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Un director del director de un zoológico, un intento de asesinato en un caso real en una miniserie de siete capítulos que se volvió un éxito mundial
De todos los shocks que provoca la nueva serie de Netflix Tiger King: Murder, Mayhem and Madness, y hay un montón, lo más extraños son las escenas en las que los protagonistas del show —particularmente, el jefe del zoológico, Joe Exotic— interactúan con los animales.
Es un tipo de normalidad inquietante. Ver a un tigre en el asiento del pasajero de una camioneta, o ver a Exotic posar rodeados de grandes y peligrosos felinos, es como que algo no está donde se supone que debiera estar.
Es realismo mágico, pero real.
Tiger King —la miniserie que es uno de los grandes éxitos mundiales actuales de Netflix— tiene un montón de momentos asombrosos, personajes sui generis y tramas que a veces son fantasiosas, a veces criminales, a veces horribles. Está filmada con sencillez, con una intimidad improbable, y presenta una sorprendente cantidad de documentación de video. Muestra, a veces alegremente, un comportamiento de ética dudosa.
También es, debido a su mezcla de realidades humanas y animales, una fuente constante de estética radical y sorprendente. Prácticamente todos los entrevistados son extravagantes y todas las superficies están cubiertas con animal print. Gracias a su estilo singular, intransigente y primitivo, Tiger King es materia prima para montones de memes.
La absorción de la estética animal por parte de los protagonistas -de hecho, parece que se están rehaciendo a la imagen de sus compañeros animales- es fundamental para el show.
En el centro está la exquisitez de estos grandes felinos: es difícil no quedar paralizado por ellos. Esos gatos son codiciados por los conductores de programas nocturnos que buscan algo que llame la atención, por las producciones de Hollywood, por gente normal dispuesta a pagar cientos de dólares por acariciarlos y jugar con ellos. En la serie los humanos y esos temibles animales interactúan íntimamente, intensamente y, de alguna manera, con amor, si eso es posible dado el horror general de mantener a los animales salvajes en cautiverio.
De qué va la miniseria
Tiger King, se centra en Joseph Maldonado-Passage, más conocido como Joe Exotic, el ex propietario de un zoológico en en una ruta de Oklahoma, ahora en una prisión federal por, entre otras cosas, contactar a un sicario para matar a una activista de los derechos de animales. Desde el lanzamiento de la serie, Exotic, de 57 años, se ha ganado nuevos aliados que están pidiendo su liberación de la prisión, donde cumple una condena de 22 años.
Los felinos también son un símbolo de poder, para el sexo y de independencia. Jeff Lowe, un autodenominado magnate que se asocia con Exotic y luego se vuelve contra él, habla sobre los cachorros como un recurso para buscar parejas sexuales para él y su esposa; los felinos son afrodisíacos y hace que sus dueños sean sexualmente más apetitosos. Bhagavan Antle, que dirige un zoológico privado en Carolina del Sur, monta un elefante que crió alrededor de su complejo y recluta a las mujeres que trabajan para él en una sofocante y romántica estrategia profesional.
En el caso de Exotic y Carole Baskin, la exótica activista de bienestar animal -enemigos declarados con muchas similitudes-, ambos parecen disfrutar en volverse animales. Baskin, pintada en la serie como una especie de villana, se viste casi exclusivamente con animal print. Lo hace como un gesto de simpatía a los felinos en su santuario.
Exotic es algo más parecido a una criatura, y también tiene un enfoque propio de la alta costura. Lleva camisas de lentejuelas metidas en jeans crujientes, tiene agujeros de bala tatuados en el torso. Cuando se casa, con dos hombres a la vez, los tres visten la misma camisa de rosa fuerte. En un momento, luce un canguro con capucha con rayas de tigre y aerógrafo en los brazos.
Su cabello también es salvaje: beige arenoso en los lados bien afeitados y amarillo blanqueado arriba. Exotic - nacido Joe Schreibvogel, más tarde Joe Maldonado-Passage- también es un actor de personajes, un escenógrafo, un cantante de country, un entusiasta de las armas, un destartalado candidato político, esposo de al menos tres hombres y más. Pagó para que uno de sus maridos se hiciera un tatuaje que diga “Propiedad privada de Joe Exotic”. Su vida es un milagro de la autoinvención.
En esencia, Tiger King es una saga legal: Exotic está en la cárcel, después de haber sido condenado por un complot (sin éxito) para asesinar a Baskin, con quien había peleado durante mucho tiempo. Pero gran parte del intercambio se lleva a cabo lejos de cualquier sala de audiencias. Tanto Exotic como Baskin son competentes en la guerra online, implementando videos altamente estilizados en los que son los campeones en campos de batalla de su propia creación. Exotic, un héroe local y un héroe en su mente, vende camisas, sombreros, ropa interior, lubricante personal. Es una marca de estilo de vida. En el mundo de Baskin, todo es felino, hasta los fanáticos a los que se dirige en cada uno de sus videos: “Hola a todos, gatos y gatitos geniales”.
Qué placer proporciona todo esto: la autoinvención visual, la autopromoción sin trabas, la fusión de dos realidades, humana y animal, en una sola.
Si tan solo no intefiriera la realidad. Pero en la segunda mitad de la serie, para Exotic, sí lo hace. Sus batallas legales con Baskin lo agotan financieramente, sus actividades potencialmente criminales crecen, uno de sus esposos se suicida y otro lo deja. Pierde el control de su zoológico, en cuyo feudo era el rey.
A lo largo de la serie, Exotic llama a los directores desde la cárcel, generalmente indignado, pero a veces lloroso. Le han quitado su realidad, y no está seguro de poder funcionar en el lugar donde vivimos el resto de los mortales.