Entrevista

Graciela Rodríguez: "Parece que últimamente tener respeto y experiencia como que no sirve"

La actriz estrena en el Teatro Alianza "100 mts2- El incoveniente" una divertida comedia española y acá habla de eso, de su carrera y por qué no está en los medios

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Cuando Graciela Rodriguez llega al lugar de la entrevista cobijada en un paraguas, la gente del lugar la reconoce y mira con discreción uruguaya. Es inevitable: es una de las grandes actrices y figuras del espectáculo hace casi 40 años.

Pero en todo ese tiempo, Rodríguez (que es egresada de la entonces Escuela Municipal de Arte Dramático) ha hecho de todo. Y eso incluye televisión (donde salvo por Masterchef hace tiempo que no está, es cierto) y principalmente teatro, donde se ha autogestionado un montón de espectáculos exitosos.

Ahí están cosas como No seré feliz pero tengo marido y ¿Adopto pareja o mascota?, el espectáculo que en abril vuelve a Movie, donde ha llenado salas chicas y grandes.

Mañana estrena, en la sala 2 del Teatro Alianza, 100 m2- El inconveniente, una obra del español Juan Carlos Rubio, dirigida por Félix Correa y en la que comparte elenco con Mariana Lobo y Gustavo Antúnez.

Allí interpreta a una señora de 75 años que charla con la muchacha que le compró el apartamento y debe esperar a que ella muera para ocuparlo. A partir de ahí se dan debates generacionales, femeninos y universales en una comedia que, asegura, es muy divertida.

Sobre eso, su carrera y por qué no está en los medios, Rodríguez, que tiene 65 años, en el primer día de lluvia en meses, habló con El País.

-¿Cómo siente que la recibe la gente?

-Siento mucha demostración de cariño y de respeto. ¡Y me dicen mucho por qué no estoy en la tele! La gente acá es muy respetuosa pero siempre hay una sonrisa y una palabra linda para mí.

-¿Y por qué ese cariño?

-Porque siempre me mostré como soy. Puedo parecer soberbia o autosuficiente y es todo lo contrario. Me di cuenta de grande que inconscientemente en mi familia, era la mujer que puede sola, que todo lo soluciona, que digiere los momentos malos. Y en muchas cosas soy todo lo contrario.

-Va camino a los 40 años de carrera...

-Hice la Escuela de Arte Dramático a los 24, el último año que podía dar la prueba. Y me recibí a los 27, fui becada y al otro año ya vino Decalegrón.

-¿Cómo fue eso?

-Mi tío, Pedro Novi, integraba el elenco, pero no fue por ahí. Un día venía por la calle San José y en el bar Hispano estaba Alberto Candeau. Y le comenté que me encantaría hacer reír en la tele. Y me ofreció presentarme al productor del programa, Jorge Escardó. Así que me fui con mi mejor ropa a Canal 10 y Escardó llamó a Espalter, D’Angelo, Almada y Frade. Les dijo que era egresada de la EMAD, que estuve becada en la Comedia, que era la sobrina de Novi y que quería trabajar con ellos. “Mucho gusto”, contestaron, “pero no precisamos a nadie”. Cuando me voy, Escardó me llama y me invita a ir todos los lunes, los días de grabación, a esperar una oportunidad. Yo trabajaba en el Parque Hotel, así que tenía que hacer malabares para esta ahí. Y así estuve casi un año haciendo banco, hasta que un día faltó Pelusa Vera y entré. Cuando salí, pregunté cómo había estado y no me dijeron nada. Y a la semana siguiente volví al banco de suplentes.

-Era medio raro el ambiente...

-Ellos eran muy machistas pero nunca me faltaron el respeto. Siempre me dieron, dentro de su cabeza, la oportunidad, porque me les fui de las manos. Me llamaban “la Chiquita” y me llevaban a comer con ellos. Era la única mujer.

-¿Cuándo sintió que se desprendió de Decalegrón?

-Nunca. Ni ahora.

-¿Cómo ve su carrera?

-Siempre hay que tener un contacto de algo y yo no lo tuve. Lo que tengo es el respeto hacia el otro. Pero parece que últimamente tener eso y tener la experiencia, como que no sirven. En ¿Adopto mascota o pareja? hablo de que esta edad es la segunda adolescencia: soy joven para ser vieja y vieja para ser joven.

-¿Y eso cierra puertas?

-No dan la oportunidad y a veces eso trae estados de depresión porque estás grande, pensás que no servís, que ya no gustás.

-¿Qué es lo que más le duele?

-Me afecta que la gente me grite “Grande, Graciela” y después parece que no sirvo para que me tengan en cuenta para algún proyecto.

-¿Por qué esa contradicción?

-No sé. Mis espectáculos agotan siempre y cuando me hacen una nota me señalan la repercusión que tuvo. No entiendo nada.

-¿Usted hizo plata?

-No. Con el covid y mi enfermedad me di cuenta de que tengo que seguir laburando, porque tengo una jubilación que la gente no puede creer que trabajando desde 1979 en la intendencia de Montevideo sea esa plata.

-Fue una pionera de un stand up feminista....

-Y nunca me consideraron una pionera. Y hacen festivales de stand up y no me invitan. Ni me llaman para ser campañas de violencia de género para nada de eso.

-¿Hay algo político detrás de eso?

-Para mi sí. Todo está politizado y eso me da mucha tristeza. Todo termina en la política.

-¿Usted es de izquierda?

-No soy nada. Era de izquierda y me decepcionaron. Y mucha gente me vincula con la derecha. Tengo decepción de todos: lo he vivido y sé de lo que estoy hablando. Cuando fui a decir que como empleada municipal quería trabajar en TV Ciudad, me dijeron que no había lugar para mí. A veces no se puede hablar mucho porque piensan que estás rencorosa, pero no. No hay muchas de mi generación en actividad porque tenés que amar mucho esto para bancar cómo está la realidad teatral y televisiva. Y, además, tengo tantas ganas de volcar lo aprendido.

-Hablemos de 100 metros cuadrados..

-Es una hermosa pieza española. Es un mujer de 75 años que hace más de un año que no sale y tiene contacto solo con el portero del edificio. Está muy sola y muy dolida por el amor. Decide vender su apartamento y aparece una compradora de unos 40 años. Pero hay un inconveniente: ella no lo puede ocupar hasta que se muera. Lola, mi personaje, quiere conocer a la compraradora y la invita a su casa y a partir de ahí se tocan temas como la amistad, la soledad, la felicidad, la infidelidad, el vivir hoy y ver que a veces puede haber una unión entrañable entre dos mujeres que parecen tan distintas. Tiene mucho humor y es una comedia dramática, un género que, la verdad, me va muy bien.

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