En base a EFE
Úrsula Corberó, actriz española internacionalmente conocida por La casa de papel o Física o química, se lanza al nuevo reto de protagonizar la serie El cuerpo en llamas, un “true crime” que recrea el llamado “crimen de la Guardia Urbana” donde interpreta a la asesina Rosa Peral, que aún cumple condena por el homicidio.
En declaraciones a la agencia española de noticias, EFE, Corberó aseguró que no tuvo más remedio que enfrentarse a este papel “con mucho respeto y con un poco de presión también”, pero sobre todo “con mucho control del ‘frikismo’”, ya que encarna a una persona que está viva y en la cárcel, y a la que todo el mundo en España, por lo menos, ha visto en la televisión hace de eso solo unos años.
Para saber dónde se metía, Corberó contó que se reunió muchas veces con Netflix. “Les hacía muchas preguntas, lo comentaba con la almohada, al día siguiente me venían a la cabeza nuevas preguntas”, hasta que después de “un mes de idas y venidas”, al final dio el sí, consciente, no obstante, de que “había mucho riesgo”.
Corberó es Tokio en La casa de papely es la pareja del actor argentino, Chino Darín.
La serie cuenta en ocho capítulos (y que están disponibles en Netflix desde ayer) el asesinato premeditado de un guardia urbano de Barcelona a manos de la que era su pareja y el amante de ésta, una historia real macabra y cruel que recoge El cuerpo en llamas.
“Había una delgada línea que se tenía que encontrar porque eran unos personajes un poco de barrio, pero con una propuesta estilística elegante”, abunda la actriz, que transita en la serie por varias “Rosas”: la camarera de una discoteca de barrio, la chispeante compañera policial, sexy y desinhibida, o la madre tierna y juguetona.
Dirigida por el español Jorge Torregrosa (quien ha dirigido episodios de todas las series del boom español reciente) con guion de su compatriota Laura Sarmiento (la de Intimidad, otro tremendo éxito de Netflix), El cuerpo en llamas engancha a pesar de contar unos hechos reales que ocurrieron entre 2017 y 2020 y fueron muy mediáticos.
Pero tanto Corberó como el actor español Quim Gutiérrez y el resto del reparto logran dar cuerpo a unas vidas bien difíciles de comprender, salvo, como es el caso, que les veas evolucionar.
Gutiérrez explicó que “todo el rato” estuvo forzándose para recordar que aunque su personaje estaba inspirado en hechos reales, lo que estaba haciendo era una ficción.
En la historia se mezclan diferentes ingredientes, como el hecho de pertenecer a un cuerpo policial, apuntó Gutiérrez a quien también se puede ver en Te quiero imbécil y qu está impecable en la personificación de un guardia urbano curtido de gimnasio (ganó ocho kilos de músculo para el rodaje) y con la mirada justa de amante apasionado o monstruo capaz de cualquier cosa.
Para el actor, lo más difícil era comprender por qué “al final, ante estas circunstancias, la única salida posible es la muerte del tipo que molesta. Había tantas opciones, se podían hacer tantas cosas. ¿Por qué la única opción es cargártelo? Ésa era para mi la gran duda, porque los personajes no son psicópatas”.
Destacó la importancia de la violencia en la serie, pero no solo la que se ve en la trama, sino la que probablemente les había rodeado antes, “cuando se generan las personalidades y los rasgos de carácter”.
Los celos, la posesión, el carácter violento de este hombre que, además, es policía y ególatra, un “macho” convencido de que “siempre va a ser el novio de Rosa”, revientan en un momento que luce más aún en los últimos capítulos de la serie, cuando se recrea el juicio que los enfrentó. Esas son las escenas favoritas de la pareja de actores protagonistas.
Se sabe que son dos personas malvadas, aportó Corberó, pero “¿de dónde viene esa maldad?”.
“Me interesaba mucho meterme ahí porque sentía que todo lo que sabía la gente del caso era como quedarse en la primera capa de la cebolla (...) Quería que el espectador, como yo fui entendiendo cosas del personaje mientras rodaba, también llegase a sus conclusiones”, añadió.
Tras el estreno de la serie, disponible al completo desde ayer en Netflix, la plataforma ha programado un documental en el que ha participado la propia Rosa Peral, quien ha intentado que se impidiera la emisión de su historia ficcionada, sin éxito, ya que los jueces no han admitido su petición.