Una murga de Mercedes inspirada en Agarrate Catalina cumple su sueño de hacer Carnaval en la capital

Con Gusto No Pica se presentó el lunes en el Teatro de Verano. En esta nota, la historia de la murga que fundó Leroy Suárez apoyado por sus padres, y cómo el proyecto los terminó de unir como familia.

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Leroy Suárez, director responsable de la murga Con Gusto No Pica, de Mercedes.
Leroy Suárez, director responsable de la murga Con Gusto No Pica, de Mercedes.

La noche del lunes 27 de enero fue mágica para Leroy Suárez, director responsable de Con Gusto No Pica, y los 16 componentes de esta murga oriunda de Mercedes (Soriano). El conjunto se subió al escenario del Teatro de Verano a concursar por segunda vez (el debut fue en noviembre pasado, para la Prueba de Admisión) con la ilusión de dejar al género en lo más alto. Al descender, y luego de dejar el vozarrón en una hermosa bajada —que dice así: "murga, la trinchera de mi vida, sos la cosa más divina que promete regresar"—, se abrazaron, lloraron y celebraron el poder decir: "sueño cumplido".

Leroy, de 35 años, lleva adelante este proyecto familiar junto a sus padres, Oscar y Alejandra, que lo acompañan y apoyan desde que les contó su deseo alocado de formar su propia murga, allá por 2015. La idea nació luego de ver en acción a Agarrate Catalina en su mejor momento. Curiosamente, en 2005, cuando la murga de los hermanos Cardozo ganó su primer premio en Carnaval, Leroy estaba instalado en Montevideo para hacer formativas en el Club Nacional de Football, y no se perdía un ensayo.

El sueño del futbolista quedó trunco, pero se llevó de su año en la capital una pasión arrolladora por el Carnaval y la marcha camión. Desde entonces, su vida cambió. Al volver a su hogar, salió en un par de murgas de Mercedes, hasta que en 2015 decidió armar una con amigos, que duró hasta 2019. Tras la disolución, fundó la tan querida Con Gusto No Pica. Y hoy vive por y para esta murga.

Leroy Suárez contó a El País que arrancaron con reuniones en mayo de 2024 para poder llegar desde lo artístico y lo económico a presentar un espectáculo digno en la Prueba de Admisión. Todos los murguistas tienen sus obligaciones laborales, pero el sueño pesa más, y consiguieron que les dieran licencia en febrero, para poder sacar el máximo jugo a la fiesta de Momo.

El alojamiento en la capital era lo más difícil de resolver, pero un coordinador de la murga consiguió que el Club Ciclista Fénix los hospedara de jueves a domingos, para que puedan hacer tablados cuatro veces por semana.

El 70 por ciento de los componentes vive en Mercedes, hay dos que son de Fray Bentos y tres son montevideanos. El sacrificio se intensifica al venir del interior; sin embargo, le hacen gala a su propio nombre y aseguran que "sarna con gusto no pica".

La murga Con Gusto No Pica durante el Desfile Inaugural de Carnaval 2025.
La murga Con Gusto No Pica durante el Desfile Inaugural de Carnaval 2025.
Foto: Javier Procopio

"Hoy la vida está pasando por el Carnaval, descuidando un poco la familia (tengo dos niños chicos). Te lleva un montón de concentración y tiempo. Pasamos el día entero pegando lentejuelas", confesó Leroy, a dos días de subirse a cantar en el templo de Momo.

A continuación, la historia de este conjunto inspirado en La Catalina, que puso garra, corazón y mucho trabajo durante un año para conseguir un lugar en el Concurso Oficial.

De la admiración a La Catalina al proyecto familiar

Alejandra y Oscar, los padres de Leroy Suárez, director responsable de la murga Con Gusto No Pica
Alejandra y Oscar, los padres de Leroy Suárez, director responsable de la murga Con Gusto No Pica.
Foto: Javier Procopio

Leroy andaba siempre metido en los coros escolares y escuchaba clásicos murgueros, pero no se empapó de Carnaval hasta 2005, cuando se mudó a Montevideo para probarse como futbolista. Vivía a dos cuadras del anfiteatro de la Torre de Telecomunicaciones de Antel, donde ensayaba La Catalina, y en esas largas noches entre cuplés y marcha camión con la murga hoy cinco veces campeona, se hizo fanático del género.

"Estaba precioso el anfiteatro, se llenaba de gente y di con la mejor murga que había en ese momento. Te enamoraba", asegura Leroy, que nunca le expresó su admiración a los Cardozo. "No tengo el gusto de conocerlos. Solo consumía el producto y me inspiraron", comentó.

Volvió a Mercedes lleno de entusiasmo y dio sus primeros pasos en una murga de sus pagos: "Con muy poquita experiencia me subí a las tablas y con el paso del tiempo, hablando con amigos, dije: 'voy a intentar sacar una murga'". Comento la idea con sus padres, y enseguida lo alentaron.

"Somos muy unidos y proyecto que tenga cualquiera de mi familia, siempre estamos apoyando. Apenas les dije que quería armar un murga, se comprometieron y se entrometieron. No éramos muy carnavaleros, pero le tomamos el gustito.", dijo.

Fue su madre, incluso, la que bautizó el proyecto: "Cuando nos separamos de la otra murga, viendo los gastos y el tiempo que lleva esta actividad, estábamos medio reacios a crear el título, y el nombre surgió ahí, porque mi madre dijo, 'sarna con gusto no pica", contó Leroy.

Alejandra y Oscar no se suben a cantar, pero son esenciales para el conjunto. Ella se encarga de la coordinación y el vestuario y él es utilero, cocinero, y se ocupa de todos los detalles para que a los murguistas no les falte nada. El proyecto los unió y Leroy se emociona cuando ve a sus padres dejar cuerpo y alma en la cancha: "Están por todos lados: arriba, abajo, atrás del escenario. Son mi apoyo y el motivo por el que lo hago".

La misión cumplida de Con Gusto No Pica

Murga Con Gusto No Pica en su debut en el Teatro de Verano.
Murga Con Gusto No Pica en su debut en el Teatro de Verano.

El Teatro de Verano es, a juzgar por Leroy, el Estadio Centenario para los carnavaleros, y tenía entre ceja y ceja el deseo de llegar. Si bien ya se había subido en el Carnaval 2024, cuando salió con la murga Jardín del Pueblo, vivir la experiencia con su propio título era otro cantar.

Con Gusto No Pica venía de hacer giras por el interior y de ganar varios premios, así que conquistar la capital era la frutilla de la torta.

En 2022 se presentaron a la Prueba de Admisión sin suerte, y hace un año decidieron ir por la revancha. Arrancaron a meter pienso y trabajo en mayo. Armaron un plantel con murguistas experimentados (Jorge Velando, Javier Perera, Eduardo Pérez y Álvaro "Conejo" Pintos) e hicieron movidas para conseguir fondos. Lograron financiarse gracias a festivales, venta de pastas, rifas, el aporte de la familia de Leroy Suárez, la colaboración de amigos y algún sponsor.

El promedio de edad es de 40 años y al grupo lo integra gente con perfiles variopintos: músicos, albañiles, oficinistas, policías. Todos ellos lloraron de alegría la noche que se enteraron de que habían pasado la Prueba de Admisión: "Era lo que veníamos luchando todo el año, y lo soñábamos hacía mucho", expresó Leroy.

No sabían si entrarían o no, pero estaban tranquilos de haber hecho un espectáculo digno. "Esperábamos que la buena noticia llegara y, si no, redoblaríamos esfuerzos el próximo año", confesó.

Ahora, les toca pellizcarse cada día para corroborar que no están soñando, y para seguir llevando alegría por los barrios y contagiando el espíritu de Momo, tal y como dice su espectáculo Transformaciones: "Vení conmigo, subí al tablado, solo así lo entenderás. Se enciende la piel y el corazón".

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