Valeria Mazza, la top model argentina tiene una mirada fuerte de ojos verdes y una sonrisa contagiosa. Con ellas desfiló por las pasarelas más importantes del mundo y para todos los diseñadores. Fue una supermodelo, una categoría a la que accedieron bien pocas.
Y ahora Mazza -la que tuvo un casamiento de cuento de hadas transmitido por televisión- entra al Zoom en el que la espera El País, saluda y al ratito ya se ríe a carcajadas. Está ahí por el estreno de la docuserie Valeria Mazza: un sueño dorado que llega hoy a Paramount+, un servicio disponible en NSNow de Nuevo Siglo.
Dividida en tres partes, la docuserie recorre la carrera de Mazza, su historia de amor con Alejandro Gravier, y su faceta hogareña como madre de cuatro hijos.
“Siento que estoy a punto de parir mi quinto hijo”, dice mientras se agarra el estómago como si estuviera embarazada). “Fue un embarazo larguísimo pero ya estamos ahí, a punto de dar a luz”. Se ríe.
Esta docuserie comenzó a gestarse hace tres años, y hace dos que está trabajando con la plataforma.
“Primero fue el guion, después el trabajo de investigación con la producción y dirección, y después se fue construyendo todo”, dice. “Fue mucho más difícil de lo que pensaba, no encontrar el material que está, sino conseguir los derechos de esas imágenes, y coordinar las entrevistas”, agrega. Se filmó en Buenos Aires, Marbella, Miami, Nueva York y Paraná, Entre Ríos, donde se crió.
Mazza fue la primera supermodelo de latinoamérica: Giorgio Armani, por ejemplo, la convocaba para sus desfiles. Al italiano no le gustaban las supermodelos, “pero me gusta Valeria”.
“Esto no era mi sueño”, dice Mazza. “No soñaba con trabajar en el mundo de la moda, ser famosa o salir en la tele, pero sí estaba buscando cómo construir mi futuro. Era como cualquier joven que no tiene una pasión muy grande aunque siempre sentí que mi vocación estaba en trabajar con personas con discapacidad. O ser maestra. Y eso es lo que todavía me gusta”.
De repente, y sin buscarlo se le abrió la posibilidad de recorrer el mundo, y la aprovechó.
“Una vez que vi la posibilidad que esto era una carrera, que puedo vivir de esto, lo quería todo”, dice.
Después la moda le fue abriendo puertas. “Empecé a trabajar en televisión, armé una marca con mi nombre, escribí dos libros y esta semana lanzo un nuevo perfume. No es que busque un lugar al que llegar porque todo el tiempo es el camino lo que se transita. A veces vas más rápido, otras más lento, pero es un camino permanente. Es una película, no es una foto”, señala.
Para lograr esa carrera contó primero con el apoyo de sus padres.
“Ellos no juzgaron el mundo de la moda o a las modelos, no complicaron”, comenta. “Me acompañaron y cuando me di cuenta que podía trabajar de esto, me instalé en Buenos Aires. Al tiempo estaba en Europa, después en Estados Unidos, siempre queriendo crecer y hacer más”.
El documental también muestra otras facetas: la de esposa, madre y mujer con convicciones.
“Quería sacar unos velos de lo que es el personaje Valeria Mazza, lo que la gente ve, sabe o conoce, para mostrar a la Valeria esposa, la madre, la hija, la ama de casa”, dice.
—¿Cómo fue revisar esos años de modelaje para la serie?
—Yo viví mi carrera y fue lindo el proceso interno de volver a ese lugar y acordarme de la angustia, la tristeza, la alegría o cuando fuimos a tal lado, o que hice tal desfile por tal tema, pero me gusta cuando comparto cosas de mi carrera, cuando la gente se sorprende. Me han dicho: “me acuerdo cuando salió tal foto”, o “cuando fue tu casamiento estábamos en la casa de mi abuela”. Y hay gente de mi edad, un poco más o menos, que también va a revivir sus momentos a través de mi carrera. Y los jóvenes van a descubrir un montón de cosas que han escuchando de Valeria Mazza pero nunca me vieron desfilar en el apogeo de mi carrera. Me gusta compartir esto para que la gente se puede sentir empática con una mujer que trabaja, que lo pudo equilibrar con la familia, una mujer que trabaja con su cuerpo, que pasó por cuatro embarazos y volvió. También el construir una carrera y vivir con el foco permanente.
—Hay mucha gente conocida en la serie. Y no fue fácil conseguirlos . ¿Por qué?
—Había que coordinarlas y que todos pudieran estar en esa semana en Nueva York. Fue un trabajo de producción muy grande, y yo también llamaba a mis amigos y les decía: “por favor, estén atentos, traten de estar”. Es muy lindo poder ver que un Mario Testino se sienta a hablar de vos, que Paul Marciano, el director de Guess, diga: “agradecemos lo que Valeria hizo por nosotros”, en lugar de “lo que hicimos por ella”, porque para mí fue un antes y un después esa campaña. Eso que dijo es muy lindo. Me siento muy feliz, halagada.
—El tercer episodio tiene filmaciones caseras. ¿Cómo fue mostrar esa intimidad, tal vez lo último que te quedaba de privacidad?
—Siempre hay un poquito que uno se guarda. Pasa que creo que los años te dan seguridad y hasta impunidad en algún punto. Por ahí antes no me animaba de hablar de algunos temas, y hoy digo lo que pienso. Creo que en determinados temas vale la pena involucrarse. Antes pensaba en el “qué van a decir”, hoy elijo involucrarme y dar voz a temas que me preocupan. Siempre hablo de mi experiencia y opinión, y ahí está el verdadero respeto y aceptación. La diversidad esa de la que tanto se habla, pasa por aceptar las diferencias y respetarlas.