Las claves del fenómeno "Envidiosa", la serie argentina que se metió entre las más vistas del mundo en Netflix

Con Griselda Siciliani deslumbrante en la piel de Vicky, "Envidiosa" es uno de los grandes fenómenos de la ficción rioplatense de 2024. Furor en Netflix, tiene una banda sonora exquisita y un rumor que alimenta su éxito.

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Esteban Lamothe y Griselda Siciliani en "Envidiosa".
Foto: Alina Schrwarcz / Netflix

Tenía a Griselda Siciliani, a una de las guionistas más exitosas de la ficción argentina, a Adrián Suar como respaldo y a Netflix, claro, como plataforma global. ¿Alcanzaba con eso para garantizar el éxito de Envidiosa? Las apuestas podían ser entusiastas, pero hay una sensación de que a más opciones para entretenerse, más fácil es aburrirse en el streaming. Y a esa tendencia le ganan pocas cosas.

Envidiosa, sin embargo, logró la consagración. En menos de 10 días desde su estreno (el 18), enamoró al público con 12 episodios y la tranquilidad de que ya hay una segunda temporada filmada, se instaló en la conversación y el debate de las redes sociales, expandió el interés con el trascendido de que podría estar inspirada en personas reales y, ayer, se coló entre las series más vistas de Netflix en todo el mundo.

Y a diferencia de lo que ocurre en otros casos —Margarita, por ejemplo, está en el Top 10 mundial de Max pero su popularidad se ajusta a América Latina—, su impacto alcanza a destinos exóticos. Hoy, Envidiosa es una de las favoritas del público en destinos tan lejanos como Croacia, Chipre, Grecia, Israel, Rumania e incluso en grandes mercados como Italia o España. Nada mal para la desesperación de una cuarentona en crisis.

¿Pero en qué podría basarse la fiebre Envidiosa? ¿Cómo una serie con un personaje tan poco querible se quedó con un poco del corazón de todos los que le dieron su chance? Acá, algunas claves de una de las sensaciones argentinas del año, y hoy la quinta serie de habla no inglesa más vista en Netflix.

La trama, como anillo al dedo para el siglo XXI

La historia es fastidiosamente entretenida. Vicky (Siciliani), a punto de cumplir 40, se separa tras 10 años en pareja y siente que el mundo se le derrumba o, más bien, que se quedó sin tiempo: su plan perfecto de Susanita se hizo humo y las cuentas ya no le dan para encontrar un amor, casarse y tener hijos según sus condiciones.

Desesperada, se aferra a la ilusión que le ofrece Nicolás (Benjamín Vicuña), un jefe que a todas luces es un embustero, mientras se desahoga en el hombro de Matías (Esteban Lamothe), que atiende en la rotisería china que queda al lado de su coqueto apartamento. Y entre esos dos polos, asiste a terapia con resultados fallidos mientras ve cómo todas sus amigas parecen cumplir eso que a ella se le escapa entre los dedos.

La acusan de envidiosa, porque no logra disfrutar de los logros ajenos, pero en verdad, Vicky está frustrada y eso es una consecuencia del sistema. La han moldeado para que aspire a una vida estructurada y no sabe qué hacer por fuera de su paradigma de esposa feliz, lo que la vuelve absolutamente adecuada a una época que está redefiniendo un nuevo modelo de mujer adulta y próspera, a la vez que está cuestionando qué es, en este mundo de superficies, la verdadera prosperidad.

No es, como alguna lectura puede indicar, una serie que vuelve a intentar convencer al público sobre un ideal romántico arcaico: es una serie sobre cómo la promesa de los cuentos de hadas, si no se sanan algunas heridas, está muy lejos de resolver una vida feliz.

Un elenco al servicio de una estrella

Con series como Envidiosa y en plena crisis de su industria audiovisual, Argentina saca chapa de campeón en cuanto a su nivel actoral. Siciliani sostiene con una solidez rotunda la exigencia de una serie que, aunque tiene líneas secundarias interesantes, depende un 90 por ciento de ella. Su forma de andar al borde de la locura, la facilidad con la que parece llevar el equilibrio de la tragicomedia, y sobre todo la verdad de su actuación la vuelven magnética.

Tiene, además, una química notable con sus intereses amorosos (a Vicuña y Lamothe se le suma Martín Garabal como su exnovio medio arrepentido, Dani), pero hace la diferencia con el personaje de Matías, que es donde Vicky se muestra en todo su esplendor. Siciliani y Lamothe parecen jugar de memoria y hay una frescura entre ellos que cruza la pantalla.

Se extiende, eso, a la interacción de Vicky con su hermana (Pilar Gamboa, la de División Palermo) y sus variopintas amigas en un nivel parejísimo: Violeta Urtizberea, Marina Bellati, Bárbara Lombardo, estereotipos que funcionan como un reflejo de cómo es la vida, a veces, cuando los "sueños" se cumplen.

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Violeta Urtizberea, Griselda Siciliani, Pilar Gamboa y Bárbara Lombardo en "Envidiosa".
Foto: Alina Schrwarcz /Netflix

Todo está escrito por Carolina Aguirre, pluma afilada que ha sabido retratar con precisión a cierta mujer rioplatense, de clase media o media alta, de mucho "mambo", de mucho psicoanálisis e introspección. Suyas son Guapas o Ciega a citas, otros retratos de una forma de ser y vincularse en un mundo roto, siempre en crisis. Envidiosa, con el timing de la comedia, con lo predecible y con el ingenio, tiene su sello.

La banda sonora y lo que puede ser

Supongamos que los atuendos a lo Sex and the City abren las mismas preguntas que se abren viendo, justo, Sex and the City o la propia Emily en París: ¿cómo hacen estas mujeres independientes, con trabajos promedio, para vivir en apartamentos en zonas carísimas y lucir como lucen y salir como salen?

En Envidiosa, los absurdos así se perdonan entre otras cosas por las canciones, y porque todo se potencia si tiene de fondo la voz como un desgarro de Barbi Recanati y la angustia filosa de Bestia Bebé. El soundtrack es una joya y cosas como Brünne Romeo, algo para descubrir.

Pero a los méritos de Envidiosa también se le suman los misterios, ¿y a quién no le tienta un buen culebrón? En TikTok se viralizó la teoría que indica que Carolina Aguirre, guionista, se inspiró en una examiga para el personaje de Siciliani, y aunque ella lo ha negado diciendo que nunca tuvo una amiga tan interesante, detectives de internet han encontrado ciertas pruebas que respaldarían la teoría de que hay algo de Lucía Numer, muy popular en las redes como Adiós Cachorra, una suerte de gurú moderna que le da a sus seguidoras una serie de instrucciones (y cursos, talleres, libros) para no ser, justo, una "cachorra" en las cuestiones del amor.

Parte del encanto de Envidiosa también radica en eso: en cómo y cuánto podemos identificarnos en un mundo donde hasta amar parece haberse vuelto tan difícil, y en exagerarlo todo para entender que, en el mejor de los casos, la vida es eso, una tragicomedia que se hace mucho mejor si hay con quien compartirla.

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