Kyle Buchanan / The New York Times
En marzo, la revista Rolling Stone publicó un artículo que detallaba la producción plagada de problemas de The Idol, el nuevo drama de HBO del creador de Euphoria, Sam Levinson,que llegó ayer al canal y al streaming. Según la revista, casi el 80 % del programa, sobre una cantante pop (Lily-Rose Depp) hechizada por una figura de svengali (The Weeknd), había sido filmado por la directora Amy Seimetz antes de que Levinson interviniera para reescribir y volver a filmar todo.

Como resultado, dijo un miembro del equipo, se transformó de una sátira de la industria musical a una “fantasía de la violación” en la que el personaje de Depp debe soportar actos sexuales degradantes.

En el último Festival de Cine de Cannes, donde se estrenaron dos episodios, se le preguntó a Levinson qué pensaba del informe. “Cuando mi esposa me leyó el artículo”, respondió, “la miré y dije: ‘Creo que estamos a punto de tener el show más grande del verano (boreal)’”.

Cuando se trata de controversia, Levinson y sus colaboradores claramente han decidido apoyarse: incluso el marketing de HBO para The Idol lo llama “la historia de amor más sórdida de todo Hollywood”. A veces, la serie parece diseñada para generar artículos de opinión y tormentas de tuits indignados; si la atención es oxígeno, Levinson parece haber calculado que The Idol brillará más mientras la gente siga hablando de ella.

Las críticas de Cannes fueron malas, pero siempre que se mencionen los escenarios escandalosos y las comentadas escenas de sexo, ¿no se sentirá el espectador tentado a verla?

Ahora, ¿es The Idol realmente tan sórdida como se prometió/advirtió? Ayer se estrenó la ficción que está para ver en la rotación de HBO, en la plataforma HBO Max y en el servicio NSNow de Nuevo Siglo.

La serie comienza con la estrella pop que interpreta Depp, Jocelyn, posando para una sesión de fotos, desnuda pero con una bata apenas ceñida y una muñequera de hospital. Lo último es un guiño a los rumores de que Jocelyn sufrió una crisis nerviosa después de la muerte de su madre, pero también una provocación, explica Nikki (Jane Adams), una cínica ejecutiva discográfica: si los hombres piensan que Jocelyn está un poco loca, podrían imaginar que tienen la oportunidad de acostarse con ella.

Casi de inmediato, el equipo de Jocelyn sufre dos crisis gemelas. La primera parece hecho a medida para obtener la locura de internet: la bata de Jocelyn sigue cayendo para revelar sus pezones, y un coordinador de intimidad sigue tratando de detener la sesión, sin importar con qué frecuencia Jocelyn y su equipo explican que están de acuerdo con eso.

Eventualmente, el gerente de Jocelyn, Chaim (Hank Azaria), encierra al coordinador de intimidad en un baño.

Mientras todo eso sucede, se filtra una foto en línea que muestra a Jocelyn con fluidos sexuales en la cara. Pero ella parece completamente tranquila. ¿Es porque es tan sexualmente dueña de sí misma que no puede avergonzarse?

Dado que se ducha de forma sensual con pestañas postizas y maquillaje completo, puede deberse más a la descripción que hace Sam Levinson del personaje, como una fantasía masculina permanente, que a cualquier otra cosa.

Esa noche, la despreocupada Jocelyn se dirige a un club nocturno, donde conoce a Tedros, el misterioso dueño del establecimiento, interpretado porThe Weeknd (el co-creador de la serie, nacido Abel Tesfaye, reconocido cantante pop y que tiene una iluminación tan halagadora que a menudo se parece más a una representación de inteligencia artificial).

Hay una conexión instantánea entre los dos por razones que no se muestran en la pantalla, y no pasa mucho tiempo antes de que se reúnan en el hueco de una escalera, un encuentro en el que ella pensará luego en su casa mientras se involucra en una práctica de autoasfixia erótica.

La asistente de Jocelyn (Rachel Sennott) no es fanática de esta floreciente unión: “Es tan violador”, le dice a Jocelyn. “Me gusta”, responde la estrella, quien invita a Tedros a su mansión para escuchar su próximo sencillo. Niega hábilmente a Jocelyn, diciéndole que la canción no se canta con ninguna autoridad sexual, pero tiene un plan para eso: después de pasar un vaso de hielo por el esternón frecuentemente desnudo de Jocelyn, le quita la bata por la cabeza y la ahoga con su cinturón, usa una navaja para cortar un agujero en la boca en el material (¡las cosas por las que ha pasado esta pobre túnica en un solo episodio!) y le ordena a Jocelyn que cante.

En el segundo episodio, Jocelyn presenta con orgullo este remix orgásmico a su horrorizado equipo. Cuando le dicen que es demasiado tarde para hacer cambios, ella está consternada, pero aun así se las arregla para agregar un vaso frío a su habitual sesión de sexo en solitario por la tarde.

Una chica tiene necesidades, después de todo.

Pero cuando Jocelyn aparece para la filmación de un video, los maquilladores tienen que cubrir los cortes y moretones que aquella sesión le dejó en la parte interna de los muslos. Esto hace que llegue tarde al set, donde eventualmente se disuelve en un desastre de llanto. Significa que es particularmente vulnerable a las maquinaciones de Tedros, quien amablemente deja una orgía de cuello alto para trasladar a su séquito a la mansión de Jocelyn y tener sexo aún más pervertido con ella. Hay muchas conversaciones sucias tan groseramente pronunciadas por The Weeknd que es posible que deba silenciar y cambiar los subtítulos cuando lo vea.

¿Es un poco demasiado? Por supuesto, y ese es el punto.

En la conferencia de prensa de The Idol, se le preguntó a Levinson cómo calibró las escenas de sexo y la desnudez casi constante sin ir demasiado lejos, y por un segundo, pareció confundido. Respondió: “A veces, las cosas que podrían ser revolucionarias son llevadas demasiado lejos”.