El infarto de Hernán Casciari en Montevideo, de libro a serie filmada en Uruguay que juega con su mayor miedo

"El mejor infarto de mi vida", la miniserie basada en el libro que Casciari escribió tras el infarto que sufrió en Uruguay en 2015, se estrena este viernes en Disney + con una historia reimaginada.

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Hernán Casciari.
Foto: Estefanía Leal.

"Me infarté en Montevideo. Tengo que suspender todos los recitales. Estoy bien. Más o menos”. El tuit que Hernán Casciari publicó el domingo 6 de diciembre de 2015 a las 22:48 marcó el inicio de su “Vida número dos”, esa a la que Jaime Roos le canta en Fuera de ambiente. Fue en un Airbnb del Prado donde el escritor argentino sufrió un infarto agudo de miocardio que redefinió su existencia y, con el tiempo, su obra.

Ese día tomó una decisión crucial: volver a vivir en Argentina tras 15 años en España. Pero la obligación de dejar de fumar desató un bloqueo creativo que lo paralizó por tres años. “En mí estaba muy relacionado una cosa con la otra: yo escribía un párrafo y, en la relectura, me prendía un cigarro. Siempre asocié la relectura al tabaco y la reescritura a la marihuana”, contó a El País en 2017. “No puedo hacer una cosa si no hago la otra”.

A pesar de esto, en 2017 publicó El mejor infarto de mi vida, un libro de relatos escritos antes y después de su ataque al corazón. Ahora, esa obra llega a Disney+ como una serie, que se estrenará el viernes. Originalmente concebida como una película —así lo anunció Cascari en 2020—, con el correr del tiempo se transformó en una miniserie de seis episodios que ofrecerá un abordaje reimaginado de lo que sucedió en Montevideo.

Protagonizada por Alan Sabbagh (El rey del Once, All Inclusive), la historia se centra en Ariel, un frustrado escritor fantasma que trabajó en biografías exitosas de celebridades y cuya verdadera vocación es la poesía. Sin embargo, sus textos apenas despiertan interés. Esa crisis sí es un reflejo directo de la vida de Casciari, quien en su libro recordó aquella época con honestidad brutal. “A finales de 2015 yo tenía sobrepeso, fumaba como un sapo y estaba a punto de cumplir 45 años. Es decir, tenía la edad exacta en la que se infartan los fumadores gordos y se mueren de camino al hospital”, escribió.

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Alan Sabbagh, Rogelio Gracia y Olivia Molina en "El mejor infarto de mi vida".
Foto: Difusión.

En el relato Un error de cálculo fue aún más directo: “Estaba seguro de que iba a morir en 2016. Lo había asumido con cierta resignación y no creía que se pudiera hacer nada. De hecho, no me hacía chequeos médicos porque la única novedad de los resultados era saber dónde estaba mi cáncer, en qué parte del cuerpo”.

Ese pesimismo, cargado de humor ácido, alimenta la personalidad de Ariel. En la serie, el personaje viaja a Montevideo para escribir, en tres semanas, una novela para Augusto Briganti (Rafael Spregelburd), un abogado mediático con ínfulas de escritor. Recién separado de su esposa —como Casciari en aquel entonces—, Ariel llega acompañado por Concha (Olivia Molina), una bailaora flamenca que quiere escapar de su clan gitano y de un pretendiente insistente. Ambos ven en Montevideo una oportunidad para renacer.

La visita de 2015 de Casciari a Uruguay también estaba marcada por esas ganas de volver a empezar: iba a ofrecer un recital de cuentos en el Auditorio Nacional del Sodre y llegó acompañado de Julieta, su flamante pareja. Tanto en la ficción como en la realidad, el Airbnb del Prado donde se hospedan es crucial.

La principal licencia narrativa está en las circunstancias del infarto. Mientras que en la vida real Casciari sufrió el ataque antes de ver el clásico entre Racing e Independiente en tevé, en la ficción ocurre durante un encuentro sexual, con consumo de Viagra de por medio. Esta decisión, inspirada en el relato Huéspedes y anfitriones del autor, conecta con el característico humor del argentino: “Es horrible que te dé un infarto y te mueras al principio de una relación con una mujer más joven, porque en el velorio todo el mundo piensa que te moriste de esfuerzo sexual”.

Más allá de los detalles, la esencia de la historia permanece intacta. Filmada en Uruguay y con la participación de los locales Romina Peluffo y Rogelio Gracia, el elenco incluye a Imanol Arias, Rita Cortese y Eleonora Wexler. “El infarto, esa tragedia a primera vista, es solo el comienzo de una serie de acontecimientos extraordinarios que cambiarán no sólo su fe, sino la de todos los demás”, promete la sinopsis.

El nuevo comienzo

Era el primer domingo de diciembre de 2015 y Hernán estaba con su pareja en el Airbnb de Javier Artigas y Alejandra Oddone. En plena tarde, un intenso dolor en el pecho lo tomó por sorpresa. Sabía de qué se trataba, pero prefirió adjudicarse una acidez. “Es tan necesario negar la muerte cuando le ves el plumero, sospechar que las cosas extraordinarias de la vida nunca nos pasan a nosotros, que siempre al principio el infarto parece un poco ardor de estómago”, escribiría luego.

Julieta, su pareja, notó enseguida que algo andaba mal. “¿Querés que llame a alguien?”, le insistió. Cuando se le durmió el brazo izquierdo, se dio cuenta de que no había otra opción. “Che, es un infarto”, le dijo. Y cuando su pareja se fue a buscar a los anfitriones del Airbnb, a Casciari le atacó un miedo desolador. “Me convertí en un hombre cualquiera que se muere sin nadie, me convertí en mi padre en su sillón después del tenis, en mi abuelo en su noche final de la clínica, en el mendigo que eterniza su apnea abajo de un puente; fui todos los hombres muertos que no tuvieron gente al lado”.

Por suerte, la soledad duró poco. Julieta llegó con Artigas y Alejandra, quienes lo llevaron en su auto hasta el Hospital de Clínicas. En el camino se enfrentaron a un imprevisto: hacía minutos que Peñarol se había consagrado campeón del Torneo Apertura en el Estadio Centenario, y la zona estaba repleta de hinchas. Entre la multitud, se toparon con un patrullero. Alejandra, que manejaba, sacó la cabeza por la ventanilla y le gritó al policía: “Llevamos a un infartado, prendé la sirena y guianos al hospital”. El viaje, que iba a durar 40 minutos, al final se completó en 19. Lo atendió el doctor Vignolo, quien le colocó “un alambre” en la muñeca. “Cuando llegó al corazón, apareció un resorte minúsculo que se metió en la arteria y la agrandó. Y entonces, sentí que la muerte se escapaba de mi pecho”.

Casciari no solo renació gracias a ese stent, sino que le cambió la vida a la pareja de uruguayos que lo hospedó. Su reseña de Airbnb se hizo viral enseguida: “Excelente vivienda para huéspedes con propensión al infarto de miocardio. La zona posee comunicación directa con los mejores hospitales de Montevideo. Los anfitriones, Javier y Alejandra, se convierten al instante en ángeles de la guarda y te salvan la vida sin conocerte. Te llevan muy rápido al hospital, en su propio coche, mientras te estás muriendo y después se quedan en la sala de espera hasta que los médicos te ponen un bypass. No permiten que caigas en depresión ni que te sientas solo, te traen libros para que leas y además no te quieren cobrar los días que te quedás de más en su casa. ¡Muy recomendable!".

Joe Gebbia, uno de los fundadores de Airbnb, la leyó y tiempo después decidió hospedarse en la misma casa del Prado. Tras esta visita, el empresario estadounidense se convirtió en socio de Connectus Medical, una plataforma creada por Artigas que conecta a más de 8.000 centros de hemodiálisis en el mundo y está diseñada para que las personas con problemas de salud puedan viajar sin restricciones.

Por todo eso, uno entiende fácilmente de dónde viene esa idea de “El mejor infarto de mi vida”.

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