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El israelí es protagonista en una serie documental de Netflix, y su coreografía "Minus 16" es parte de la gala del Ballet Nacional del Sodre.
“Desde que tengo memoria me recuerdo bailando y cómo me encendía al hacerlo. Y cómo el escuchar mi cuerpo me fascinaba. El baile me conecta con el ámbito de las sensaciones, de pronto puedo conectarme con mi forma clara, con el animal que soy, con mi pasión, con mi sentido de existencia”, dice Ohad Naharin en el segundo episodio de la docuserie de Netflix, En movimiento. El israelí es el responsable de Minus 16, una de las coreografías que conforman la Gala del Ballet del Ballet Nacional del Sodre, que tiene funciones esta semana en el Auditorio Adela Reta.
La serie documental se estrenó en la plataforma de streaming en 2020, y aborda el trabajo de cinco bailarines y coreógrafos que están transformando el mundo de la danza: Jon Boogz y Lil Buck, Isral Galván, Kimiko Versatile y Akram Khan.
Allí, el israelí cuenta el inicio de Gaga, el lenguaje corporal que él mismo desarrolló y con el que trabaja para sus creaciones. Es el que plasma en Minus 16, una propuesta que no se parece a nada de lo que el BNS haya podido hacer anteriormente.
Intenta, también, construir una explicación al respecto, pero dice que contar de qué se tratan sus obras es como “querer contarle un atardecer a una persona ciega”: hay que verlas para poder comprenderlas, para darles un sentido. Además, vincula a su danza con la actualidad de Israel.
A través de imágenes y entrevistas a los bailarines de la compañía que dirige, Batsheva Dance Company, el episodio intenta acercarse a la esencia de su método que, según el mismo Naharin, es una forma para que cualquier persona pueda bailar.
No existen, para él, la simetría o la pretensión de perfección que hay en la danza clásica.