ESTA NOCHE
Este domingo se estrenan los dos primeros episodios de la segunda temporada de la serie de Netflix que protagoniza el actor Diego Boneta
Tres años después del estreno de la primera temporada de la serie sobre su vida, la fiebre alrededor de Luis Miguel vuelve a surgir. Netflix reavivó la llama con una campaña de expectativa que incluyó avances, acciones en distintas redes sociales, el lanzamiento de “Qué nivel de mujer” en versión de Diego Boneta a modo de single (ya en todas las plataformas) y, para rematar, una premiere virtual que se realizó el viernes y convocó a fanáticos del mundo. Doce horas después de realizada, ya acumulaba más de 300.000 reproducciones solo en YouTube.
Son todas pautas de un entusiasmo a la altura de la apuesta latinoamericana más ambiciosa de la plataforma de streaming.
Luis Miguel. La serie es un fenómeno y su historia volverá a contarse hoy. A las 21.00 se estrenarán los dos primeros episodios de la segunda temporada, que luego lanzará un episodio por domingo. Serán ocho en total y estarán enfocados ya en la adultez del popular cantante mexicano, que aquí interpreta de sobremanera Diego Boneta.
“Sobre todo se ve a un Luis Miguel más humano en el sentido de que ya no siempre es la víctima o el ingenuo”, adelantó el actor en entrevista con Efe. “Aquí lo ves cometer errores, empatizas con él y luego entras en conflicto de si lo que hizo estuvo bien o mal. Es lo que a mí me gusta de estos personajes, esta onda de antihéroe que hace que sea mucho más divertido a la hora de filmar”.
Si la primera temporada comenzó y terminó con la muerte del padre de “Micky”, ese fabuloso Luisito Rey que compuso Óscar Jaenada, la acción de la segunda partirá de su velatorio en 1992 y alternará esa línea temporal con una más reciente.
Ante la ausencia del padre, la serie profundizará en las luces y sombras del personaje central, que sigue sufriendo la desaparición de su madre Marcela Basteri, aún sin resolver, y que ahora suma la responsabilidad de asegurar el buen futuro de sus hermanos, Alex y Sergio, que como él quedaron huérfanos. Todo mientras asimila una fama de escala internacional e intenta acompasarla con su romance con Érika (Camila Sodi) y la reaparición de una hija abandonada, Michelle Salas (Macarena Achaga). Otras partes importantes del relato serán el representante conocido, Hugo (César Bordón), y el nuevo, Patricio Robles (Pablo Cruz Guerrero).
La música continuará como un componente central, claro, porque a pesar de los altibajos y escándalos mediáticos, Luis Miguel, el real, todavía es el rey. Lo confirman una voz y un carisma únicos y el amor de unos fanáticos que le son incondicionales a pesar de sus ausencias.
Mañana cumplirá 51 años y aunque Netflix lo relanzó como artista popular hacia nuevas generaciones, Luis Miguel es el tipo de ídolo misterioso, distante, idealizado. Inalcanzable.
Ahí está la gran clave del éxito: Luis Miguel. La serie es, con sus licencias creativas pero con la aprobación del propio cantante, la oportunidad única de conocer una historia real que bien podría ser —y por eso funciona tanto— de telenovela, y se cuenta a ritmo de hits.
Dar de nuevo
Más oscura, más compleja y con más capas: así definió Diego Boneta esta segunda temporada, que se narrará a dos tiempos, entre 1992 y 2005, entre la previa de la salida del aclamado disco Aries y una carrera ya completamente consolidada y con un primer Grandes éxitos en el mercado.
Boneta interpreta estas dos versiones de Luis Miguel, lo que implicó otra transformación física importante. Si en la primera temporada había adelgazado 12 kilos y hasta se había separado los dientes para lograr una similitud mayor respecto al mexicano, aquí tuvo que aumentar otros 10 kilos y someterse a largas horas de maquillaje.
Para estar a la altura de la apuesta de Netflix, los prostéticos que usará Boneta en la versión adulta de Luismi (una especie de prótesis facial para modificar las facciones) los diseñó Bill Corso, ganador del Oscar por el maquillaje de Lemony Snicket: Una serie de eventos desafortunados. La supervisión de su caracterización la hizo Alfredo Mora, otro multipremiado.
Además, el actor vuelve a cantar el total de las canciones, con Kiko Cibrián, el productor de Aries entre otros varios discos de Luis Miguel, involucrado en todo el aspecto musical. El Sol de México tuvo encuentros con el actor y los guionistas, ya que la primera temporada se basó sobre todo en el libro Luis mi rey de Javier León Herrera, pero esta se hizo de cero.
“Ha sido una locura”, dijo Boneta a Efe en la previa. “Es el proyecto más demandante que he hecho en mi vida”.
El viernes, en la premiere virtual de la que participó todo el elenco incluyendo los nuevos rostros —Fernando Guallar, Pablo Cruz Guerrero, Macarena Achaga, entre otros—, se adelantaron los primeros 10 minutos del episodio 1 más una breve escena; algunos detalles de la trama serán revelados a continuación.
El estreno comienza en Cádiz, en 1992, con Luis Miguel en el último adiós a su padre, enterado de un nuevo dato sobre el posible paradero de su madre y listo para enfrentarse a su abuela paterna por la tenencia de su hermano menor, Sergio. De esa escena lúgubre de iglesia, oscuridad y dolor la acción salta a 2005, a una fiesta en un yate en el Mar Mediterráneo que introduce a esta nueva versión del artista, adulto y rodeado de mujeres. Y de ahí, de vuelta a un escenario para cantarle a una audiencia enardecida y seguir con una gira millonaria. El otro avance exclusivo también refirió a la desaparición de Marcela Basteri que, vale avisarle a los desprevenidos, sigue siendo un misterio en la vida real.
Es en el vivo, y esos minutos lo dejan claro, donde Boneta vuelve a destacar en su interpretación de Luis Miguel. Tiene cada movimiento, cada gesto e inflexión vocal tan incorporada que es fácil confundir los límites de ficción y realidad. Ese trabajo ya hace que valga la pena atender los episodios que se estrenan hoy, para luego descubrir si esta nueva etapa, ya sin el atractivo de Luisito Rey, será tan adictiva como la anterior. Por lo pronto están las canciones y esas, las de Luismi, siempre son irresistibles.