Por Fernán Cisnero
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Si en algo Fito Páez ha sido particularmente generoso, ha sido con eso de compartir su talento y su peripecia de vida. Lo ha hecho, principalmente, a través de sus canciones, por las que hemos sabido de sus dramas personales, sus rupturas amorosas, sus conquistas, sus despechos y algunas cosas más exclusivas que le pasan a estrellas de su estatura. Y también de su consolidación como artista.
De hecho, dos de sus grandes discos —Ciudad de pobres corazones y El amor después del amor— contaron, respectivamente una tragedia familiar atroz y la llegada de una mujer que sería fundamental en su vida y su obra.
Ese es el período que abarca El amor después del amor, la miniserie que Netflix estrena este miércoles y a la que El País accedió en su totalidad. Acá no hay spoilers: fue el mismo Páez el que ha contado esa historia en una de las obras más autorreferentes de la música en español.
A diferencia de Charly García, su modelo y maestro de la elipsis y el sentido figurado para hablar de sí mismo, el rosarino lo hizo directamente. Incluso ha cantado sobre si en tercera persona o escondido en motes como “el chico de la tapa”. Y solo por nombrar dos ejemplos incluidos en la miniserie.
El amor después del amor se inicia con su llegada a Buenos Aires como integrante de la troupe rosarina que Juan Carlos Baglietto lideró a comienzos de la década de 1986. También está su encuentro con Charly García en la época de Clics Modernos y cómo esa influencia se haría sentir en su obra temprana. Lo atestiguan Del 63 y Giros, sus dos primeros discos.
En el centro de esa etapa está su relación con Fabiana Cantilo (Micaela Riera), un vínculo marcado por amor, excesos y rocanrol de una camaradería profunda y entrañable que acá queda bien clara. Y está la muerte de su padre y el asesinato de tres de las mujeres de su vida exorcizado en Ciudad de pobres corazones.
Y, claro, todo va a su encuentro con Cecilia Roth (Daryna Butryk, la coprotagonista de la película uruguaya Julio Felices por siempre), la expatriada porteña en Madrid, la chica Almodóvar que le voló la cabeza y cuyo encuentro celebró en El amor después del amor, el disco al que acá se llega tras ocho capítulos.
Termina, en plan Bohemian Rhapsody, con una reconstrucción de la presentación en Velez Sarsfield, la culminación de tanto esfuerzo, talento, caprichos, berrinches y canciones pegadizas e inteligentes.
La serie hace hincapié —a través de flashbacks dispersos en todos los capítulos— en su infancia de niño sin madre, sus primeros acercamientos con la música y, principalmente el vínculo con su padre. El pasado y el presente se combinan en algunas escenas.
El mismo período está comprendido en Infancia y juventud, el primer tomo de sus memorias y que editó Planeta.
Así, la miniserie está en realidad más centrada en la etapa con Cantilo. Roth (el propio amor después del amor) empieza a aparecer cerca del final y el romance recién se concreta en el último capítulo. Representa un orden y el inicio de una nueva etapa, aunque no necesariamente una nueva temporada.
Parece poco pertinente que alguien, ante hechos así de conocidos, reclame de El amor después del amor una mayor profundidad o una mirada más alejada a la celebración complaciente de una de las carreras más rutilantes de la música en español. Es una producción de Netflix con los estándares narrativos que esa marca impone.
Está producida por Mandarina Contenidos (con experiencia en programas de televisión aunque este parece su primer proyecto de este porte), con Juan Pablo Kolodziej y Mariano Chihade como productores, y la dirección de Felipe Gómez Aparicio y Gonzalo Tobal son los directores.
Su factura impecable, con un diseño de producción cuidado aunque austero, se luce con algunos interesantes recursos más propios del cine que la tele. La historia, aunque así de conocida, mantiene su interés.
A ello coopera lo intensa que fue la vida de aquel primer Páez. Hay policial, hay romance, un drama familiar, el ego de una estrella y un montón de canciones que son repartidas con vocación de grandes éxitos. El repertorio, que deja afuera referencias a los más de 20 discos que grabó desde entonces, es incluso así, abrumador.
Hay nombres conocidos que son mencionados o exhibidos para transmitir fidelidad al ambiente de jolgorio de los 80 porteños (aparecen representados Urdapilleta y Tortonese, Batato Barea, Federico Moura, Divina Gloria y tantos personajes de la época como para una trivia) que está reflejado con conocimiento de causa.
Punta del Este, donde empezó el romance entre Páez y Roth es representado por Piriápolis vista desde el cerro San Antonio, un detalle que solo reconoceremos los locales y que no hace la diferencia.
Páez figura como productor y aporta la base anecdótica tomadas de sus memorias. Lo interpreta Ivan Hochman, quien viene del teatro y acá tiene su primer rol destacado. Tiene esa flacura extrema y replica la gestualidad y la vocalización de su retratado; la nariz parece más larga de la que uno imagina la real, pero son detalles que no importan.
Hay, sí, figuras conocidas en el elenco. Martín Campilongo, o sea Campi, hace de Rodolfo padre y la uruguaya Mirella Pascual de la abuela; Andy Chango es Charly García y Julián Kartum, Luis Alberto Spinetta. Jean-Pierre Noher es André Midani, el poderoso ejecutivo discográfico brasileño que financió El amor después del amor. Fue quien vio todo su potencial.
Uno de los grandes méritos de la serie es que permite volver a acercarse a aquella obra primera de Páez, una zona opaca para aquellos que lo descubrieron con El amor después del amor.
Fueron muchos, está claro porque sigue siendo uno de los disco de rock argentino más vendidos de la historia. La gira que celebró los 30 años de su edición, incluye una gira continental con tres Antel Arena incluidos. Un show de ese tour transmitido en vivo en Star Live el 1° de abril, está disponible en Star+. Está preparando, además, una regrabración con todos los lujos e invitados que se puede dar alguien como Páez. La miniserie es parte de esa recuperación.
“En ese momento estaba con otros mánagers, me ofrecieron la idea, me pareció absurda”, dijo Páez en rueda de prensa en el reciente festival de Viña del Mar, consultado sobre la serie. “Justo comenzó la pandemia, ahí lo tenía a Nacho Iraola, que era editor de Planeta Argentina, hace años me decía ‘escribí tu biografía’ yo le decía ¿para qué? No le va a importar a nadie. En la pandemia como tenía tiempo libre, empecé a escribir la autobiografía en el sentido literal de la palabra. Y creo que sobre ese texto comenzaron a escribir algunos de los capítulos de la serie que va a sacar Netflix y esperemos que esté a la altura del libro”.
Eso no sé, pero El amor después del amor da lo que promete. Y con esas canciones, no hay manera de perder.