y todas las épocas. Con todo el equipo uruguayo, el vestuario, el arte, la productora Mariana Secco, de alguna manera logramos contar la historia del mundo en Montevideo, Piriápolis y Punta del Este. Yo me siento muy cómodo en Uruguay, es parte de mi casa y lo conozco mucho. Sé dónde se pone el sol, qué calles usar, y creo que no quedó ni una esquina de Montevideo sin filmar. Fue muy bueno poder hacer la temporada allí. Me sentí muy cómodo y a la vez rindió. Y también es generar industria en Uruguay, que la gente pueda ir curtiéndose, aprendiendo y que siga habiendo espacios porque creo que Uruguay es un gran lugar para filmar. Estoy feliz cada vez que voy a rodar a Uruguay.
—La historia de Havelange era la promesa del final de la primera temporada de El Presidente.
—Sí. Había una conexión sin dudas, pero la intención de poner a Jadue como narrador fue para corromper la historia de Havelange. Para liberarnos de las ataduras de la seriedad, del triunfalismo y poder empatizar y contaminar la serie con este tono tan paródico que creo que es lo que la hace una serie diferente. No es simplemente un biopic.
—¿Cómo fue encontrarle el tono de comedia a lo que podría ser un thriller?
—Fue, sin dudas, uno de los grandes desafíos cómo trasladar el tono o la intención de la parodia y la sátira a la historia de Havelange que era un tipo muy amargo, cerrado. De la tragicomedia que fue la primera temporada, de ese antihéroe Sergio Jadue que interpretó Andrés Parra, pasamos a este tipo que había construido un marketing de él mismo como un emperador, que no había perdido batallas. Entonces fue un tremendo laburo el que hicimos junto al equipo de escritores de poder pensar cómo ponerlo en algún lugar donde tenga que crecer.
—Por lo que muestra la serie, fue amigo de Dios y del diablo.
—Sí, fue un tipo que negoció con todas las dictaduras, la de Brasil, la argentina durante el Mundial 1978, o sea, es un tipo que nunca tuvo ideales. Igualmente siento que Havelange es un tipo muy moderno, de hoy, que no creía en nada. Solo creía en la ambición, el trascender y creo que eso se ve en la serie.
—La primera temporada está narrada por Julio Grondona. ¿Tenían pensado que ahora la contara Jadue?
—No, pero por suerte apareció esa idea. Pensamos: ¿quién tiene que contar la historia de Havelange?, porque la primera la había contado Grondona desde el cielo. Entonces había una vara alta para decir cómo hacemos para lograrlo, y apareció la idea. Me parece que es un delirio pero al mismo tiempo fue reveladora. Comenzó cuando leí que Havelange se había peleado con su biógrafo porque no estaba de acuerdo con que incluya el Fifagate, y pensamos que ahí había una comedia. Pero solo eso no era tan fuerte y en algún momento dije: “qué pasa si Amazon contrata a Jadue para contar la historia de Havelange?” Seguro que estaría a las puteadas, porque habría contratado al ganador de un Pulitzer, o algo así. Se moriría si Sergio Jadue cuenta su historia. Ese conflicto me pareció interesante y súperdivertido.
—Queda como una serie dentro de otra.
—Sí, él tiene su propia trama y estoy agradecido con Andrés Parra que fue un tipo que tuvo la primera temporada en sus hombros y ahora vino a jugar en otro puesto. Pero sin dudas tiene el talento de llevar esa narración de la manera que lo hace. Fue un desafío junto con los guionistas y después en la edición lograr mantener el tono de que nunca Jadue le gane a la historia, que sea siempre complementario. Y ahora Jadue tiene sus propios conflictos humanos de loser como negociar si le dan agua, o si le dan unos pesos. Todos sus conflictos son pequeños comparados con lo que pasa con la serie que siempre es épico y gigante.
—Havelange no es un personaje con el que sea sencillo empatizar.
—Sí, totalmente. No era la intención hacerlo querible pero sí interesante. Que fuera humano, que tuviera contradicciones. Creo que conseguir a Albano Jerónimo fue increíble porque le puso sentimientos y cosas que en el guion eran difíciles de lograr, lo volvió humano. Pero esta no es una serie de fútbol sino de política, de cómo política y fútbol se manejan de la misma manera, y cómo el marketing fue corrompiendo todo.