Cientos de personas hacen dos cuadras de fila en Montevideo y esperan horas con un solo deseo: ver teatro

El festival de teatro organizado por el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo, SUA y FUTI es un acontecimiento que se repite todos los eneros desde hace 12 años.

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Festival Montevideo de las Artes 2025
Gente haciendo filas en la calle Soriano para el Festival Montevideo de las Artes en Sala Verdi.
Foto: Ignacio Sánchez

Martes 7 de enero. Siete de la tarde. Las calles del centro de Montevideoestán vacías. Apenas pasan autos, los ómnibus van livianos, no hay personas caminando ni estacionando ni comprando. Todo parece ir más lento que siempre, como si el verano trajera consigo la posibilidad de andar sin apuro. El sol todavía ilumina varias cosas, pasa entre las hojas y las ramas de los árboles, forma sombras, dibuja las veredas. La ciudad está bajo una luz tibia, anaranjada.

Yo salgo desde San José y Zelmar Michelini, camino por San José hasta Julio Herrera y Obes, doblo a la izquierda, avanzo una cuadra y llego hasta la esquina de Soriano y Convención. Son las siete y veinte y ahí, en esa esquina, parecen estar todas juntas las personas que veranean en Montevideo.

La fila empieza en la puerta de Sala Verdi, llega hasta el final de la cuadra, donde hay un carro que vende tortas fritas, dobla por Convención hacia Canelones y se extiende hasta la otra esquina. Todas esas personas están ahí para ver una obra de teatro.

El primer lugar lo tiene un hombre que apenas habla español, pero, dice, entiende un poco más. Es ruso y vino a Uruguay por trabajo hace dos meses. Desde que empezó el festival de teatro Montevideo de las Artes ha venido a ver todas las obras. El primer día vio que las entradas se agotaban rápido, que había que llegar temprano, así que hoy pasadas las seis de la tarde se instaló en la puerta de la sala.

Festival Montevideo de las Artes 2025
El público haciendo fila para entrar a una función de Montevideo de las Artes.
Foto: Ignacio Sánchez

Es la edición número 12 de Montevideo de las Artes, el festival de teatro que todos los veranos organiza el Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo junto a la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) y la Federación Uruguaya de Teatros Independientes (FUTi).

La Verdi no es la única sala de la ciudad con propuestas gratuitas. Este año participan 12 teatros de distintos barrios de Montevideo y, además, se sumaron siete estaciones —espacios que fueron acondicionados para la puesta en escena de algunas obras-. En total se presentarán durante todo enero 28 espectáculos que fueron seleccionados por el programa Fortalecimiento de las Artes, a través del que la intendencia apoya a la producción independiente.

Empezó en 2014. La primera edición fue en la Verdi, pero se realizó en invierno, cuando la sala aún no contaba con un sistema de calefacción. Aun así fue un éxito. Después se decidió hacerlo en enero, como una forma de romper con la “estacionalidad”, de poder tener una oferta de teatro en Montevideo enero explica Gustavo Zidan, director de Sala Verdi que fue parte del armado y articulación del programa Fortalecimiento de las Artes desde el comienzo, en 2012.

“Como habitualmente la actividad teatral disminuye en el mes de enero, se busca mantener una oferta artística de calidad y accesible para la ciudadanía que permanece en la ciudad en verano, así como para los turistas”, sostiene, por su parte María Inés Obaldía, directora de Cultura de la Intendencia de Montevideo.

Con los años se fue extendiendo a otras salas de la ciudad hasta abarcar, en esta edición, casi la mayor parte del territorio. El festival se convirtió en una pieza clave para la descentralización de la cultura y ofrece la posibilidad, no solo de ver teatro de forma gratuita, sino de conocer y recorrer nuevos espacios.

“La descentralización y el fomento al sostenimiento de las salas teatrales independientes son dos objetivos que se articulan en Fortalecimiento de las Artes. Además de Sala Verdi como epicentro original del festival, se suman todas las salas descentralizadas con las que cuenta la Intendencia de Montevideo y varios de sus Municipios: el Florencio Sánchez del Cerro, la Experimental de Malvín, el Centro Terminal Goes, la Sala Lazaroff del intercambiador Belloni, el Artesano de Peñarol, la sala del SACUDE en Casavalle. Es una apuesta de larga data del gobierno departamental el poder generar infraestructuras culturales en los barrios que reflejen una política de cercanía en línea con la democratización de derechos culturales”, dice Obaldía. Además, varias salas independientes como El Galpón, El Circular, La Gaviota, El tinglado y La Candela, se sumaron a esta edición.

Un poco antes de las ocho un funcionario de la Verdi sale a la vereda. Reparte las entradas para la obra de hoy, Demasiado juntas, con dirección de Richard Rivero. En total son 245. En un momento se detiene. Dice en voz alta: “Hasta acá”. Todas las personas que están por detrás de ese hasta acá se quedarán sin lugar. Ante el anuncio, algunos se van, otros deciden quedarse, ver si alguien deja su asiento.

En la fila hay personas mayores, jóvenes, niños, gente sola, grupos de amigos, parejas, personas sentadas en sillas de playa, dos hombres que comparten un par de auriculares y escuchan un podcast juntos, una mujer apoyada en un bastón, un hombre de boina y saco sobre los hombros, una embarazada que abandona su lugar y va a sentarse a los escalones de la sala.

Hay quienes siguen el festival desde hace años, quienes solo miran teatro en verano, quienes llegaron porque lo vieron en las redes, porque no tenían otra cosa para hacer, quienes van a entrar al teatro por primera vez.

Festival Montevideo de las Artes 2025
Gente esperando en Sala Verdi por una función de Montevideo de las Artes
Foto: Ignacio Sánchez

“El año pasado pasaron unos 15 mil espectadores por las salas de Montevideo de las Artes. Este año va a crecer porque tenemos un mayor aforo y agregamos espacios, pienso que vamos andar por unas 20 mil personas”, cuenta el director de la Verdi.

Ocho y diez abren las puertas del teatro. Las personas entran, se acomodan en los mejores lugares que encuentran. Ocho y 24 anuncian que quedan tres lugares. La gente levanta la mano, alguien dice “yo, estoy sola”, y entra, los otros dos se ocupan con dos señores mayores que habían llegado demasiado tarde. Ocho y media las luces del teatro se apagan y empieza la función. Afuera, quienes se quedaron sin lugar ya se fueron. En la vereda no queda nadie. El sol se ocultó. Las calles son para unos pocos. Es verano en Montevideo.

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