El día está despejado, el sol está fuerte para ser un mediodía de octubre, y en Andes y Paysandú la calle está cortada. En la acera hay taburetes de madera apilados al sol, algunas típicas mesas cuadradas de bar y donde da la sombra, varias personas sentadas en el cordón de la vereda, descansando. Al lado, un cartel con el nombre de la calle Juan A. García, lugar de “el bar de los taxistas”, donde se desarrolla buena parte de la serie Porno y Helado.

Es 2023. El viejo bar Oxford, escenario que se transforma para la serie argentina filmada en Uruguay, está lleno de gente que entra y sale hasta dos pequeñas carpas ubicadas a un lado. Ahí están el director y los técnicos de un éxito que estrena su segunda temporada este 20 de setiembre en Prime Video.

Porno y helado (cuyo nombre responde al pasatiempo que cada viernes hacían Pablo y Ramón, los protagonistas) es la última creación de Martín Piroyansky, quien oficia como showrunner, director, escritor (junto a Santiago Korovsky, responsable de la igual de divertida División Palermo de Netflix, con la que comparte humor) y también protagonista de esta comedia que se centra en dos amigos que crean una mentira que se les sale de las manos. Pablo y Ramón, los personajes de Piroyansky y Nachito Saralegui, inventan que tienen una banda para no quedar mal con un viejo compañero de la secundaria, pese a que lo único que saben tocar es el timbre. A ellos se les suma Ceci, interpretada por Sofía Morandi, una joven estafadora que se convertirá en la mánager y tercera pata de la banda de rock Los Débiles Mentales.

El País llega junto a varios medios argentinos para presenciar uno de los últimos días de rodaje de la segunda temporada de la serie. La acción es del cuarto episodio; por una tormenta de granizo, Los Débiles Mentales tienen que refugiarse en el bar de los taxistas, donde se vivirán varios problemas por la falta de comida.

En el set, creado dentro del bar, hay servilletas arrugadas, vasos a medio tomar y botellas vacías. Desde la producción piden que no se toque nada, por más descuidado que parezca, para que no se pierda la continuidad. Allí, entre el elenco argentino y los camarógrafos, se encuentran los intérpretes uruguayos Nestor Guzzini y Gabriela Iribarren, o sea Pereira, el jefe de los taxistas, y Graciela, quien con las uñas bien pintadas y mucho maquillaje encima atiende en el bar.

“Estamos en un momento donde todos tenemos un drama para enfrentar en común. Estamos unidos en cómo hay que enfrentarlo pero hay carencias, faltan cosas y eso preocupa a todos. Cuando hay hambre sale a relucir lo peor de cada persona, y es lo que pasa acá”, explica Guzzini, que tiene mayor participación en esta temporada.

“Pereira está enmarcado en el mundo de este bar”, comenta Guzzini, “un micromundo genial que tiene las características de un bar de una esquina de Buenos Aires, pero a la vez es mágico, digamos, ocurren cosas que solo pueden pasar acá. Es una serie que juega mucho con lo surrealista, pero dentro de un marco de las relaciones humanas, cosa que todos entendemos cómo funcionan”.

Para los nuevos episodios, todos filmados en Uruguay (igual que los del primer ciclo), el trío tendrá que superar nuevos desafíos, desde un fan intentando infiltrarse en la banda a deudas con amigos, competencias con artistas más jóvenes, y hasta problemas de ego. Todo eso se podrá ver desde el 20 de setiembre en Prime.

Y si bien no está confirmada la presencia de Susana Giménez como Roxana, sí se anunció que se incorporan Gimena Accardi (Casi Ángeles), Matías Mayer (Barrabrava, Iosi: El espía arrepentido), Kevsho (Entrelazados) y Ángela Torres (Simona), como invitados.

“Los primeros dos días de rodaje de la primera temporada estaba muy nerviosa. Mal. Pero terminé con la sensación de que éramos un grupo, que nos conocíamos entre todos”, comenta a El País Sofi Morandi, quien además de actriz e influencer es parte del canal de streaming Olga y protagonista de Las hermanas fantásticas de Netflix, en una pausa de la filmación. “Por eso, cuando me dijeron de grabar la segunda, no dudé. El desafío es que siga gustando y mantenga la esencia de la primera”.

“Para mí también el desafío era estar a la altura de la primera y superarla, que sea mejor todavía. En eso estamos”, comenta Nachito Saralegui, que se encuentra al lado de Morandi.

“Es una presión que nos ponemos nosotros, porque después gusta o no, no hay mucha vuelta. Pero si la primera gustó, queremos que esta guste más para que, ojalá, haya una tercera”, agrega Morandi.

Foto: Difusión.

Piroyansky, quien se divide entre el set y la carpa para ver lo grabado, se mueve sin parar. Ensaya una pelea en la que termina en el piso para ver si la cámara toma lo que quiere mostrar, y lo repite una y otra vez, hasta que lo consigue.

“Es loco hacer una segunda temporada”, comenta Piroyansky en una pausa antes de almorzar. “La ventaja es que ya sabés el tono de la serie, que lo encontramos en el capítulo 4 o 5 de la primera temporada, y escribir la segunda fue entender de qué estamos hablando. Es un desafío igual de grande y es muy difícil, pero creo haber entendido el tono”, dice.

¿Pero en qué se diferencia esta segunda temporada de la anterior? "En que cada capítulo es autoconclusivo", dice Piroyansky. "Son historias que intento encerrar, quizás algún capítulo te deja con la intriga de qué ocurre, pero son minihistorias. Por otro lado, ahora que conozco mejor a los personajes, me gusta la idea de ponerlos en situaciones más incómodas, que tengan que ver con su personalidad. Por ejemplo a Ramón, ponerlo celoso".

De Ramón, Saralegui dice que volvió a él "viendo mucho de lo que ya se hizo, viendo la primera temporada y tratando de ensayar los registros de la voz, los movimientos del cuerpo, tratando de volver a asimilar al personaje. El resto te lo dan los días de rodaje, por eso los primeros días son los que cuestan más. Después te vuelve la memoria al cuerpo, y sale". Dice, además, que "trabajar con Martín es fácil", porque sus instrucciones son directas. Morandi está de acuerdo.

"Yo no tengo mucha experiencia como actriz, y Martín me marcó mucho como director, porque al ser actor, es muy claro a la hora de explicar lo que quiere. Y sobre el retomar el personaje, me ayudó mucho leer. Leí dos o tres veces todos los capítulos para saber bien dónde estaba parado el personaje, porque Ceci es improvisada, desprolija. Y como dice Nacho, con los días te acordás por dónde venía el personaje. Encima me pasó que los primeros días de este rodaje fueron sin Nacho ni Martín, y cuando nos juntamos sentimos que volvíamos a ser Los Débiles Mentales".

Foto: reproducción

"Creo que cualquier actor que haya hecho televisión diaria, con muchas horas de grabación encima, tiene la capacidad de doblarse y pensar lo que está filmando y actuando a la vez", dice Piroyansky cuando se le pregunta cómo es actuar, dirigir lo que él mismo escribió y operar todo al mismo tiempo. "Cuando actué con Pablo Rago o Lali vi esa misma característica, que saben lo que está pasando con las cámaras. Es medio esquizofrénico visto desde afuera, porque estás actuando pero también viendo lo que está haciendo tu compañero, y es más fácil corregirlo si estás en el lugar. Lo más difícil es verse uno, porque pienso que podría haber hecho otra cosa o que lo estoy haciendo mal. Por eso es importante tener un equipo en el que confiar".