¿Cómo es "Hacks", la serie de HBO Max que es la gran favorita en los premios Emmy?

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Jean Smart

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Protagonizada por Jean Smart como una leyenda de la comedia que debe lidiar con los nuevos tiempos representados por su asistente; es muy divertida

A lo que le pasa a Jean Smart se le llama un gran momento. Y eso es decir mucho para una actriz que tiene una carrera que comenzó en 1980 y por la que ganó, por ejemplo, tres premios Emmy.

Pero cómo se puede definir una temporada que para esta actriz de 68 años incluye su papel de matriarca de una familia (y una hija) en descomposición en Mare of Easttown en HBO o su Dorothy Vance, esa reina de Las Vegas que intepreta en la sensacional Hacks, que acá estrenó HBO Max y es la serie del momento.

Por ambos papeles, tan distintos, está nominada a dos Emmy. El año pasado estuvo nominada por su papel como la agente Laurie Blake en Watchmen, también de HBO, la cadena que, claramente, es su casa.

Ya se ha hablado (acá) de Mare of Easttown, un drama con Kate Winslet como una detective de pueblo chico investigando una serie de desapariciones. Allí, como Helen Fahey, Smart se convertía en el pilar moral de un clan en trances complicados. Aunque su papel era bien secundario, se hacía notar y mucho. Smart siempre consigue eso.

Dorothy Vance, su protagónico en Hacks no puede ser más distinta que su personaje en Mare of Easttown aunque también sea una madre con un frente interno complicado. Vance está hace más de 30 años haciendo su número de comedia en Las Vegas y es la atracción principal del hotel y casino (ficticio) Palmetto que dirige Marty (Christopher McDonald)), un viejo amigo y eterno rival. Aunque tiene un público fiel y mayor, ante la amenaza de un grupo vocal tecno que es la sensación de la ciudad, su agente (Paul W. Downs) le sugiere -de hecho le impone- una guionista millennial, Ava (la comediante Hannah Einbinder), que tiene sus propias complicaciones debido a un chiste algo desubicado que le valió una cancelación social y provocó una escasez de ofertas laborales.

Solo en esas circunstancias se puede aceptar trabajar con Vance que es una diva curtida, caprichosa y millonaria y califica como de las peores patronas del mundo. Igual, primero por necesidad, luego por cariño y después por algo parecido al afecto le tolera los desplantes y se involucra en algunos asuntos familiares a los que nadie la invita.

Un testigo de ese vínculo es Marcus (Carl Clemons-Hopkins), el fiel escudero de Deborah y hay otros simpáticos personajes secundarios.

La serie tiene un formato de sitcom de capítulos de media hora. Hay un humor algo cínico, buenos diálogos y un aire de redención amable que ya está marcado desde el primer episodio. En el cuarto capítulo (el último que se vio para esta crónica), empieza a vislumbrarse un acercamiento entre ambas. Todo indica que la resolución va a ir por el lado sentimental. Por las dudas, ya está toda para ver en HBO Max.

Los creadores de Hacks -Lucia Aniello, Paul W. Downs y Jen Statsky- supieron desde siempre que Smart era la indicada para el papel. “Jean siempre fue la actriz soñada para el personaje”, le dijo Aniello a The New York Times.

Es que Smart sabe cómo encontrar la vulnerabilidad en una mujer llena de sarcasmos pero con algunas debilidades que la humanizan. Y conoce el medio y el timing.

Su primer papel recurrente fue en Teachers Only, una serie fugaz en 1983, pero desde entonces ha estado siempre en televisión: su trayectoria incluye unas 120 apariciones, papeles de reparto y protagónicos. Ahí están incluidas series clásicas como Frasier, Designing Women, 24, Fargo y Legion. Los Emmy los ganó por Frasier (dos) y Samantha Who?.

Lo mejor que le ha pasado a la comedia televisiva angloparlante es la aparición de una sensibilidad femenina que, aunque hay excepciones como en todo, está cada vez más presente. Títulos como Dead to Me, Grace and Frankie, Girls, Fleabag, The Marvelous Ms. Maisel o Muñeca rusa son grandes ejemplos de grandes series centradas en las aventuras/desventuras de personajes femeninos interesantes en sus defectos y sus virtudes.

Hacks cuenta desde allí los desencuentros provocados por la brecha generacional que separa, mucho menos de lo que ellas creen, a Deborah y Ava, que es bisexual y adicta al WiFi, entre otros datos que la jefa mira con recelo o ataca con feroz ironía. A Ava los chistes de Deborah le parecen anticuados y algo machistas, y algunos trabajos que acepta (inaugurar una sucursal de pizzería, por ejemplo) le resultan denigrantes.

Pero en relidad se parecen mucho. Las dos lidian con problemas familiares, son feministas de distinta extracción y cometieron algún error en el pasado que aún se hace sentir en el presente. Todo rodea a estas mujeres y allí está la gracia (que es mucha) de Hacks.

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