ENTREVISTA
El reconocido actor uruguayo protagoniza "El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar" de l reconocido autor Josep María Miró
Las primeras tres filas de la Sala Verdi están anuladas por la enorme escenografía, una cruz blanca puesta sobre el piso, que se armó para El cuerpo más bonito que se habrá encontrado nunca en este lugar, la obra que se estrenó el jueves, protagoniza Alfonso Tort y que tendrá funciones hasta el 11 de setiembre. Entradas por Tickantel a 500 pesos.
Tort ha participado en varias películas y obras de teatro a lo largo de una conocida carrera que se inició con 25 Watts, pero es la primera vez que se enfrenta a un unipersonal. “Es un trabajo muy exigente para un intérprete”, dijo el actor a El País antes del estreno de la obra que escribió el premiado dramaturgo catalán Josep María Miró. “Me han escrito colegas y amigos que han pasado por esto deseándome lo mejor porque estás solo con todo el público canalizando las energías”.
En la obra, Tort interpreta siete personajes quienes cuentan lo ocurrido en torno a la muerte de un joven a quien asesinan brutalmente en el pueblo.
“Era el chico más guapo del pueblo que seducía a todas y todos como aquel ‘ángel exterminador’ de Buñuel”, dijo Tort. “Eso pasa mucho en comunidades donde hay alguien que es el distinto, el bicho raro. Encima, el chico tiene esta cosa contradictoria que seduce y gusta, lo que genera un conflicto mayor en la comunidad”.
Tort dice que nunca se ha sentido “el bicho raro”, ni siquiera cuando le dijo a sus padres que quería cambiar la carrera de psicomotricista por la de actor en la EMAD.
Durante un tiempo cursó las dos carreras a la vez. “Lo sostuve hasta donde pude y en un momento me gustó más la actuación y largué la otra que era la que había elegido cuando estaba terminando el liceo”, dijo.
Tort, quien ha integrado el reparto de películas como Las olas o La noche de 12 años y series como El hipnotizador y El Reino leyó el texto del unipersonal en 2020, menos de una semana después que Miró le puso el punto final a la obra.
Fue Fernando Parodi, director de la obra, quien le alcanzó el texto. “Fernando la leyó, quedó impactado con el texto y enseguida le vino mi nombre, también el nombre de Luciano Supervielle para hacer la música. Leí la obra, me comí las 50 páginas porque me pareció una historia muy a flor de piel, porque estas siete voces hablan con mucha sinceridad y verdad sobre lo que pasó con este chico”, adelantó Tort.
“Hay algo descarnado, verborrágico en los personajes, como una verdad revelada que tienen que decir. Por eso a veces me siento más un medium de estas voces que quien interpreta a los personajes. Ojalá que pase algo así en escena, algo de ritual para que eso descarnado se haga piel en el escenario. Ese es mi objetivo principal”, dijo.
—¿Cómo fue encontrar las voces para los siete personajes?
—Hicimos un camino con el director para ver cómo aparecen esas voces. En eso el texto ayuda mucho por cómo está escrito. Cada personaje respira distinto, tiene distintas pausas y fraseos. Entonces aparece hasta la forma de ser de cada uno ya en el texto.
—¿Te ha pasado eso en tus anteriores trabajos?
—No de pensarlo así. Esta obra tiene esa particularidad, empezamos el proceso sin imponerle una caracterización o una voz, sino que vimos cómo aparecieron. Recuerdo leer el texto varias veces y que fueran surgiendo las voces. Después no las cuestionaba, lo mismo con las energías porque hay personajes que me demandan más que otros. Hay personajes más corporales porque se instalan así. Por eso lo de de ser como un medium y ponerle el cuerpo y la voz. Hay personajes que demandan una corporalidad y una voz. No recuerdo que en otras obras o películas haya trabajado de esta manera. En eso el texto es muy exigente y desafiante.
—Fuiste “El marmota chico” en 25 Watts y Fernández Huidobro en La noche de 12 años. ¿Cómo exorcizas esos personajes después?
—No sé. Como entro en un proyecto, salgo, no quedo enganchado. La noche de 12 años tuvo su exigencia porque tuve que adelgazar y recuperar el peso, fue un proceso largo pero no quedo enganchado ni por la figura de los personajes ni por como eran. Me desprendo.