En "Margarita", esquinas uruguayas, hadas de celular y una villana de oro ponen a prueba la magia de Cris Morena

Filmada íntegramente en Uruguay y con varias caras conocidas en el elenco, el spin off de "Floricienta" es el primer gran proyecto de Cris Morena en 10 años. Con Isabel Macedo, Mora Bianchi y música, la primera impresión de "Margarita".

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Mora Bianchi es Margarita en la nueva serie de Cris Morena.
Foto: Max

Tras meses de conversación y expectativa, llegó el estreno de Margarita. Sobre la ola nostálgica que le generó, a las generaciones criadas a la luz de las producciones de Cris Morena, el llamado “Cris Morena Day” que se celebró el miércoles a través del canal de streaming Olga, los primeros cinco episodios llegaron a Max.

La temporada tendrá 40 capítulos y se irán estrenando de a tandas cada lunes; hoy, además, el piloto completo fue liberado en el canal de YouTube de Max Latinoamérica, gratis. La creadora argentina Cris Morena, que el año pasado produjo Te quiero y me duele, no lanzaba un proyecto así de grande desde Aliados, de 2014.

Margarita es un spin off de Floricienta (2004) que se filmó completamente en Uruguay durante 2023, y del elenco de la historia original conserva a las villanas Delfina y su madre Malala, encarnadas por Isabel Macedo y Graciela Stéfani respectivamente, teniendo en el personaje de Macedo a su verdadero corazón, lo que queda en evidencia ya en el primer capítulo.

La actriz vuelve a entrar en la piel de Delfina como si nunca hubiera dejado de hacerlo, con soltura y solidez, y su habilidad para bordar a la malvada que ya había tenido su arco de redención en Floricienta y, por tanto, exige algunos matices, es uno de los mayores atributos del inicio de Margarita.

Ahora, Delfina es la jefa de un centro de talentos llamado Hangar Soho, asistida por Mery del Cerro en un rol pretendidamente gracioso, y vive en la renovada mansión de Florencia y Máximo, quienes desaparecieron al igual que sus tres hijos tras un incendio devastador, en 2007, en la invasión al reino de Krikoragán; algunos flashbacks completan el relato de lo ocurrido.

Delfina presume de haber logrado encontrar a Margarita, la heredera, aunque en verdad ocupó su lugar con otra niña huérfana. A la muchacha la apoda Daisy (Lola Abraldes) y la tiene más bien escondida en su caserón.

La verdadera Margarita llegará a su vida a través de la academia, cuando la villana decida lanzar un programa de becas con el objetivo de ser candidata a un premio que le serviría de autovalidación. Políglota, polifacética, pobre y perdidamente optimista, además de huérfana, Margarita es la joven Mora Bianchi, actriz argentina que se preparó un año entero para el rol y que desborda carisma.

El rodaje uruguayo se hace notar con las locaciones (la Rambla, Carrasco, la Quinta de Berro, las esquinas del Centro) y las presencias secundarias de actores, actrices, cantantes y hasta figuras de la televisión; la lista va de Fernando Vilar y El Gran Gustaf en plan villano a un joven de Nueva Helvecia, Lisandro García Guerra; o la actriz de la Comedia Nacional Soledad Gilmet).

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Fernando Vilar, detrás de Mery del Cerro e Isabel Macedo en "Margarita".
Foto: Max

El sello Cris Morena impregna por completo los primeros episodios. Están los colores estridentes, los vestuarios con estilo patchwork que se han visto a lo largo de todas sus producciones, un lenguaje propio (“flikiti”, por ejemplo, herencia de Floricienta) y un puñado de canciones presentadas en vistosos números musicales, cada uno con su respectiva coreografía.

Las intrigas y artimañas están al servicio de los villanos (Macedo, Rafael Ferro, Pilar Masse como Única, Mateo Belmonte como Rey), y un triángulo amoroso ya quedó definido con encuentros bien de ficción. El meet cute de Margarita y su interés amoroso (Ramiro Spangenberg como Merlín, a quien se disputará con la otra Margarita) bajo la lluvia y con torpeza, es un guiño directo a quienes quedaron marcados por la fantasía de Floricienta.

También están las haditas, que ahora tienen voces, colores y una extraña conexión con el celular. En el siglo XXI, al parecer, Siri también le calza a alguien como Cenicienta. Queda ver si la magia de Cris Morena todavía puede surtir efecto en la era de la voracidad y la hiperdigitalización, o si las ilusiones se han vuelto demasiado frágiles para este tipo de cuentos.

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