Luego de convertirse en una cara conocida de la televisión y las redes sociales, la argentina Marina Castillo llega a Uruguay. Lo hace con Feita, su cuarto unipersonal de humor que tiene función este viernes a las 21.30 en Teatro Stella. Entradas por RedTickets desde 860 pesos.
Si bien su popularidad la ganó a través de las pantallas, sus comienzos están en las tablas. Eso que viene de un pueblo de casi 2.000 habitantes (“Nacida en Algarrobo” dice en sus redes) y sin teatro. Desde la escuela le fascinaba actuar y lo hacía donde y cuando podía, luego se armaron torneos juveniles, se anotó en teatro y no paró. Estudió en La Plata y se matriculó en Comunicación social y Teatro, y surgieron las primeras obras independientes.
Más tarde se mudó a España, estudió clown y descubrió el humor. Volvió a Argentina y estudió, primero con Norman y luego con Mariana Briski quien le enseñó comicidad.
“Le agarré la onda al humor y entendí que era lo que más me gustaba”, dice a El País. Y a partir de Briski surgió la posibilidad de hacer televisión.
“Empezaron a salir castings, quedé para un programa de Roberto Pettinato (en 2008, Un mundo perfecto) y en esa productora estaba Migue Granados”, dice. “Al año siguiente me llama para Peligro sin codificar y ahí se empezó a armar todo. Pero siempre fui muy del teatro”.
Y es con teatro con lo que llega a Uruguay, con una pieza que ya lleva transitando por cuatro años. Comenzó a escribirla en 2019, pero no fue hasta fines de 2021 que la estrenó, y con aforo limitado.
Eso no impidió que Feita se convirtiera en un éxito de localidades agotadas. También en un testimonio de su versatilidad actoral y su capacidad para explorar lo complejo de las relaciones humanas, siempre abordado desde el humor.
La obra, cuenta la actriz -que fue parte de las telenovelas Educando a Nina y Argentina Tierra de amor y venganza, además de Peligro sin codificar-, aborda temas universales, como la búsqueda de la identidad, la libertad y la aceptación personal. Lo hace a través de una muñeca de papel llamada Feita, a la que la visten con seis personajes bien distintos que aparecen en escena. Entre ellos está Dios, Madonna, una gurú espiritual y “La reina de las funciones negativas”. Esos roles le permiten a Castillo generar risas y reflexión, ya que la obra es la lucha de ese personaje por liberarse de una etiqueta que la ha perseguido desde siempre: siempre le dijeron que es fea.
Además, esta obra se convirtió un punto de inflexión en la carrera de Castillo. “A partir de Feíta decidí vivir de la actuación, largarme y no trabajar de otra cosa”, dice.
Durante 13 años mantuvo un trabajo estable en una agencia recaudadora del Estado.
“Era un trabajo administrativo pero seguro. Y pasaba que no quería dejar lo seguro, lo que cualquier otra persona quería tener. Pero no quería quedarme con las ganas de animarme. Después la vida te queda atravesada porque te preguntás qué hubiera pasado si no hacía esto. Podés quedarte con lo seguro, pero con algo triste en el alma”, comenta la actriz de 46 años.
Feita ya está en su gira de despedida, y Castillo tiene varios proyectos para inicios de 2024.
En enero comienza a ensayar Esperando la carroza que produce Gustavo Yankelevich y se estrena en abril; y tiene un proyecto junto a Gloria Carrá que se desprende de ATAV, pero que no es parte de esa historia.