Recuerda como si hubiese sido ayer las corridas para conseguir asiento en el Teatro de Verano, cuando las entradas no eran numeradas y había que hacer fila desde las dos de la tarde para ver de cerca a los conjuntos taquilleros. A Shulay Cabrera lo llevaba una vecina del Cerro, fanática de los parodistas, y el niño se deslumbraba con el despliegue escénico de Valentinos o los históricos Adams.
El Carnaval fue el trampolín para que el hoy movilero de La mañana en casa (Canal 10) se adentrara en el arte e hiciera de eso su profesión. Hizo un par de talleres de actuación y dio sus primeros pasos en La Pequeña Lulú (revista) con 19 años. Tocó el cielo con las manos cuando superó un casting de tres días para bailar en Nazarenos. Con esos parodistas salió siete años y obtuvo dos primeros premios (2002 y 2005).
En 2013 salió en revista Tabú, fue animador del Tablado 1° de Mayo un par de años, y una década después, regresa a Momo para probarse en otra categoría: el Carnaval 2025 lo encuentra en La Cáscara, una murga nueva que armó plantel prometedor, pasó la Prueba de Admisión y competirá en el Concurso Oficial.
"Dicen que si te gusta el Carnaval, no podés irte sin vivir una bajada de murga", asegura a El País sobre su debut. Esta vez, le toca sobresalir del colectivo como cupletero: "Me agarra más maduro, con los cimientos bien firmes como para asumir el protagonismo", dice sobre su nuevo rol.
Lleva 13 años en el stand up y la comedia, y tiempo atrás incursionó en las redes con Dame Pelota, un proyecto que forjó a pulmón, donde crea contenido con futbolistas e intercambia insólitos regalos con estrellas como Luis Suárez, Darwin Núñez o Federico Valverde. Entre sus proezas se destaca haberle robado un par de sonrisas a Marcelo Bielsa aquella tarde lluviosa en el estadio de Liverpool, en diciembre de 2023, en un video que traspasó fronteras.
El segmento le ha servido de vidriera y gracias a él entró en Canal 10, y logró viajar a Estados Unidos para cubrir la Copa América 2024, apoyado por marcas: "Lo fui alimentando, hizo que creciera mi figura en el medio y que terminara como notero de La mañana en casa", reconoce. Se jacta de haber duplicado sus seguidores después de ese torneo, pasando de 60 mil a 143 mil.
Lleva seis meses en Saeta, le gusta mucho la televisión y está contento con el lugar que se ha ganado. Quiere seguir creciendo, aprendiendo y tiene un objetivo ambicioso: "A futuro me gustaría conducir un programa de entretenimientos".
La murga, el nuevo desafío de Shulay Cabrera
El parodismo despertó en Cabrera la pasión por el Carnaval, y al ver esos bailes enérgicos se dio cuenta de que le gustaba el escenario, bailar y actuar. Hizo cursos de interpretación, aunque se considera más autodidacta.
Pasaba horas mirando videos de los Backstreet Boys, intentando copiar las coreografías, y así ganó habilidades. En los campamentos siempre daba la nota: escribía parodias con algún amigo y las actuaba frente al fogón.
"Me deslumbraban los parodistas y tanto insistí que salí. En el 2002, quedaba el último cupo libre para baile en Nazarenos, hice un casting, me probé tres días y quedé. Era una ilusión desde niño", asegura.
Este 2025 sale en La Cáscara, bajo la dirección de Mauro Coselino. Y aunque lo entusiasma, reconoce que no fue un sí inmediato: "Lo pensé porque el Carnaval consume mucho tiempo y hoy tengo mucha actividad: el canal, las redes y la familia. Fue una decisión familiar, me apoyaron. Es lindo cumplir un sueño".
Implica, además, salir de su zona de confort, ya que le toca cantar, algo que pensó que no estaba a su alcance. Sin embargo, confiaron en él para defender el texto también desde lo vocal. Si bien en el coro disimula, los solos requieren más interpretación, y demandan más actitud que destrezas.
Aun así, es consciente de que todos los ojos están puestos en esta categoría. Le bastaron esos 20 minutos en la Prueba de Admisión para advertirlo. "Iba muy ingenuo y ya sentís la presión de tener ese protagonismo dentro de la murga, una categoría muy pesada. Trato de asumirlo con la mayor responsabilidad posible", confiesa.
Recibió varios mensajes de amigos murgueros dándole la bienvenida a la categoría, y un llamado especial de su cuñado Damián Luzardo que lo alentó. Cabrera también se acercó a artistas de trayectoria en el género para apoyarse: "Le escribí a Martín Angiolini y Álvaro Imbert: 'Necesito ayuda, soy nuevo en esto'. Me he cruzado con cupleteros y les digo, 'dénme una mano'. Quiero ensayar y darme contra la pared mil veces hasta lograrlo, y si vemos que no sale, se lo damos a otro compañero. Estoy aprendiendo".
Shulay y la complicidad con los cracks del fútbol
El apoyo de los futbolistas uruguayos ha sido clave para el crecimiento de Dame Pelota: se prestan para la charla y las bromas porque les gusta que Cabrera los lleve por caminos que trascienden el fútbol. También disfrutan el intercambios de regalos.
Le han entregado shorts, gorros y muchas camisetas. Él les ha hecho obsequios extraños como perfumes infantiles, calzoncillos, llaveros e imanes para la heladera, que siempre se reciben con una sonrisa.
Hay mucha complicidad y varios le escriben vía redes para decirle que les gusta lo que hace y que se matan de risa con sus videos. Con Darwin y Valverde habla a menudo, pero lo sorprendió un mensaje de Carlos De Pena y Lucho Rodríguez con una invitación a Brasil.
Se dio el lujo de robarle unas sonrisas a Bielsa en la tribuna del estadio Belvedere, al acercarse con un paraguas para que no se mojara. El video se hizo viral: "Fue muy loco, lo levantaron en Argentina", cuenta. Luego, en la Copa América, Cabrera se hizo una remera con la foto de ese momento, y al verla, Bielsa se mató de risa: "Tuve suerte", asegura.
"Mi personaje lleva un gorro que el hincha reconoce, y muchos jugadores me lo piden cuando salen campeones. El último fue Suárez, en una emotiva nota: era el Día del Padre, le mandó saludos a mi hijo y me dio un regalo", cuenta. Ese video superó las 40 millones de visualizaciones, pero no fue el único. Cabrera se había cruzado al crack uruguayo antes, cuando le firmó la pierna para que se tatuara el autógrafo. En la Copa América, le mostró el diseño y Suárez le confirmó que lo había visto.
Gracias a gestos así, Cabrera sabe que los jugadores ven sus videos, pero prefiere no enfocarse en si lo siguen o no: "Lo más importante es que, cuando los quiera parar, frenen y me den pelota", concluye con una sonrisa.