Dos sillas y un par de micrófonos, una mesa con el libro Todo esto es mentira. La verdadera historia de Cacho de la Cruz , dos vasos y una vela, y un proyector al fondo. Así de despojado está el escenario montado en Pueblo Narakan (Punta del Este) donde el domingo Cacho de la Cruz ofreció su última función de Un cacho de teatro, que volverá en marzo. Es que el también Ciudadano Ilustre de Montevideo no necesita más que sus magistrales relatos para cautivar al público durante una hora, que podrían ser dos, tres o cinco, ya que, si fuera por él, se quedaría hasta la madrugada regalando anécdotas.
Tiene 88 años y una memoria envidiable. Recuerda nombres, fechas y datos con exactitud. Y las veces que se va por las ramas es sencillamente porque acumula tantas historias que se apura a compartirlas para que le alcance la hora y monedas del espectáculo.
Todo arranca con una pantalla donde se proyectan imágenes históricas de esta leyenda viva: en Telecataplum, El castillo de la suerte, Cacho Bochinche, las Telecachadas, los sketches de El show del mediodía, Ultratón. Y hasta Mirtha Legrand se cuela en el video para anunciar los almuerzos con Chichita, aquel memorable personaje.
El primero en aparecer en escena es Joaquín Doldan, director de la obra, que le hace el dos a Cacho y es autor de la biografía que está sobre la mesa. Se presenta y hace una megasíntesis de la historia de Cacho: empezó a trabajar de muy chico en los números vivos que se usaban antaño previo a pasar cualquier película en Argentina, hizo el servicio militar, fue policía y jugó al fútbol, hasta transformarse en el Señor Televisión.
Enseguida irrumpe el protagonista y es recibido con un fuerte aplauso. "A las seis me decían: '¡Apúrate, siempre el público protesta porque llegás tarde!'. Me esmeré, pero acá estamos, 21:30 (la cita era a las 20.00). Tuve que apurarme tanto que me olvidé de ponerme una media", comenta para romper el hielo. Entonces, se oye el primer grito de la noche: "¡Ultratón, Ultratón!", celebra una señora que dice haber sido su cuidadora, desde una mesa que comparte con amigas.
Cacho arranca comentando que nadie cree que las historias del libro hayan sido posibles (por eso el título), pero sucedieron: “Me divertí mucho, aprendí mucho y sufrí mucho”, acota.
"¿Hay argentinos?", pregunta. Nadie responde. "Tengo nacionalidad argentina y de todo corazón uruguayo". Y da pie para la primera de tantas historias: por qué se mudó a estos pagos. Lo invitaron a presentar Carnaval, le dijeron que "la plata era oro" y lo convencieron.
Recuerda los años que trabajó en la boite Pigmalion, que dormía ahí porque no tenía donde vivir, y que en ese sitio conoció a Arthur Miller. Una noche, cuenta, se le acercó y el trompetista Daniel "Bachicha" Lencina le tradujo lo que le decía: “Este señor es director de cine y te quiere llevar a actuar a Estados Unidos”.
“Este señor quiere ser mi novio”, le retrucó, ignorando quién era el también famoso por su romance con Marylin Monroe. "No puedo creer que hayas rechazado a Arthur Miller", le dice Doldán. Y Cacho revela: "Jorge Denevi tiene una carta escrita por él pidiéndome que aprenda inglés. Me perdí una buena oportunidad. Lo que estoy diciendo parece una mentira, pero es verdad. Es verdad que perdí el tren varias veces”.
Un par de historias de Cacho con Rada
"En la vida tenés que ser tocado por una varita", asegura, y pasa a relatar cómo fue que el destino puso en su camino a Ruben Rada y por qué se convirtió en su tutor. Cacho trabajaba en un club de bochas y el dueño llevaba un espectáculo mensual para todos los viejitos que asistían.
“Va a venir un moreno que canta como los dioses”, le advirtió una noche. Y le contó que el jovencito repartía telegramas en el correo. "Subió al escenario y cantaba como loco", dice. "¿Vos cantás en algún lado?", le consultó. "No", le contestó el que apodaban "Zapatito". "¿Te gustaría cantar en una orquesta? Yo tengo una que se llama Los Hot Blowers. Más de lo que cobrás en el correo vas a ganar", le dijo.
El histórico conjunto se estaba por ir de gira a Chile, y como Rada era menor de edad, necesitaban autorización para sacarlo del país. Así fue que Cacho se convirtió en su tutor. Hicieron el trámite en el Consulado, puso la firma y el chiste entre ellos perdura hasta hoy.
En ese exitoso tour recorrieron el país andino en ómnibus, se trajeron 21 mil dólares en los bolsillos, y se robaron una momia de una zona arqueológica, que escondieron en el estuche del bombo.
Kun Fu y su dentadura postiza
Luego de varias volteretas, Doldán logra que Cacho cuente cómo fue que conoció a David Carradine, el actor que interpretó a Kung Fu en la serie televisiva y al que el capocómico supo parodiar en el recordado sketch Con fu ni fa.
"Fue en una publicidad de un coñac en el exterior, alquilaron un yate y el coprotagonista era David Carradine", tira el centro Doldán para que cabeceé su compañero: “Para mí Kung Fu era Dios. Me acerco y le pido un autógrafo, pero el tipo no entendía nada. En un momento se saca los dientes y los lava. Ahí digo, 'a la mierda, se me cayó un ídolo'”, completa Cacho, y el público estalla en carcajadas.
Cacho y Laura Martínez juntos en el escenario
“Seguiría hasta la madrugada”, asegura Cacho con la sonrisa dibujada en el rostro. Y Doldán propone cantar en conjunto una canción que marcó época, e invita al escenario a Laura Martínez, "porque sin ella no existiría el tema".
La también productora de la obra aparece de capelina, y Cacho lanza: “ella fue mi señora, ¿sabían?”. Empieza a sonar “Somos los bochincheros”, y sobran voluntarios para hacer los coros y aplaudir.
“Estoy muy agradecido y sepan que no es nada mentira”, dice Cacho, mientras suenan los últimos acordes de ese clásico que sabemos todos. “Hasta la próxima”, saluda Laura.
De yapa y a modo de bis, regala un par de anécdotas más, como la vez que lo llevaron los militares a declarar por “el hagan ruido hasta que se enojen los vecinos”, una frase que le repetía su mamá y él incluyó en “Somos los bochincheros”.
Se despide emocionado y rodeado de cariño. El público lo ovaciona y se acerca para sacarse fotos y agradecerle por tantos años de risas y recuerdos. El Señor Televisión ruega que haya más funciones para seguir haciendo lo que más disfruta: conectar con la gente y robar sonrisas. Habrá que esperar hasta marzo, cuando regresen las nuevas fechas.
-
Cacho de la Cruz recordó la insólita llamada que recibió por el famoso chancho de "El castillo de la suerte"
Todos los shows nacionales e internacionales de Enjoy Punta del Este para el verano 2025 y qué más habrá
La historia oculta detrás de "Ultratón": hubo dos versiones y los creadores rompen el silencio