ENTREVISTA

El reconocido actor y murguista vuelve a subirse al escenario del Teatro Movie el próximo sábado con El secuestro, comedia donde comparte elenco con Diego Artucio, Juan Luis Granato, Leonardo Pacella y Mariana Baquet. Entradas desde 440 pesos. Jorge Esmoris dice que nunca ha estado en un secuestro, “ni de un lado ni del otro, pero con esta obra lo disfruto mucho, y la gente también”. Sobre la Antimurga BCG, el sentirse popular y la posibilidad de volver a postularse a presidente, habló Esmoris con El País.

—-Este año se cumplen 35 años de la Antimurga BCG. ¿Se acordaba?

—Me había olvidado. Hay dos años igual, la creamos en 1983 pero salimos en carnaval en 1985, son muchos años pero no lo tenía presente. Pasa que se nombró tantas veces este año la BCG, no por nosotros sino por la vacuna que la tenía ubicada por otro lado.

—¿Cómo recuerda aquellos tiempos?

—Fueron maravillosos y de mucho aprendizaje. Aprendí mucho en el carnaval porque fue como un laboratorio de cómo aplicar cosas que nos enseñaban de arte escénico. Aprendí en carnaval que la gente no es tonta y que se puede arriesgar haciendo bien las cosas y siendo auténtico. Por eso el carnaval fue una gran escuela.

—Lo que hicieron con la Antimurga fue llevar el teatro al carnaval.

—Lo interesante fue eso. Salí con la idea de hacer una temporada de un espectáculo en carnaval y adaptar lo que hacíamos en el teatro allí. La idea era hacerlo un año, pero el Carnaval permitía desarrollar una propuesta y con los años me di cuenta que mi concepto del teatro se fue carnavalizando y hasta hoy tengo esa intuición de dejarme llevar. En El Secuestro estoy en un escenario pero también lo carnavalizo por mi forma de encarar los personajes.

—¿Es importante dejarse llevar por el instinto?

—Sí, totalmente. La intuición es el punto inicial. Soy intuitivo pero también racional, necesito entender las cosas para largarme al juego, entregarme directo me resulta difícil. Se piensa que las comedias, como la gente se ríe, no hay que pensarlas, y algunas exigen más que los dramas, como El Secuestro. No son comedias de golpe y porrazo, hay una trama social detrás. Porque reír es llorar al revés, en este caso es el secuestro de una persona que se quedó sin trabajo y eso es una tragedia. La virtud del autor fue transformar eso para hacerlo una comedia, pero no deja de estar la angustia de los personajes.

—Ha hecho carnaval, cine, teatro y televisión. ¿Se siente un actor popular?
?
—Sí. La gente me para y me saluda, algo natural. Puedo andar tranquilo y para mí es todo marketing eso de ocultarse de la gente. Si me tuviese que esconder me dedicaría a otra cosa, pero soy actor.

—¿Y en qué proyecto se ha sentido más cómodo?

—Hago las cosas que quiero hacer. Por ejemplo no salgo a hacer cosas en streaming porque no las siento y no me obligo a hacerlas. He trabajado cómodo en todas las cosas que hice porque me sentía a gusto. Obviamente que me siento más cómodo con la barra de la BCG. Era como trabajar en familia, pero nunca he tenido problemas en ningún lado.

-Fue, en la ficción, candidato a presidente en más de una ocasión. ¿Qué siente del momento político que vive el país, más allá de la pandemia?

—La pandemia abrió un paréntesis, y lo político surge de a poco, con la Ley de Presupuesto o la de Urgente Consideración. Lo político va a aparecer cuando el coronavirus empiece a retroceder que espero sea pronto. Hasta ahora la gestión del gobierno la puedo evaluar solo por lo sanitario, y ha sido muy buena. Después vendrán los temas políticos. Supongo que habrá sido difícil llegar al gobierno y que a las dos semanas le caiga esto encima, no se lo deseo a nadie.