La fachada es la de una fábrica abandonada en el barrio de Belvedere. Nada hace pensar que allí adentro se está filmando una serie para Prime Video sobre la tragedia de Cromañón. Apenas un pequeño cartel que dice “Set”, que pasa desapercibido en la inmensidad del lugar, indica que allí es el lugar. Todo con respecto a este proyecto se manejó con hermetismo. No se anunció el inicio del rodaje, no se presentó al elenco o técnicos, y hasta último minuto no se sabía si esta producción del ganador del Oscar por el guion de Birdman, Armando Bó, era una miniserie o película.

Es 21 de diciembre de 2022, hace mucho calor, todavía las mascarillas y los test de covid son obligatorios, y la industria audiovisual uruguaya comienza a transformarse en la locación para series y películas de distintas plataformas. En ese edificio, en cuya fachada se lee Fábrica Fibratex, se filmó parte de la historia de una masacre ocurrida en Buenos Aires, el 30 de diciembre de 2004, y en la que 194 personas perdieron la vida y más de 1400 resultaron heridos por un incendio provocado por una bengala durante un concierto de la banda de rock, Callejeros.

La serie dirigida por Fabiana Tiscornia -responsable de La reina del miedo y Las hermanas fantásticas- y Marialy Rivas -dirigió episodios de la serie Perry Mason y la película Loca y alocada que ganó premios en los festivales de San Sebastián y Sundance-, y escrita por la periodista Josefina Licitra, el escritor Pablo Plotkin y Martín Vatenberg, cuenta en dos tiempos, cómo esa tragedia cambió la vida de tres amigos.

Luego de sortear varios cables y enchufes que se encuentran en el piso y las paredes del lugar, chequear el test negativo de covid y que la mascarilla este bien puesta, se entra al set de rodaje.

Es el penúltimo día de filmación de la serie Cromañón, y faltarán dos años para su estreno, previsto para el viernes 8 de noviembre en Prime Video, a dos décadas de la tragedia.

“Acá se armó la puerta de entrada a Cromañón”, dice al pasar un muchacho de la producción que oficia de guía por el laberinto de pasillos y recovecos del lugar. Es una réplica de la fachada del local, ubicada en medio de un enorme espacio vacío. En la puerta y el piso se ven pisadas y huellas negras de manos.

Foto: Captura de YouTube

En otro sector del edificio hay personas de la producción, ensimismadas mirando varios monitores. Lo que se ve es una marea humana indistinguible, y desde el set se escuchan gritos. Es una de las escenas más complejas de filmar, comentan desde la producción, la del interior del local en el momento de la tragedia.

El estudio que recrea el interior del local es enorme. Se hicieron columnas huecas, se colocaron una escalera, dos barras y un escenario, como tenía República Cromañón. También hay banderas colgadas en las paredes de la banda Callejeros, y las barras tienen botellas de cerveza y varios vasos a medio consumir. Todo parece dispuesto al azar, y piden que no se toque nada.

En el set hay unos 30 actores, todos con look rolinga, algunos sin remera, otros con pañuelos en el cuello, y mientras parte de la producción comienza a lanzar humo y el equipo de caracterización última detalles, avisan por altoparlante que están por comenzar a filmar. Se chequea el sonido, se ponen las cámaras al hombro y se escucha esa palabra mágica: “acción”.

Foto: Prime Video.

De inmediato decenas de personas comienzan a acercarse a la protagonista, para formar la marea humana que dejó atrapadas a miles de personas en el local. Gritan “Corte” y los actores que hasta entonces se mostraban sufriendo, se sientan en el piso a esperar. La escena se repite tres veces y siempre Olivia Nuss, quien interpreta a Malena, grita pidiendo auxilio hasta que sus manos dejan de verse por la muchedumbre hasta quedar hundida por esa marea mientras un humo negro comienza a cubrir todo lo que se puede ver.

“En la tragedia, la mayor parte de los chicos que murieron fue por intoxicación. Quemados había muy pocos, los que estaban en el VIP que estaba más cerca del techo. Pero hubo pocos quemados porque las muertes fueron por inhalación de ese humo tóxico que se generó cuando se incendió el techo”, comenta la maquilladora Luciana Díaz, sentada en el amplio sector que oficia como cantina, en una pausa de la grabación.

Crear los looks, con los apliques para el flequillo, los cortes mullet y flippy, y la estética rolinga de los protagonistas, llevó una hora y media por día, trabajo que repitieron a lo largo de los dos meses de rodaje. “Un día fuimos 12 en total, con dos unidades paralelas, porque maquillaje y peinado es algo que construís con tus manos, y que alguien lo haga igual, es complicado”, agrega Díaz.

Al ser una serie contada en dos tiempos, en el momento de la tragedia y cuatro años después con el inicio del juicio, hubo doble trabajo para ese departamento. “Teníamos que poder, con el pelo, apoyar esas dos épocas, siempre contado desde el punto de vista de Malena, quien transita esos momentos clave de su historia con relación a Cromañón”, señala.

Foto: Prime Video.

Los días más difíciles fueron cuando tuvieron que prepararon a los 400 extras contratados para las tomas más abiertas. “Hay un gran laburo de todas las áreas para poder ajustarnos todos. Hubo laburo de los extras, de la agencia, de la gente de tatuajes, porque se tenían que tapar o hacer, dependiendo, todo en un tiempo limitado, para lograr que se vea bien”, comenta por su parte la productora ejecutiva de la serie, Natacha Cervi.

“Esto te toca una fibra emocional, y no hay memoria emotiva ni técnica actoral que te ayude”, dice José Gimenez Zapiola “El Purre”, sentado en el tráiler del elenco junto a Nuss y Toto Rovito, los protagonistas de la serie. Giménez interpreta a Lucas y Rovito a Nico, son los amigos de Malena.

Si bien el trío de actores eran niños al momento de la tragedia, dicen lo importante de contar esta historia. “Es la primera vez que me pasa de que un proyecto me lo llevo a casa. Vivimos cosas que te entran al cuerpo, uno no elige quedárselas”, agrega El Purre.

“Estamos hablando de algo que le pasó a una generación entera, y a un país entero. Por eso vivimos momentos de vértigo, porque esto tiene que contarse como corresponde. Ese fue el compromiso con el que se encaró el proyecto”, comenta Rovito.

Finaliza la jornada de filmación, y elenco y técnicos se sientan, cansados, en el pasto de las inmediaciones de la fábrica. Nadie que se los cruza sospecha que estuvieron contando la historia de un infierno.