ENTREVISTA
El actor, protagonista de la serie de Direct TV charló sobre la segunda temporada de esta serie creada por Eduardo Sacheri y sus otros proyectos
El actor español Roberto Enriquez ha trabajado en series como Hispania, la leyenda y Vis a Vis, y es el protagonista de la producción de DirectTv, Todo por el juego. Esta serie dirigida por David Calparsoro y creada por Caplasoro junto a Eduardo Sacheri se centra en Mariano Hidalgo (Enríquez), un empresario inmobiliario de provincia convertido en presidente de un club al que hará ascender a la Primera División de la Liga Española. Con una segunda temporada ya al aire, el actor habló con El País sobre esta serie y sus próximos proyectos.
—¿Qué te interesó para sumarte a la serie de Direct TV, Todo por el juego?
—Me interesó todo. Porque Sacheri es un reputado guionista, David Calparsoro me gusta cómo rueda. Y aunque todos sospechamos que puede haber corrupción en el fútbol, durante el rodaje de la segunda temporada, no solo lo sospechamos sino que lo confirmamos por lo menos en nuestro país y en la primera división. Cuando hicimos la primera temporada imaginábamos que algo así podría ocurrir en un negocio que mueve miles de millones, lo que pasa es que no se había destapado.
—Hoy en día, la realidad ya superó a la ficción.
—Sí, y cuando estábamos rodando la segunda temporada nos desayunamos leyendo unas noticias en el periódico que el presidente de un club con entrenadores y jugadores estaban metidos en un tema de corrupción feo que ahora está en tribunales. Entonces, por un momento pensamos que estaban leyendo nuestro guión. Es interesante. El fútbol genera una pasión y la cantidad ingente de dinero que mueve, hace que sea un cóctel molotov para la ficción. Pero la realidad supera con creces la ficción que nosotros estamos contando.
—Tu personaje, Mariano, cambió en estas temporadas.
—Sí, pero cambian muchas cosas, esta temporada es más irónica. Mi personaje pertenecía al club de sus amores desde la infancia y en un momento, ante la situación de corrupción, decide tomar el timón y postularse a presidente. Pero en el camino va perdiendo su ética y en un momento tiene que decidir entre perder su patrimonio, familia y lo que estaba construyendo, o sus valores. Obviamente elige perder los valores, y tiene que asumirse y reconocer que se convirtió en el hombre que detestaba.
—¿Qué más ha cambiado de Mariano en esta segunda temporada?
—Ya no hay un sentimiento de culpa, se ha lanzado al barro y ha empezado a luchar por sobrevivir, pero ya no hay un remordimiento por convertirse en un corrupto. Ahora utiliza todo lo que tiene al alcance para conseguir su fin.
—¿Ya se está hablando de una tercera temporada?
—Esperemos que se convierta en realidad. Hay cantos de sirenas y ganas para hacer una tercera temporada, pero las plataformas y productoras tienen que ponerse de acuerdo y por ahora no hay nada claro. En firme no hay nada.
—Igualmente estás trabajando en El embarcadero, la nueva serie de Alex Pina y participaste en la recordada Vis a Vis.
—Tengo bastante suerte, porque coincidir en estos proyectos es una fortuna. El creativo de Vis a Vis, fue Alex Pina, quien también hizo La casa de Papel y tuve la suerte de hacer El embarcadero. Es una serie muy diferente por cómo está contada, rodada y por la temática. Ha sido una gozada hacerla. En enero se estrena la segunda temporada y estoy muy expectante. A la vez estoy rodando otra serie para Netflix que se llama El desorden que dejas y se centra en una persona que muere. Es un thriller rural y confío mucho en la historia. Por eso me siento un tipo afortunado.
—Trabajar como actor no ha de ser sencillo hoy en día.
—No sé cómo será la realidad en Uruguay, pero en España estamos viviendo un momento dorado de ficción porque se está produciendo mucho y Netflix se instaló en Madrid. España se ha convertido en un epicentro de ficción, aunque la realidad de los actores es bastante jodida. Solo un tres por ciento de los actores vivimos de lo que trabajamos, y el resto tienen que apoyarse en otros trabajos para sobrevivir. Y el paro que hay aquí es brutal, así que es complicado.
—¿Conoces algo de Uruguay?
—Soy un amante de Uruguay. Lo conozco a través a los cuentos que me hacía Raúl Pazos, quien trabajó en El Galpón, me siento muy afín a vuestro país.