Redacción El País
La usina española de Netflix se ha convertido en un pilar para el catálogo de la compañía. Desde que La casa de papel se volvió un fenómeno internacional sin precedentes, el sello “made in España” pasó a funcionar como sinónimo de éxito en el mercado iberoamericano. Hay cierto tipo de películas, cierto tipo de series, cierto tipo de tramas que no necesitan de mayores artilugios para funcionar: hay un 99% de posibilidades de que sus títulos vayan al Top 10 de, por ejemplo, Uruguay.

Pero aunque ya se ha lucido con thrillers, comedias románticas, franquicias, adaptaciones y series y miniseries, España todavía no había incursionado, en el micromundo de Netflix, en un formato en particular: el drama médico, que desde tiempos de E.R.: sala de urgencias y el origen de Grey’s Anatomy ha levantado bandera como un producto popular.

Y si Grey’s Anatomy se las ha ingeniado para permanecer 19 años al aire y para sostener e incluso renovar el interés de la audiencia, ¿por qué el gigante del streaming no iba a querer darle, a su público hispanoparlante y tan predispuesto al teleteatro, algo similar?

Como la decantación de un razonamiento lógico, este viernes Netflix estrena Respira, drama médico español, claro, con las caras conocidas de algún galán de Élite y alguna “villana” de La casa de papel y alguna heroína de Las chicas del cable, y la firma de Carlos Montero, el hombre que descifró una fórmula del éxito.

Élite, que acaba de llegar a su fin, pero también El desorden que dejas, Todas las veces que nos enamoramos y, mucho antes del boom del streaming, Física o química, son su acervo.

Respira, que aterriza en el catálogo con una temporada de apenas ocho episodios, sitúa su acción en el ficticio Hospital Joaquín Sorolla de Valencia, un centro de salud pública en el que todos los días se salvan vidas. Lo que se promete es lo que cualquiera esperaría de un formato así: los altibajos de médicos y residentes que prácticamente conviven 24 horas bajo la presión de un trabajo complejo, un ambiente en el que se mezclan sin prurito las vidas personales, las tensiones y hasta la pasión sexual.

El giro, adelanta la sinopsis, lo marca la llegada de una paciente de perfil alto, que deja en evidencia la precariedad de la salud pública y es la mecha de una inédita huelga. Las primeras reseñas aseguran lo que se podía intuir: que las referencias son evidentes y el prometido giro, apenas un recurso que queda relegado ante el camino telenovelesco. Nada nuevo bajo el sol y nada por lo que la audiencia vaya a espantarse.

Respira tiene dos pilares en su elenco: Najwa Nimri, la feroz inspectora Sierra de La casa de papel, que acá interpreta a la presidenta de la Comunidad de Valencia, Patricia Segura, y a quien Montero le escribió el personaje específicamente; y Manu Ríos, que saltó a la fama con Élite y ahora es Biel, un joven residente.

Como supervisoras de Biel y sus colegas aparecen Blanca Suárez y Aitana Sánchez Gijón, a quienes la audiencia ya conoce; la primera fue parte de Las chicas del cable, otra de las series españolas que causó sensación en el servicio, y la segunda apareció en Madres paralelas de Pedro Almodóvar.

Todo va en la misma línea de una ambición internacional, global, que el propio Montero reconoció en entrevista con Variety hace algunos meses.

Foto: Carla Oset / Netflix

“Nuestros directores han hecho un tremendo esfuerzo para darle al espectáculo una identidad muy moderna. Creo que había asuntos pendientes en las series de hospitales en España, y aunque ha habido algunas muy buenas”, dijo de un país que tuvo hasta su propia versión de E.R., Hospital Central, con 300 episodios y que permaneció 12 años al aire, “nunca tuvimos presupuesto para que se parecieran a las mejores series americanas o incluso las europeas”.

Con Respira, que aún no confirmó su segunda temporada pero se quiere proyectar con larga vida, Netflix busca hacer su nuevo gol español proveyéndole al público algo muy específico que hasta ahora no podía encontrar entre sus estantes. Si hubiera apuestas, pagarían 0,2 a que lo logrará.