ENTREVISTA
Noah Hawley, creador, guionista y director de la serie inspirada en la película de los hermanos Coen, contó de qué va la cuarta temporada, por qué le interesan los conflictos familiares y Star Trek
Es uno de los mejores guionistas de la televisión actual. Noah Hawley comenzó escribiendo libretos para series como Bones donde participó por tres temporadas, y desde 2014 es el creador, guionista, productor y director de Fargo. Esta serie antológica cuyas primeras tres temporadas están disponibles en Netflix, estrenó a inicios de este mes su cuarta temporada, que se emite en el servicio de DirectTV.
Entre tanto también creó la genial serie Legión (está en Netflix y NSNow de Nuevo Siglo) que le dio una vuelta de tuerca al universo de los superhéroes, y debutó en el cine como realizador de Lucy in the Sky (está en NSNow), drama que protagonizó Natalie Portman, quien es una astronauta que regresa a la Tierra luego de una misión espacial, solo para intentar volver al espacio.
Desde su hogar en Los Ángeles, Noah Hawley dijo que es extraño ver una serie como Fargo que terminó de hacerse antes del confinamiento por el coronavirus ya en la televisión. “Creo que todos necesitamos una distracción en estos tiempos y creo que esta serie es entretenida porque indaga en muchos personajes. Solo espero que sea más que un entretenimiento desechable”, dijo Hawley al otro lado del teléfono.
Como en las anteriores temporadas, Fargo se centra en conflictos familiares que desencadenan en las tragedias de los personajes. En esta cuarta temporada, los patriarcas de los clanes enfrentados intercambian sus hijos para intentar llegar a una paz, aunque no es el único tema que presenta esta nueva temporada.
Sobre el germen de esta cuarta tanda de episodios, los conflictos raciales que presenta la serie y también sobre el proyecto de dirigir y escribir una película sobre Star Trek, charló Noah Hawley con El País.
—¿Qué fue lo primero que surgió para escribir esta cuarta temporada de Fargo?
—Todo empezó cuando vi la gran historia. Cuando hablas de dos organizaciones criminales, hay muchos personajes y sabes que muchos van a morir, entonces necesitas invertir en sus historias para que, cuando mueran, sientas algo. Todos los personajes son parias, desechables porque mi cerebro funciona así.
—Pero la serie no es solo sobre esos dos clanes criminales.
—No, también es la historia de una chica de 16 años cuyos padres tienen una funeraria, la enfermera que vive en frente y que comete sus propios crímenes, y una ladrona que escapa de prisión con su amante y se van al desierto, así que la historia empieza a complicarse en algún nivel. Fargo siempre se centró en piezas aisladas que comienzan a colisionar, eso es para darle a las historias algo de aleatoriedad porque nunca sabes quiénes colisionarán, ni cuándo lo harán, y eso lo acerca a la vida real.
—Desde la segunda temporada, Fargo se ha centrado en mostrar historias sobre familias enfrentadas. ¿Qué es lo le interesa acerca de esos conflictos?
—Alguien dijo que las buenas familias son todas iguales pero que las malas familias son todas distintas. Y las relaciones son complicadas dentro de las familias. Siento que es una manera de mostrar qué tan poderosas son las familias y cómo funciona el poder en los hogares. Las familias son la primera sociedad de la que aprenden los niños y siendo jefe de un negocio puedes despedir a todos, pero no a la familia.
—Esta temporada también presenta temas actuales en Estados Unidos como el racismo. ¿Era una posición que quería mostrar en televisión?
—Escribí la temporada antes de los eventos recientes en Estados Unidos y las protestas. Desafortunadamente el racismo es algo relativamente común en este país en el que la violencia contra las personas negras por personas blancas, ya sea por policías, vigilantes o como quieras llamarlo. Esta conversación que estamos teniendo es exacerbada porque tenemos pobres modelos en las personas importantes de la sociedad. Esta conversación es inevitable pero se ha dado desde el nacimiento de este país, sobre el racismo y el poder. Es tiempo, pero también por este período histórico, es político por estos días. Antes lo político era ejercer nuestro derecho cívico y ahora es elegir bandos, y cuando hablas de algo político es elegir bandos.
—Cada temporada tiene un elenco distinto y ambientación, lo que se mantiene es esa mezcla de humor y drama. ¿Cómo logra ese balance?
—Es interesante, creo que la razón por la que la serie ha sido exitosa es que comparto el sentido del humor de los hermanos Coen y su película Fargo. Esa sensibilidad está cuando escribo, se elige el elenco y porque la serie se maneja como una comedia. El trabajo de Joel y Ethan, por ejemplo cuando eligieron el corte de pelo para Javier Bardem en Sin lugar para los débiles, es ridículo, y cuando se lo mostraron, se rieron en su cara. Es un detalle sobre ese personaje que lo hace absurdo.—¿Cómo eligieron al elenco?
—Son conversaciones. Por suerte estoy en el punto, gracias a que he escrito mucho, donde no necesito justificar mis elecciones. Por ejemplo llamé al músico Andrew Bird, que nunca había trabajado antes frente a cámaras para que interprete al padre de nuestra heroína. Me encanta su música, lo he visto en vivo y para mí era el indicado para el papel. Lo llamé, le pareció interesante, lo contraté y por suerte no tuvo que hacer una audición, hubiese sido mala. Hay actores más experimentados que leen el guion, audicionan, quieren saber para dónde van sus personajes y a medida que escribo series, la gente quiere trabajar conmigo porque ven el trabajo de otras temporadas.
—¿En qué quedó el proyecto de la película de Star Trek?
—No estoy seguro a esta altura. Cuando terminamos de filmar Fargo, en marzo, tuve la oportunidad de empezar a hacer los primeros bosquejos del guion. Entre tanto Paramount cambió ejecutivos y están viendo otros proyectos. Ahora estoy centrado en terminar Fargo, luego veremos qué pasa con ese proyecto.