"La luz que no puedes ver" está en Netflix y tiene al protagonista de una de las mejores series recientes

Se estrenó en Netflix la miniserie compuesta por cuatro episodios que protagonizan Louis Hofmann, Aria Mia Loberti, Mark Ruffalo y Hugh Laurie y se basa en la novela de Anthony Doerr.

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Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Foto: Atsushi Nishima / Netflix

Mike Hale, The New York Times
Marie-Laure y Werner, las almas gemelas que eventualmente se encontrarán en la flamante miniserie de Netflix La luz que no puedes ver, están en lados opuestos de un mundo en guerra.

Ella es una adolescente francesa y ciega que entrega mensajes de radio codificados al comando de bombardeo aliado durante la Segunda Guerra Mundial; él es un joven técnico de radio nazi asignado para localizarla en su buhardilla de Saint-Malo, mientras llueven bombas y las tropas estadounidenses se acercan.

Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Foto: Doane Gregory / Netflix

Pero de acuerdo con la inclinación radicalmente romántica e idealista de la serie, tanto como la de la exitosa novela de Anthony Doerr en la que se basa, Marie-Laure y Werner tienen mucho en común. Ambos han enfrentado desafíos (ella no ve, él pasó su infancia en un orfanato) y emergieron fuertes e ingeniosos.

Werner es un prodigio de la radio, y los sentidos del tacto, olfato y oído de Marie-Laure son extraordinarios. Ambos comparten un mentor, un locutor anónimo llamado “el Profesor” cuyas lecciones, incluida esa de que “la luz más importante del mundo es la luz que no puedes ver”, han ayudado a moldear sus personajes.

Estos dos modelos proporcionan el marco para una versión de lujo del melodrama en tiempos de guerra y la historia del triunfo del espíritu, tal como lo imaginó Doerr y fue adaptado para televisión por el guionista Steven Knight (el creador de Peaky Blinders) y el director Shawn Levy (Una noche en el museo). Marie-Laure y Werner son jóvenes cuyos problemas, cuando se los idealiza y se los pone en una serie, son algo sin mucha importancia.

Su historia tiene una base de suspenso, terror y violencia sangrienta, pero es lo suficientemente elástica como para incluir la búsqueda de una gema legendaria que, se dice, confiere una maldición a los seres queridos de cualquiera que la toque. Marie-Laure cuenta con dos adorables figuras paternas: su padre real que construye elaborados modelos de sus barrios para que ella pueda memorizar las calles, y su tío, un héroe de las trincheras de la Primera Guerra Mundial cuyos feos recuerdos le han impedido salir de su casa por 20 años.

Si eso hace que la serie suene peligrosamente cursi y sentimental, bueno, es así, aunque no en dosis fatales.

Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Foto: Atsushi Nishijima/Netflix

Hay excesos melodramáticos (principalmente los que involucran un elenco rotativo de oficiales nazis rabiosos) y convenientes lapsos de lógica, pero hay un nivel general de moderación e ingenio en el guion de Knight que evita que La luz que no puedes ver se incline completamente hacia la desvergüenza. Si está dispuesto a dejarse manipular al servicio de un ejercicio emocional, probablemente no se sentirá mal por la mañana. Y la producción, filmada en locaciones de Francia y Hungría, y que involucra muchos efectos especiales de batallas nocturnas, es bastante agradable a la vista.

El problema no es el sentimentalismo o la superficialidad del material; es lo que le sucedió al material en el proceso de comprimirlo en cuatro episodios relativamente escasos para Netflix.

La serie se siente privada de oxígeno narrativo, del tipo de textura y detalle (presente en el libro) que podría darle una vida más real.

Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Imagen de la serie "La luz que no puedes ver".
Foto: Doane Gregory/Netflix

Un resultado de esto es el énfasis excesivo en el tema incluido en el título: la luz que vive dentro de Marie-Laure y los otros héroes de la historia, la luz de la razón que se apaga en tiempos de guerra, la luz de nuestro verdadero yo que a veces debemos ocultar para seguir con vida. La entretenida e intrincada novela de Doerr no requería cliffhangers en cada episodio. Por otro lado, no hay garantía de que si la serie hubiera sido más larga no hubiera sido más de lo mismo.

Incluso cuando se les pide que escupan y griten, los actores alemanes y austriacos que interpretan a los nazis son la clase de la producción, incluidos Louis Hofmann (de la serie de Netflix Dark) como Werner, y Lars Eidinger como el sádico oficial von Rumpel. Curiosamente, no hay artistas franceses en papeles destacados. La actriz estadounidense ciega Aria Mia Loberti, que debuta en esta serie como Marie-Laure, es simpática, inteligente y un poco insulsa; Mark Ruffalo (foto, abajo), como el padre de Marie-Laure, se esfuerza con éxito intermitente por alcanzar el sentimiento galo. A Hugh Laurie le va mejor dándole sustancia melancólica al tío Etienne. Pero cuando él y Ruffalo brindan mutuamente mientras dicen “Vive la France”, todo lo que puedes decir es: “Oh mon Dieu”.

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