Crítica: "El mago de Oz", a un mundo de colores en un viaje bellísimo

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Ballet Nacional del Sodre

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La puesta del Ballet Nacional del Sodre dirigida por María Noel Riccetto es un nuevo triunfo de la compañía oficial; este su último fin de semana en el Auditorio Nacional

Todo empieza antes, incluso, del inicio: cuando uno llega al Auditorio Nacional del Sodre, en el hall está dibujado un camino amarillo y hay unos pares de zapatos gigantes. Están ahí para que el público los vea, se saque fotos, juegue. Pero también están ahí como un anuncio, como un prefacio, como un aviso: lo que viene después es pura fantasía, un viaje por un camino amarillo hacia otro sitio.

Es miércoles 6 de octubre y las localidades para ver El mago de Oz, la primera producción de María Noel Riccettocomo directora del Ballet Nacional del Sodre (BNS), están agotadas. A las ocho menos diez de la noche la sala Eduardo Fabini parece completa a pesar de que el aforo es reducido. Hay hombres y mujeres y niños. Hay murmullo. Hay ruido: es el sonido de un encuentro y es parecido a lo que sonaba antes, en 2019, cuando no había coronavirus y no había pandemia y no había barbijos y el BNS se presentaba a sala llena en todas sus producciones.

Platea alta. Fila 10. Asiento 24. Esa es mi ubicación. Adelante una mujer le lee el programa de la obra desde el celular a una niña y a dos asientos de distancia, una señora de pelo blanco y ojos delineados de un negro exagerado sostiene un bastón mientras le dice a la persona que está a su lado que qué lindo es volver al teatro. Y es verdad: qué bien se siente estar acá otra vez.

A las ocho en punto se apagan las luces, anuncian las medidas de siempre y se abre el telón. Entonces, lo que se ve es, más o menos, esto: Dorothy, que hoy es Mel Oliveira, es una niña acostada en la cama blanca de un hospital mientras su tío Henry (Sebastián Arias) la cuida y el personal del lugar deambula a su alrededor. Todo el escenario es como una caja hecha de nubes. Y entonces, el segundo aviso: todo lo que pasará a continuación sucede en otro lugar, que es el lugar de los sueños de Dorothy.

El mago de Oz es un ballet creado por el coreógrafo italiano Francesco Ventriglia basado en la novela del mismo nombre. En conferencia de prensa Ventriglia dijo que, a pesar de que es una pieza creada en 2011, la puesta del BNS tiene muchos aspectos nuevos. Como sea, la pieza del italiano es una obra dinámica y ágil que hace avanzar una historia dulce y divertida. La escenografía y el vestuario de Gianluca Falaschi, llenos de colores estridentes y de luces y de movimientos, ayudan a crear todo eso que es El mago de Oz: una obra que a los minutos de comenzar tiene la potencia para transportar al que la mira a otro sitio.

Se trata del viaje de Dorothy hacia ciudad Esmeralda para encontrar al mago (Luiz Santiago) que la ayude, a ella y a sus amigos - el Espantapájaros, el León y el Hombre de Hojalata, interpretados por Lucas Moya, Agustín Pereyra y Gabriel Scarponi, respectivamente- a resolver sus problemas. Pero se trata de una historia que sirve para hablar de la amistad, de la ternura, del coraje y de tomar decisiones, de volver a casa. Se nota, detrás de una producción a la que no le falta nada, el trabajo, el compromiso y el respeto de una compañía hacia lo que hace y hacia su público - solo de esa manera se puede lograr una obra que funcione así- que aplaudió con ganas después de cada escena y que aplaudió de pie cuando, una hora y cuarenta minutos después, se bajó el telón y se encendieron las luces.

Quedan funciones hasta el domingo, pero están agotadas. Ojalá el BNS vuelva a poner esta obra en la capital.

No hace falta saber de ballet para entender o disfrutar de El mago de Oz. Solo hay que ir, sentarse y dejar que todo pase, porque lo que pasa es bellísimo de una manera conmovedora, reconciliadora. Bellísimo porque cuando una sale de allí siente que por un rato la vida fue eso: un lugar de colores intensos, de magos, de brujas, de animales, de música, de tazas de té y de globos rojos, pero sobre todo un lugar mejor.

Ficha
El mago de Oz * * * *
CompañíaBallet Nacional del Sodre
DirecciónMaria Noel Riccetto
CoreografíaFrancesco Vertiglia

Diseño de escenografía y vestuario: Gianluca Falaschi Música: Francis Poulenc. Fecha: Del 30 de septiembre hasta el 10 de octubre. Este es su último fin de semana en Montevideo.

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