Delfina Chaves se convierte en la reina Máxima y dice: "Quiero poder llenar la heladera con mi trabajo"

La actriz Delfina Chaves, protagonista de telenovelas como "Argentina, tierra de amor y venganza" y series como "Ringo", habla de su carrera y del desafío de la serie de Max en la que interpreta a la reina Máxima Zorreguieta.

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Delfina Chaves en la serie "Máxima".
Delfina Chaves en la serie "Máxima".
Foto: Difusión.

Eran los últimos días de 2022. Argentina ya había ganado la Copa del Mundo y una argentina en concreto, Delfina Chaves, sabía que había un gran proyecto que no encontraba a su protagonista. Y ella lo quería.

La actriz y hermana de Paula Chaves ya había participado en ficciones populares como la telenovela Argentina: tierra de amor y venganza y en producciones de Netflix como Edha y La corazonada, pero lo que tenía por delante ahora era una serie hablada en otro idioma y filmada en otro país.

“Cuando hay proyectos muy interesantes dando vueltas, o sabés que están buscando cierto personaje, llamo a mi representante y le pido que me tomen un casting, o me dejen mandarles un video. Relucho para tener una oportunidad”, dice Chaves por teléfono a El País, ahora que consiguió lo que quería y acaba de estrenarlo. Es la protagonista de Máxima, la serie sobre la vida de Máxima Zorreguieta, que ayer llegó a Max.

El camino de Delfina Chaves y cómo volverse Máxima

Delfina Chaves era niña y lo único que quería era ser grande. Tener 40 o 50 años para poder interpretar papeles de adulta, como las actrices que veía en la televisión y el cine. “Desde que me enamoré de esta profesión siempre pensé que hay algo que me van a dar los años y es la experiencia. Eso no me lo va a enseñar ninguna escuela de teatro. Yo moría por crecer y actuar”, comenta.

El proyecto al que quería sumarse era la serie sobre la argentina Máxima Zorreguieta y su historia de amor con el heredero al trono de Países Bajos. “Era tan alocada la idea de poder hacerla a ella en otro país, con un proyecto así de grande, en otro idioma. Jamás se me cruzó siquiera por la cabeza que me vayan a tomar un casting. Y un día me llega el mail de que me querían ver”, relata.

Primero hubo un self-tape, es decir, se grabó y envió el material. Luego tuvo que hacer otro, y otro, y por último se encontró con una de las directoras de casting que viajó a Argentina para conocerla. Todo ocurrió con varias semanas de distancia, lo que no ayudó a la ansiedad de Chaves. “En esas esperas siempre decís: en esta ronda se dieron cuenta de que no es para mí. Es como que siempre hago el duelo de un proyecto por el que estoy muy entusiasmada”, comenta.

Finalmente le confirmaron que el papel de Máxima era suyo.

Imagen de la serie "Máxima".
Imagen de la serie "Máxima".
Foto: Difusión.

Si bien se trata de una serie biográfica sobre 10 años en la vida de Zorreguieta, Chaves no conoció a la monarca, ya que la Casa Real no se involucró. La ficción se basa en una biografía no autorizada de la argentina. 

“No sé cómo hizo la autora, pero consiguió hablar con los más allegados a Máxima para ese libro. De allí se desarrolló un guion para una serie, y nunca hubo un encuentro con ellos, aunque me encantaría”, dice.

Por este motivo, para acercarse al personaje, Chaves recurrió a material de archivo y a su imaginación, ya que no hay registros previos a que Zorreguieta hiciera pública su relación con el príncipe. “Yo me basé un poco en el libro, y a partir de ahí vi videos de ella hasta hoy. Y hay dos momentos del período que me toca interpretarla que sí existen en video: cuando la prensa la intercepta por primera vez en Nueva York luego de que surgiera el rumor de que estaba saliendo con el futuro rey de la corona, y en una conferencia de prensa que dio en 2001, donde ella habla por primera vez en holandés con la prensa para anunciar que se van a casar”, comenta.

A Chaves, que estudió actuación en Estados Unidos y España, no le significó un gran desafío hablar en inglés, y entiende que eso la ayudó para componer el personaje, porque al tener que pensar en otro idioma ya estaba fuera de su zona de confort. Menos sencillo fue un monólogo de tres páginas, en holandés, que tuvo que memorizar. “Pensé que me iban a doblar”, comenta entre risas. “Pensé que iban a buscar una actriz holandesa que finja un acento, pero no ocurrió. Aprendí las líneas por fonética”, aclara.

Nicolás Furtado y Delfina Chaves en "Felices los 6".
Delfina Chaves y Nicolás Furtado en la serie "Felices los 6". Foto: Difusión.
Foto: Difusión.

—Este año ya participante de una de las series más comentadas, Felices los 6, con el uruguayo Nico Furtado, y ahora estás en otra también para Max. ¿Cuándo sentiste que diste el salto importante?
—Más que un salto, es un camino donde voy dando pasito a pasito. Hay muchos trabajos que no se ven en pantalla, porque no en todos los proyectos sos protagonista o está tu nombre en la marquesina. Por eso, es un trabajo gigante que hay detrás, de muchas audiciones que te dicen que no, muchas puertas que tocás, hay que moverse, trabajar con vos misma y seguir yendo a clases. Por eso siento que para mí fue lo contrario a un salto: fue el producto de muchos pasos chiquitos que sigo dando. Porque hay que seguir trabajando.

—Ya que estuviste afuera y podés comparar, ¿sentís una diferencia cuando filmás en el exterior que cuando lo hacés en la región?
—Yo amo mi país y me parece que el producto que tenemos está bien. Yo trabajé en muchísimos países, no es mi primer proyecto trabajando afuera, pero filmamos en Estados Unidos con equipo de allá, en España con equipo español, en Países Bajos con gente de allá, y en ningún momento sentís que hay una diferencia con Argentina. Lo mismo que en Uruguay, tengo colegas que trabajaron allá y están felices de trabajar en Uruguay. Los latinoamericanos no tenemos nada que envidiarle a otros países. Tenemos un equipo técnico, de guionistas, directores y actores del carajo, de altísima calidad.

—Ese monólogo en holandés, ¿cuánto llevó de preparación?
—Fue lo primero que empecé a preparar (se ríe), porque sabía que iba a ser algo difícil, pero si nos mentalizamos y preparamos, termina siendo más fácil que un montón de otras cosas. Aprenderme esas líneas fue un trabajo de, por lo menos, ocho meses. Porque no había ningún músculo de mi cerebro entrenado para poder hacer esos sonidos, que además significaran palabras en otro idioma.

Delfina Chaves en la serie "Máxima".
Delfina Chaves en la serie "Máxima".
Foto: Difusión.

—Trabajaste en una de las últimas grandes telenovelas de la televisión argentina: Tierra de amor y venganza. ¿Cómo fue esa experiencia?
—Sí, fue una de las escuelas más grandes el hacer esa novela y ser la protagonista. Me dieron una oportunidad grande porque me pusieron al lado de Benjamín Vicuña, Mercedes Funes, Fernán Mirás, Eugenia Suárez para protagonizar con ellos, yo siendo mucho más chica y sin tener el recorrido profesional de ellos. Eso fue ir a los bifes. Fue aprender para sacar una escena y resolver. También me la pegué millones de veces, porque no sabía cómo carajo hacer alguna escena, pero fue una escuela fundamental.

—¿Cuándo sentiste que eras Delfina Cháves y no necesariamente la hermana de Paula?
—Personalmente, siempre lo supe. Era cuestión de que el resto me deje de ver así, pero yo tenía un camino marcado, propio y personal de lo que quería hacer cuando tenía 16 años. Sabía que quería hacer cine, que quería dedicarme a esto, y me puse a estudiarlo y a profesionalizarlo. Mi hermana siempre tuvo un camino superdistinto al mío, y si bien me relacionaban con “la hermana de”, o que había llegado a ciertos lugares por ella, al principio fue así, sí, porque trabajé en los proyectos de Paula haciendo de su hermana. Pero en un momento les dije que ya no seguía más, hice una serie con Juan Gil Navarro, Darío Grandinetti y Soledad Villamil, y el director no tenía idea de quién era mi hermana. Por eso para mí fue muy claro, y desde el principio no tenía conflicto con ser la hermana de Paula, porque me estaba rompiendo el lombo para obtener esos personajes. Eso de ser “hermana de” era algo que solo veía a la gente.

—¿Dónde te imaginás en unos años?
—Para cuando tenga 40 me imagino ya habiendo sido madre, lo que es gracioso porque siempre siento que faltan cinco años para ser madre, pero a esa edad ya me los imagino crecidos, así que no me dan mucho los cálculos. Ojalá pueda seguir trabajando de esto. También me encantaría pasarme al otro lado, a producir, pero sobre todo me veo haciendo lo que hago hoy. Quiero poder llenar la heladera con mi trabajo, con mi vocación.

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