CRÍTICA

Sangre, sexo, corrupción y mucha cocaína. Sobre estos cuatro elementos se construye el relato de Entre hombres, la miniserie de HBO Max que reúne a un elenco lleno de figuras de ambas orillas del Río de la Plata. Bajo la dirección de Pablo Fendrik (El asaltante y La sangre brota), desfilan actores como Nicolás Furtado, Luis Machín, Claudio Rissi, Gabriel “Puma” Goity, Diego Velázquez y César Troncoso. Eso sí, no se trata de un drama amable para el espectador; más bien, es una muestra de la falta de límites al momento de contar una historia ambientada en un desolador Buenos Aires de 1996.

Y eso queda claro en los primeros 15 minutos. De la mano de Rissi, una de las figuras de El Marginal, en el rol de un proxeneta tucumano, una menor de edad y dos chicas trans son llevadas a una orgía organizada por un candidato a gobernador, un juez federal y un importante banquero. “La gente que vamos a ver es muy poronga, así que hagan todo lo que les pidan”, aclara “El Tucu” antes de llegar. La oscuridad casi asfixiante de la fotografía elegida es un presagio: algo está por salir mal. Y, apenas la cámara enfoca ese cuarto sucio, lleno de botellas de whisky y líneas de cocaína, se confirma. El espectador casi puede sentir el aliento a alcohol de los hombres, el olor a sudor de esos cuerpos maltratados y casi que percibe en primera persona el aire abusivo que sobrevuela esa habitación.

Eso sí, no hay cargo político ni reconocimiento público capaz de escaparle a la tragedia. Cuando una de las prostitutas sufre una sobredosis y los encargados de la fiesta obligan a las mujeres a desaparecer de la escena, todo se sale de las manos. Y, aunque “El Tucu” toma una decisión extrema que no hace más que complicar las cosas, el verdadero disparador de esta historia de cuatro capítulos está en un VHS. La cinta de la cámara instalada por el proxeneta para registrar la orgía y amenazar la imagen pública del candidato, desencadena una sucesión de hechos sangrientos que pueden incomodar al espectador más inocente.

Pero si uno acepta las reglas del juego de esta forma de contar una historia, que por momentos recuerda a la violencia desmedida de películas de Tarantino como Kill Bill 3 y Django sin cadenas, se va a encontrar con un enfoque bastante interesante. La adaptación de la novela homónima de Germán Maggiori cambia constantemente de protagonistas gracias a una serie de subtramas que llegan a un mismo lugar: desvincularse del crimen.

Es allí donde ingresan dos policías corruptos, el comprometido Inspector Almada (Diego Velázquez) y el desaforado Sargento Garmendia (Gabriel “Puma” Goity), que tratan de encontrar ese VHS para eliminar toda evidencia incriminadora. Lo interesante es cómo cada uno de los actores lleva a sus personajes al límite. En el caso de Goity, que se muestra casi irreconocible, deja salir su faceta más oscura gracias a su carácter más abusivo, violento y excesivo. Sin embargo, a medida que avanza la trama saca a relucir su lado más humano para generar empatía con el espectador.

La mayor sorpresa llega de la mano de Furtado, que ya se había ganado al público de este tipo de contenidos con su papel casi protagónico en El marginal. Si ya se había convertido en una revelación con el personaje de “Diosito”, con Entre hombres termina de demostrar la versatilidad con la que puede abordar a un personaje. En este caso, encarna a “El Mosca”, un criminal que parece tomar los elementos más extravagantes de Tommy Wiseau en The Room y Dana Carvey en Wayne’s World —la cabellera, la presencia frente a la cámara e incluso la dentadura— para brindarle una mirada caricaturesca al relato.

El aspecto más seductor de Entre hombres es que se trata de la serie ideal para los que se quedaron con las ganas de ver más de El marginal, el último gran fenómeno de las ficción argentina. Acá, se ve el reencuentro de cuatro de los actores de esa historia carcelaria creada por Sebastián Ortega. Además de Rissi como “El Tucu” y de Furtado como “El Mosca”, aparecen Roly Serrano en el papel de un odioso funcionario policial y Diego Cremonesi como “El Zurdo”, el socio de Furtado.

Por más de que los excesos en la historia —a esta altura, el uso desmedido del sexo, la violencia y las drogas parece ser la herramienta para atrapar al público joven— le quiten originalidad a la historia, lo interesante de Entre hombres —aunque eso es mérito del autor de la novela— es que no hay una verdadera distinción entre buenos y malos. Todos están manchados.

La nueva serie de HBO Max es un retrato de la vida sociopolítica y del lado más violento de aquella Argentina de mediados de los noventa. Y encuentra una manera de contarlo a la medida de tiempos como esos.