Redacción El País
Mucho antes que el guionista Jesse Armstrong creara la serie Succession, ocurrió un escándalo en Francia que también involucró a gente multimillonaria y una lucha por la herencia. Se trató del enfrentamiento entre Françoise Bettencourt-Meyers y su madre, Liliane Bettencourt quien entonces era la dueña de L'Oreal y contaba con una fortuna estimada en varios miles de millones de dólares.

Esa es la base de El caso Bettencourt: El escándalo de la mujer más rica del mundo, docuserie francesa que llegó a Netflix y es lo más visto por los uruguayos.

La trama de esta serie compuesta por tres episodios de una hora utiliza grabaciones secretas, recreaciones y el testimonio de los principales involucrados. A lo largo de los capítulos se cuenta cómo Liliane Bettencourt se convierte en la mujer más rica del mundo al heredar el imperio de cosméticos que le dejó su padre, por quien sentía fascinación. También se habla del frío matrimonio que tuvo del que nació su única hija, Francoise Bettencourt-Meyers, así como la relación que la millonaria mantuvo con un fotógrafo 25 años menos llamado François-Marie Banier, cuando ella tenía más de 80 años.

Madre e hija no tenían una buena relación, y vivían distanciadas. Incluso Liliane en uno de los audios dice que no quiere que su hija herede su imperio. Aunque todo cambió en el año 2007. Liliane ya era una mujer mayor y su hija descubrió que estaba gastando mucho del dinero que provenía de la compañía en regalos al fotógrafo quien se había convertido en su amigo más cercano y confidente. Liliane llegó a regalarle cuadros de Picasso y Matisse, así como una fortuna estimada en 900 millones de dólares repartida en joyas, dinero y obras de arte a lo largo de los años. Incluso el fotógrafo llegó a pedirle que lo adoptara, para poder estar incluido en el testamento de la millonaria.

Con esta información, Françoise, quien de acuerdo a grabaciones era menospreciada por su madre, presentó una demanda donde alegaba que su madre no tenía las facultades mentales para continuar al frente de la empresa, y que ella tomaría su lugar.

Foto: AFP

El escándalo salió a la luz cuando el mayordomo de la familia difundió grabaciones secretas donde se revelaba que Bettencourt tenía cuentas secretas en Suiza y que evadía impuestos. Otro de los países que se menciona como destino de Liliane para lavar dinero es Uruguay. Eso se menciona al final del primer episodio.

Esta información dio pie a una investigación que reveló que Liliane no solo le daba regalos caros (y sobres con dinero) a sus amigos, también políticos importantes como al entonces presidente Nicolas Sarkozy, lo que generó sospechas de financiamiento ilegal y posible fraude electoral.

Finalmente la justicia encontró como culpables a ocho personas de defraudar a Liliane Bettencourt, quien entonces tenía 92 años y sufría de demencia y Alzheimer. Liliane Bettencourt falleció a los 94 años, dos años después de entregarle la compañía a su hija, quien hoy es la mujer más rica del mundo con una fortuna estimada en más de 70 mil millones de dólares.