Desde el viejo Mercado Modelo se escuchan risas de niños y música de fondo. Afuera, una veintena de personas se refugian con frazadas rojas y toman café. El frío es intenso en los últimos días de mayo, y El País llegó para visitar el set de filmación de la segunda temporada de Barrabrava de Prime Video.

En el acceso al garaje del Mercado Modelo se pueden ver decenas de personas sentadas, todas con la camiseta del Club Atlético Libertad del Puerto, eje central de la serie creada por Jesús Braceras y protagonizada por Gastón Pauls y Matías Mayer. Algunos de los extras llevan banderas, otros tienen maquillaje y parecen ensangrentados; Mayer bromea con parte del elenco y el cantante Neo Pistea que interpreta a Huevo pasa y sonríe, una expresión muy distinta a la que tiene en la serie ambientada en el mundo del fútbol y centrada en un cuadro de la B de Argentina. Todos esperan la señal para levantarse, para moverse.

Foto: Difusión.

La escena, parte del tercer episodio de la segunda temporada, es una trifulca entre los fanáticos del club con El Polaco (Mayer) al frente y la policía, en lo que parece ser el acceso interior de un estadio. Allí hay una veintena de personas vestidas como fanáticos del club, varios más con uniformes de policía, más lejos se ve una patrulla con luces encendidas y hasta algunos caballos que entrarán más tarde en cuadro. Hay que tener cuidado para no pisar las marcas en el piso, ni mover nada para no perder la continuidad, hasta llegar a las carpas donde se encuentra el director Gabriel Nicoli y técnicos de la ficción ganadora del Platino a mejor serie.

El director da indicaciones al grupo de producción y a lo lejos se escucha “acción”. Mayer, quien hasta entonces sonreía y bromeaba cambia su semblante en un segundo ante la cámara, y con mirada iracunda le da una patada a un policía al que hace perder la formación antes de comenzar a lanzar un par de golpes, mientras los extras se mueven simulando una pelea hasta que se escucha “corte”. Al instante todo vuelve a la normalidad, Mayer le pregunta al policía derribado si está bien y lo ayuda a levantarse, y los extras, calmados como si no hubiesen estado en una batalla campal hace un segundo, vuelven a sus lugares.

En el pequeño cubículo donde se encuentra el director se siente el olor a pólvora de las bengalas y se escuchan las sirenas de la policía mientras todos miran la escena recién filmada. El director pide repetirla y que haya más piedras. La escena vuelve a filmarse y esta vez el director y los productores celebran ver cascotes atravesando la escena mientras Mayer vuelve a derribar al uniformado con gritos de hinchada de fondo. Unos segundos después, el actor se acerca para preguntar cómo había salido y ver lo recién filmado. Se ríe por cómo quedó filmada la patada y se aleja sonriendo.

Foto: Difusión.

La mañana estuvo llena de humo comenta el director en una pausa. Durante la jornada filmaron el final del tercer capítulo donde, adelantan, El Polaco va con la barra y se enfrenta con la policía. El choque grande lo filmaron temprano y ahora filman una secuencia “medio musical que va al blanco y negro para que cuando vuelva el color se vea una bengala, después una persona con la cara ensangrentada, y así, más como un videoclip”, explican desde producción.

La primera temporada de Barrabrava se filmó en varios lugares (algunos muy reconocibles) de Montevideo, y en dos villas en Argentina. Esta vez se filmó íntegramente en Uruguay. El trabajo comenzó varios meses antes con la búsqueda de locaciones, así como reunir el vestuario, maquillaje y extras para la filmación que inició en abril y se extendió hasta mediados de junio. Desde la producción avisan que habrá que esperar, ya que el estreno se espera para el segundo semestre de 2025.

Barrabrava es una serie cruda, violenta y llena de contrastes. La primera temporada finalizó con los hermanos César (Pauls) y El Polaco (Pauls) retomando el poder de la barra del CALP luego de ajusticiar a sus rivales en una masacre que dejó pérdidas en ambos bandos. Y en los minutos finales se ve que los hermanos tomarán caminos separados de ahora en adelante.

Tras una pausa y mientras los extras almuerzan, Mayer y Pauls hablaron con El País.

—La primera temporada tuvo un final shakesperiano con los hermanos enfrentados. ¿Qué se puede esperar de la segunda?

Pauls: Sobre César, de lo que puedo contar, es que viene a recuperar algo. No solo es su enfrentamiento con El Polaco, porque en la primera temporada perdió todo: la salud, familia, el poder de la barra, y viene a recuperar algo de eso.
Mayer: Además del conflicto con el hermano, El Polaco se tiene que hacer cargo de situaciones y el desafío es ver si está a la altura.

Foto: Difusión.

—Barrabrava se llevó el Platino a mejor serie, ¿esperaban el premio?, ¿cómo lo festejaron?
Mayer: La verdad que no. Nos enteramos mientras estábamos acá filmando la segunda temporada. Fue un sábado a la noche y estábamos todos dispersos por Montevideo. Teníamos fe y confianza en el producto, pero de ahí a ganar el premio a mejor serie iberoamericana, no lo esperábamos. Quedamos felices.

—¿A qué se debe el fenómeno que ha generado la serie?
Pauls: No sé. Me parece que el premio más lindo es el laburo en el set, ni siquiera estoy hablando del resultado, sino si uno la está pasando bien mientras se hace. Nosotros la pasamos bien, hay buen clima de laburo, y a esta altura de mi vida, es el premio que me interesa. Porque si la paso mal tres meses y después ganamos 10 premios, no me dan ni ganas de ir. En cambio acá hay un premio que tiene que ver con algo muy bien escrito, con cabezas de equipo que saben lo que quieren, no improvisan, nos explican todo a todos y es fácil laburar así. Y en una serie que, además, es muy difícil de hacer. Porque esto es muy complejo, no son 10 personas en un decorado. Además, en general siempre que se retrata el fútbol, las hinchadas y todo eso, había algo de la emoción que no salía, y si hay algo que logró Barrabrava es contar la pasión.

—Y esa parte poco glamorosa del fútbol.
Mayer: Sí, esa es otra de las virtudes. No te muestra el lado luminoso de una historia, sino que hace el énfasis en todo lo demás. No hay buenos ni malos, porque ves a un personaje en una situación que te llena de ternura y a la escena siguiente está matando a alguien, o se está peleando. Eso es lo que busca la serie, sacar ese rótulo de bueno o malo, de acuerdo a lo que le pasa y sus circunstancias.

Foto: Difusión

—Tiene ese toque de realismo; a los buenos no le pasan cosas buenas, ni a los malos cosas malas. Sino hay que recordar al pobre Prepucio (Hugo Piccinini), quien terminó mal.
Pauls: (entre risas) Todos extrañamos a Prepucio. La frase, sacada de contexto no queda bien. Pero sí, es cierto y es interesante, porque esto no está contando la historia de Boca, River, Peñarol, Nacional, es sobre un club que la está remando, lo que hace que la lucha sea por lo mínimo. Están en el día a día y eso es algo muy latinoamericano. Y es algo transversal, porque no son solo los cinco que tocan el bombo o tirando una bengala; están los políticos, policías y medios de comunicación metidos en esa sopa.

—Esta temporada tiene escenas de acción y hace un rato diste una patada voladora. ¿Cómo es el trabajo para las escenas de acción?
Mayer: Hoy es un día intenso, pero es divertido. Es complejo pero después ves el material y vale la pena, así que en esa estamos.