"En la casa de mis padres la televisión, hasta el día de hoy, es un integrante más. Está siempre encendida”, dice Eduardo Maquieira. El comunicador, guionista y director younguense de 37 años es un aficionado a las telenovelas y recuerda que Celeste, producción argentina de 1991 con Andrea del Boca, y Lazos de familia, la icónica telenovela brasileña de Manoel Carlos, fueron las que más lo marcaron.
El haber crecido en un ambiente donde la ficción generaba conversaciones y momentos compartidos en familia, nutrió el deseo de contar sus propias historias y provocar en otros eso que le provocaban, por ejemplo, las historias de la brasileña Gloria Pérez. Por eso, cuando ingresó a la Facultad de Comunicación tenía muy claro con lo que quería trabajar.
“Soy un adicto al rating e incluso en mi adolescencia, con mi hermano, siempre escuchábamos en la radio cuando informaban qué había sido lo más visto en la tele”, dice. Así, tras licenciarse, escribió un proyecto y lo envió a Canal 12: estaba convencido de que las telenovelas necesitaban otra visibilidad en Uruguay.
“A los 15 días me llamaron y ahí empecé una pasantía. Al mes ya estaba trabajando con la propuesta que había hecho, que era para darle más importancia a las promociones de las telenovelas”, cuenta. Trabajó durante nueve años en La Tele, donde editaba los adelantos de los próximos capítulos y las pautas publicitarias de las ficciones, pero no dejó a un lado el sueño de hacer sus propias producciones. Así, durante sus licencias regresaba a Young para dar forma a sus primeros cortos. “A medida que empecé a trabajar, ahorré y logré tener un micrófono y una cámara. Tenía muy clara la idea de que cuando tuviera mi primer proyecto independiente, lo iba a hacer allá”.
Nutrido de esa certeza, en 2010 creó Estiyú —nombre que juega con las palabras “estilo” y “younguense”—, la productora que lleva adelante junto a sus dos hermanos. En 2010 lanzaron La última cosecha, el primer cortometraje con sello younguense y que contó con la participación de estudiantes de un taller de teatro local. “Empezamos con personas que formaban parte del taller, o sea que tenían un poquito de experiencia, pero a medida que fueron pasando los proyectos hicimos un casting más abierto y se sumó gente que nunca había actuado”, cuenta. Desde entonces, empezó a gestarse un trabajo hecho en comunidad.
Las producciones no solo involucran a los vecinos y sus esfuerzos sino que además se estrenan, muchas de ellas, en la pantalla grande del Teatro Atenas de Young y en cines de Montevideo. “Dije: ‘a ver si alguien va a ver algo de 9 minutos en el cine’, y para mi sorpresa se llenó la sala. La gente quedó contentísima y eso fue tremendo incentivo”, rememora. “Muchas veces a los castings viene gente y dice: ‘yo lo que quiero es colaborar. Sé coser’, por ejemplo. Otro dice: ‘puedo prestar algún equipo’ o ponen a disposición alguna locación también”, describe sobre cómo la convocatoria local fue creciendo y, un proyecto que era suyo pasó a ser de todo un pueblo.
“Como mi principio es la naturalidad, no ha sido una dificultad dirigirlos y trato de que se sientan cómodos. Sé que algunos no son profesionales y pueden tener ciertas carencias, pero yo también las tengo y voy creciendo junto a ellos como guionista y director. Entonces fue ver que podíamos ir evolucionando en conjunto”, evalúa quien, a raíz de esta trayectoria, se formó con dramaturgas reconocidas como Duca Rachid y Thelma Guedes.
Con esa dinámica de evolucionar en conjunto fue que nacieron producciones como Una flor en el basural (2011), No entren con los pies sucios (2013), La Vieja (2016) —que en Youtube superó el medio millón de visitas— y La bagayera (2018).
En 2016 decidió meterse de lleno en el género que le apasiona: las webnovelas. “Se puede decir que es una hija de la telenovela y de la webserie, unifica las dos cosas”, explica.
Así nacieron María Fracasada (2016), El Coraje (2017) y Maestra Veneno (2019), todas disponibles en Youtube. María Fracasada, por ejemplo, fue la primera del género a grabarse en Young y una de las primeras del Uruguay. Tiene 10 capítulos de cinco minutos de duración cada uno y participó de muestras audiovisuales como la de Taranto, en Italia; fue seleccionada como mejor miniserie web del Moviescreen Pro Film Festival y emitida en TV Impacto de El Salvador.
“Yo desconocía un poco la movida de los festivales de webnovelas, pero de a poco nos animamos y se abrió una puerta, nos recibieron en España y en Brasil también”, comenta. “Fue muy especial ganar un premio en las tierras de las novelas que me inspiraron”, dice sobre el Premio de Incentivo a la Producción Internacional que cosechó en Río de Janeiro por Maestra Veneno.
Y aunque los caminos se fueron abriendo para que las webnovelas younguenses lleguen cada vez más lejos, Maquieira entiende que, además de la falta de auspiciantes para que se lleven adelante estos proyectos, el género aún enfrenta prejuicios: “El uruguayo es muy novelero, pero le cuesta reconocerlo. La telenovela es un producto muy discriminado; incluso en épocas en que los canales tienen una novela líder en audiencia, siempre es un producto barato en la interna. Es el género mas exitoso y más discriminado”.
Sin embargo, el director no desiste y sigue contando con el apoyo de Young. En marzo de 2023 lanzó El verano que me traicionaste, la cuarta webnovela de Estiyú. Acá, además de sumar a los younguenses como de costumbre, la ciudad pudo, incluso, elegir a la actriz principal de la historia. “Para que el proyecto no nazca directamente con el primer capítulo, nos pareció interesante hacer partícipe a la gente de todo el proceso. Entonces hicimos un casting y a partir de esa preselección la gente podía votar y elegir a la actriz que encarnaría el personaje principal”, cuenta. “Ya que no contamos con una campaña de difusión en medios tradicionales, mi idea era que al menos la gente pudiera vivir el proceso previo y que eso genere expectativa”.
La producción tiene tres capítulos publicados y quedó seleccionada en el Cusco Web Fest en las categorías de mejor microserie latinoamericana, mejor actuación para Constanza Benítez y mejor dirección, además, claro, de haberse estrenado en el Teatro Atenas como las anteriores. Buscan apoyos para poder hacer más episodios.
“Es un momento lindo el estreno, porque la gente puede verse en la pantalla grande y compartir con su familia, con sus vecinos y eso se vuelve siempre muy mágico”, dice. “Ha pasado de que gente que no había hecho nada de teatro empezara a hacer talleres después de participar de alguna filmación. Porque también pasa eso de que en Uruguay hay poca oportunidad para el actor, y en el interior prácticamente no la hay”.
Es también por esto que Maquieira está dispuesto a enfrentar las dificultades de hacer ficción en Uruguay: para despertar sueños dormidos, cumplir el suyo y mover emociones en la gente. Un desafío que abraza, con un pueblo que lo apoya.
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