ENTREVISTA
La bailarina, actriz, modelo y comunicadora habla de su carrera, su imagen y de la comedia "Gente de mierda", con funciones en El Tinglado
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Siempre supo que quería ser bailarina. Y lo fue: integró el cuerpo del Ballet Nacional del Sodre, años antes de la llegada de Julio Bocca. Y la bailarina se transformó en modelo, que transmutó en actriz y comunicadora. Eunice Castro ha sabido reinventarse.
“Mi vida fue mutando con respecto a mis profesiones y a mi vida personal. Eso te hace crecer y avanzar”, le dijo Castro a El País.
Ahora dice estar en un momento donde sigue siendo la misma, pero se siente diferente. “Estoy encarando mis trabajos y vida desde otro lado”.
Ese otro lado, dijo, la hizo ser más segura de sí misma. “Aprendí a decir que no. Aprendí a cuidarme y a hacer solo las cosas que me interesan. Me siento como una mujer más completa y segura en este momento”, dijo.
Eso hizo regresar al teatro. Este año integró el elenco de la obra Toc Toc que tuvo funciones en setiembre en el Movie, y desde la semana pasada es parte de Gente de mierda, comedia musical escrita y dirigida por José María Novo con funciones los sábados y domingos en El Tinglado.
Castro llegó al modelaje en 1990 gracias a un concurso organizado por El País, Modelo Estilo 90; lo ganó.
“Había empezado a hacer pocas cosas como modelo, porque seguía bailando, me había presentado al Sodre e ingresé al cuerpo de baile donde estuve por dos años y medio”, contó. “Mi vida era el ballet y empiezo mi carrera de modelo al ganar ese certamen. Eso me impulsó en la carrera y desde ahí no paré de trabajar por 30 años”.
En tiempos donde la palabra deconstrucción está de moda, Castro parece ser una experta en la materia. También estudió Relaciones Públicas, organizó desfiles, producciones de moda.
“No todos podemos hacer todo, ni tenemos la misma suerte, por eso hay que estar agradecido de lo que me dio mi país”, dijo Castro. Haber triunfado acá, dijo, es su mayor logro.
La televisión fue su hogar por 11 años en los que condujo El casting de la tele, Minuto para ganar y Verano perfecto pero hoy se siente, sobre todo una actriz. “Pude dirigir mi carrera hacia donde quería”, dijo. “Me saqué las ganas de todo, de vivir afuera, de trabajar en el exterior, de realizarme. Y en mi carrera de modelo siento que no quedó nada por hacer”.
Esa carrera tuvo un parteaguas en 2008, cuando participó en Bailando por un sueño.
“Fue un buen año”, dijo Castro. La habían llamado unos años antes para sumarse al programa, pero rechazó la propuesta porque sabía que había temas que no quería tocar. Tres años después de aquel primer intento, la volvieron a convocar y aceptó.
“Dije que sí porque hacía 12 años que no bailaba”, recordó. “El programa lo miraba y pensaba qué divino tiene que ser estar ahí bailando, porque la bailarina va a estar conmigo siempre”.
En Argentina se quedó cuatro años haciendo teatro, hasta que volvió a Uruguay en 2012 por un problema de salud. “Lo de mi columna fue bastante fuerte y sigo teniéndolo, pero ahora lo vivo desde otro lado. Fue un fuerte impacto para mí”, reconoció.
Regresó a trabajar hasta que se lastimó de nuevo, y estuvo tres años fuera de los medios. Volvió en 2018. En ese tiempo también se autolesionó su nariz, lo que significó una serie de operaciones para reconstruirla.
—¿Te molesta que te pregunten por Tinelli o por tu nariz?
—Cada tanto me preguntan por Tinelli. Es algo que se repite mucho, pero no me molesta, son cosas que la gente quiere saber, aunque pasaron 15 años del Bailando. Y esto de la nariz también generó preguntas. No tengo nada que esconder y en realidad esto me pasó, se ve, es algo estético, es mi cara y toda mi vida trabajé con mi imagen. Así que para mí fue un cambio. Fue un trabajo interno que tuve que hacer y tenía ganas de llevarlo desde ese lado, en paz y tranquilidad para regresar cuando yo quisiera hacerlo. Así fue. Me animé a volver y a pararme frente a una cámara de televisión. Para mí fue un antes y un después, pero me hizo ser más segura. Todos pasamos por algo fuerte, lo bueno es salir fortalecido.
—¿Qué te molestaba que se dijera?
—Que se dijeran cosas que no son. No es fácil de explicar o decir, pero el impacto fue grande. Al igual que la gente me ve, me veo yo, y de eso soy súper consciente. Por eso cuando volví, decidí encarar el tema antes de que me pregunten. Eso fue importante, porque lo primero que tenía que hacer era estar bien yo. No digo que me resbale lo que me pasó, porque no soy una superada, pero puse prioridades que antes no ponía. Yo tenía que estar bien, mi familia y los que me querían tenían que sentirse bien conmigo. ¡Qué difícil es poner prioridades!
—-¿Te costó aceptarte?
—No. Me costó encontrar la manera de volver, y lo sigo trabajando en la cuestión estética. Eso es lo que más me costó, aprender a vivir de otra forma.
“Gente de mierda”, su tercera obra con José María Novo
Para Eunice Castro, Gente de mierda le permite volver a trabajar con José María Novo, director con quien dio sus primeros pasos en las tablas. En 2006 debutó con su obra Despedida de soltero en el Teatro del Centro. Volvió a trabajar bajo las órdenes de Novo en 2018 con la comedia Ni familia ni amigos, después del impasse que tuvo por temas de salud.
Ahora, luego de esta nueva pausa producto del Coronavirus, Castro retoma su veta de actriz con Gente de mierda que cuenta con 26 personas en el escenario, entre cantantes, bailarines y actores.
"Gente de mierda", una comedia con gran elenco
Autor y director: José María Novo.
Elenco: Leonardo Franco, María Alejandra Jaimes, Luis Magallanes (Dulce Polly), Ángel Carballedas, Mauro Mónico, Charly Álvarez, Eunice Castro, Juliette Laurent, Carina Méndez, Gonzalo Moreira, Natalia Melonio, Mayte Bachmann, Juan Macedo Mastrascusi, Alfonsina Machado, Guillermo Puentes, Juan Pereyra
Escenografía: Hugo Fernández / Gustavo Méndez
Iluminación: Martín Blanchet
Vestuario: Nelson Mancebo
Coreografías: Mayte Bachmann
Música Original, arreglos y dirección musical: Martín Moretto
Diseño audiovisual: Pablo Sosa
Esta comedia, con funciones sábados y domingos en El Tinglado, habla de los uruguayos ya que se centra en un escritor al que le piden un texto sobre Uruguay y su gente.
“El público se siente identificado porque está bien mostrado cómo es la idiosincracia de los uruguayos, cómo nos manejamos, que decimos, de qué protestamos y de qué nos alegramos”, resume Castro.