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En el canal Fox Series se está emitiendo la última temporada de una serie que marcó historia
En la octava y última temporada de Homeland, la agente de la CIA Carrie Mathison (Claire Danes) regresa a Afganistán y se encuentra con el hijo de un contacto con el que trató años atrás. Creció mucho. Cuando lo vio por última vez, apenas le llegaba a las rodillas.
Homeland (que ve en el canal Fox Series y la app Fox+, disponible en NsNow y Flow), trata sobre muchas cosas, personales y geopolíticas. Pero en su momento más poderoso, la nueva temporada evoca algo simple y triste: ¡Cómo pasó el tiempo!
Esa idea fue creciendo en Homeland. Comenzó, en 2011, 10 años después de los ataques del 11 de septiembre. 24 —un antecedente con el que Homeland comparte talento creativo—, ya tenía ocho temporadas.
Si 24 floreció en las consecuencias del 11-S generando fantasías catárticas de ataques terroristas, Homeland analizó el costo psíquico de esos años de lucha y catástrofe. Creada por Howard Gordon y Alex Gansa y basada en una serie israelí, se centró en las heridas internas de la guerra a través de Carrie, una agente con trastorno bipolar y un horror crónico por las fallas de Inteligencia antes del 11-S.
Por más arriesgado que pueda ser usar la enfermedad mental como símbolo de un trauma nacional, Carrie fue una especie de sinécdoque para un Estados Unidos sacudido. Pelearon una guerra oculta por nosotros y lo sintieron, más intensamente cuando tomó el caso de Nicholas Brody (Damian Lewis), un prisionero de guerra estadounidense convertido por sus captores en un contra-agente, que se volvió su objetivo y su amante.
Homeland podría haber sido una miniserie única y devastadora y convertirse en leyenda. No lo hizo. Estiró la historia de Brody en una segunda temporada, luego lo mató en la tercera y atentó contra su verosimilitud.
Y aunque tenía una mayor sofisticación política que otras, Homeland aún tendía a ver a sus personajes no estadounidenses más como objetos que como sujetos. Este punto ciego se manifestó en la quinta temporada cuando los artistas contratados para pintar un campamento de refugiados con graffiti pintaron en árabe “Homeland es racista” sin que nadie se diera cuenta.
Pero incluso en sus momentos más débiles, Homeland se vio reforzada por un compromiso con los matices, en su política y sus personajes. La actuación nerviosa de Danes essiempre impresionante. Y la asociación de Carrie con Saul Berenson (Mandy Patinkin) es una de las parejas más complicadas de la televisión: mentor y alumna, compañeros, familiares sustitutos, adversarios y aliados inquietos. Sus interacciones se cargaron de calidez y frío profesional.
La serie evolucionó para enfocarse no solo en Estados Unidos y el mundo islámico, sino también en las crisis de Occidente. En la temporada de 2018, los rusos lanzaron una campaña de desinformación que precipitó una crisis constitucional en Estados Unidos. Y que condujo a la renuncia del presidente y a la captura de Carrie por parte de los rusos, que retuvieron la medicación que la estabiliza.
En la nueva temporada, Saul, ahora asesor de seguridad nacional del nuevo presidente (Beau Bridges), está llevando a cabo negociaciones para terminar la guerra en Afganistán. Cuando se socava el proceso de paz, recluta a Carrie, aún recuperándose de meses en un estado psicótico como cautiva, aunque a la CIA le preocupa más que haya revelado información durante su captura.
Se completa así, el círculo de Homeland. Carrie, después de haber sacrificado su cordura e incluso la custodia de su hija, tiene que reajustarse al trabajo de campo mientras se pregunta si dijo algo cuando los rusos la quebraron. Quizás se volvió Brody, y ella misma es su propia adversaria, al menos, la versión misteriosa y no medicada de sí misma perdida en su memoria.
Los primeros cuatro episodios de la temporada tienen la trama salvaje pero también el ojo para la naturaleza humana de Homeland en su mejor momento. Danes nos da una Carrie más vieja y más sabia pero también desgarradoramente consciente de su propia precariedad.
Hay un sentimiento elegíaco en Homeland al regresar al sitio de una guerra de la generación anterior. La temporada devuelve una serie de personajes del pasado, pero la larga guerra, en cierto modo, es el enemigo supremo: sin forma, con múltiples cabezas e infinitamente capaz de reciclarse y sobrevivir.