Belén Fourment
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Es difícil de entender con qué intención, a esta altura del partido, un espectador vuelve a ponerse frente al Joe de Penn Badgley. La primera temporada de You, una de las series originales más comentadas de Netflix, puso sobre la mesa un debate más o menos serio sobre la romantización del femicida o la demostración, tan frontal, de que el violento también puede ser el muchacho amable que vive a la vuelta de casa, siempre tan atento, tan modoso. De aquello ya pasaron cinco años.
Pero después de que ganó la atención mundial, con una trama de librero encantador que se enamora de / se obsesiona con una chica linda hasta el último de los extremos, You —que se basa en una novela de Caroline Kepnes que fue besteller en el norte— se convirtió en otra cosa.
Fue, quizás, para no tomarse tan en serio y subrayar esa verdad que, a juzgar por el entusiasmo y las devoluciones de ciertos espectadores, parecía quedar desdibujada. No había justificación ni teoría ni pasado traumático que avalaran el tendal de cadáveres que el protagonista dejaba a su paso, pero si la fórmula de thriller no funcionaba, entonces había que jugársela a la comedia negra.
La segunda y tercera temporada surcaron esas aguas con historias imposibles. Más intereses amorosos con destinos fatídicos, más referencias al género de la comedia romántica, más cinismo y más absurdo. Y más literalidad: You muere y renace por exceso de obviedad. Introduce a un personaje de nombre Love y la convierte en la villana más siniestra de esta historia. Avanza con una impunidad pasmosa, y se regocija.
Ahora, para su última jugada, cruza sus ropas de reinventada comedia negra con una de misterio y detectives. Y aunque la última vez que la habíamos visto, la serie soltaba Los Ángeles para desembarcar en París, ahora la retomamos en Londres por si toda la inspiración Agatha Christie no era lo suficientemente clara.
Allí Joe renace como Jonathan Moore, profesor universitario de expresión lavada y, sin querer, flamante grupo de amigos ricos. No quiere reincidir en las suyas y quiere alejarse de todo mal pero, pobre, una y otra vez las cosas le salen mal. En su primera noche de fiesta, termina con un cuerpo apuñalado en la mesa de su comedor. Lo descuartiza ante cámara, embolsa los pedazos, los descarta. Hasta que alguien empieza a jugarle el juego del gato y el ratón, y entonces Jonathan pasa de criminal a detective. Los muertos ya no son suyos.
En eso está You ahora, que vuelve a Netflix con la primera mitad de su cuarta temporada. Los primero cinco capítulos se estrenan hoy en la plataforma, y los cinco restantes llegarán el 9 de marzo. Están llenos de caras nuevas: salvo por Badgley y algún regreso flashback mediante, acá aparecen y destacan Charlotte Ritchie como Kate, Stephan Hagan como Malcolm y Aidan Cheng como Simon, entre otros. Kate sería el nuevo amor.
Jonathan / Joe es tan ajeno en esta pandilla como lo era su Dan de Gossip Girl, un intruso en la realeza del Upper East Side de Nueva York, con sueños de escritor. No era el personaje más confiable y, por cómo viene la mano, ya no sorprendería que estas historias se terminaran uniendo.
Pero ante tal panorama, hay, curiosamente, consenso en las primeras impresiones críticas respecto a que, con su último riesgo, You avanza hacia un mejor lugar. Refresca algunos vicios propios y logra sacarle punta a su porte de placer culposo, tan retorcido y tan divertido —¿divertido?— de ver. La eterna trampa de la ficción.