TEATRO
Susana Groisman y Alejandro Martínez protagonizan este drama escrito por "Dino" Armas y dirigido por Alfredo Goldstein que se estrena en El Tinglado
Un hijo adicto que busca la aprobación de su ausente padre, y una madre que prefiere no ver la realidad familiar para mantener las apariencias, son los pilares sobre los que se basa la obra Katia y Klaus, que esta noche se estrena en El Tinglado.
La obra había tenido una primera función en Nuestra, el Festival de Dramaturgia Nacional que se realizó en el Auditorio Nelly Goitiño. Ahora llega al circuito comercial.
Este drama de una hora de duración, dirigido por Alfredo Goldstein y protagonizado por Susana Groisman y Alejandro Martínez, tendrá funciones los jueves de octubre y noviembre. Las entradas están a 400 pesos.
Fue Groisman quien conocía la historia y tuvo la idea de hacer una obra sobre la familia del laureado escritor alemán Thomas Mann, Premio Nobel de Literatura en 1929 y autor de novelas como Muerte en Venecia y La montaña mágica. Fue ella la que le pidió a “Dino” Armas que escribiera este drama.
El dramaturgo se centró en la relación entre la madre y su segundo hijo, evitando que el espectador tenga que saber los pormenores de esta familia que vivió en tiempos del ascenso de la Alemania nazi.
Pese a estar en los afiches promocionales, el escritor Thoman Mann no aparece en la obra, aunque su figura sobre vuela todo el tiempo, demostrando que tanto Katia como Klaus viven a su sombra.
“El hijo siempre quiso ser exitoso. Buscó la fama y nunca la encontró porque su padre siempre lo ninguneaba. Para ese padre, su hijo no existía. Eso, como actor es lo que me sedujo para interpretar el rol”, dijo Martínez.
Si bien se centra en distintos momentos en la vida de Katia y Klaus Mann, durante las décadas de 1930 y 1940, los actores no salen de escena y agregan detalles a su vestuario (a cargo de Hugo Millán), para mostrar el paso del tiempo.
“¿Alguien se va a acordar de mí después de mi muerte?”, se pregunta Klaus (que es el autor de Mefisto) en la obra. Esa búsqueda por el reconocimiento paterno será su leit motiv.
La relación entre madre e hijo es tanto de amor como de odio; eso queda demostrado con un libreto donde el drama da paso a momentos de humor irónico. “Se lastiman y acarician, como sucede en toda relación”, dice Martínez, quien define a su personaje como: “Un chico homosexual y adicto, una combinación provocativa para la Alemania de esos años”.
La puesta en escena de Goldstein hace que actores y personajes se desdibujen. “Empezamos como Susana y Alejandro, contando lo que va a suceder, y nos transformamos en el escenario”, agrega Martínez, quien sale en varios momentos de su personaje para contar el contexto histórico, como un narrador. Eso sirve tanto para saber qué sucede en el contexto familiar como en el turbulento país.
Luego de dos años donde hubo cambios de sala (iba a ser en el Circular, después en el Teatro Victoria) y una pandemia, Katia y Klaus finalmente tendrá su estreno en El Tinglado.