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La historia de una compañía que actuó a la gorra en campings, montó obras en escuelas, oficinas y hospitales

Tres estudiantes de la escuela de Puerto Luna fundaron L'Arcaza Teatro 29 años atrás con miras a vivir del arte y llevar el teatro a sitios donde no llegaba. Tienen tres espectáculos infantiles en cartel en estas vacaciones de invierno, aunque no pierden de vista las obras para adultos.

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L'Arcaza Teatro en una de sus tantas presentaciones en las escuelas del país.
L'Arcaza Teatro en una de sus tantas presentaciones en las escuelas del país.

Pablo Albertoni, Fabiana García y Richard Riveiro estudiaban en la escuela de Puerto Luna allá por 1995 y eran parte de La Tripulación del Calipso, un grupo compuesto por 30 artistas adolescentes de La Teja en proceso de disolución. El trío estaba sediento de mostrar su arte (y vivir de eso) pero sabían que las chances de que una sala convencional les abriera las puertas eran nulas, así que apostaron a hacer funciones en la calle.

Crearon La apología del movimiento, una obra para dos actores y poco despliegue, y empezaron a mostrarla los viernes y sábados de noche en la plaza del Entrevero y en la puerta del Castillo del Parque Rodó. Lo pensaron como espectáculo de viaje: "La idea era ir a dedo y hacer funciones en campings del ESte", relata a El País Riveiro, uno de los tres fundadores de L'Arcaza Teatro.

Poco después, armaron El viento sopla donde quiere y también la exhibieron en campings. Gustó. "Era a la gorra y la gente era súper generosa", comenta Richard. Según él, la clave de una buena facturación está dar un buen espectáculo y "tocar el corazón de las personas" con tu discurso.

Así, L'Arcaza, cuya esencia es la adaptabilidad y el vínculo con el espectador, nació 29 años atrás a instancias de encontrar un espacio de expresión y llevar el teatro adonde no llegaba.

En el arranque conectaron con un colectivo teatral argentino que trabajaba en las escuelas, aprendieron su método (iban clase por clase a ofrecer la obra, los niños llevaban el dinero y hacían las funciones) pero no pudieron replicarlo en Uruguay porque el sistema no les permitía ingresar a las aulas.

No se resignaron. En 2001 contactaron a la editorial Santillana y los contrató para versionar cuentos cortos y actuarlos en las escuelas como forma de promover la literatura.

Adaptaron relatos de Roy Berocay, Malí Guzmán, Horacio Quiroga, Susana Olaondo, entre otros escritores nacionales. "Así empezamos a empaparnos con la literatura infantil y a trabajar en las escuelas, hasta que en 2004 ya hacíamos funciones por nuestra cuenta", afirma.

Desde entonces, el teatro infantil se convirtió en su expertise con más de 12 puestas, aunque sin dejar de lado las obras para adultos (Barranca abajo, El Capote y Ni un pelo de Lope, por ejemplo).

Las vacaciones de julioson zafra para L'Arcaza. Este invierno reponen Festivalondo (Festival de Cuentos de Susana Olaondo) en Life Alfabeta. Una Pindó va desde hoy al 4 de julio a las 14:30 y 16:30, y del 11 al 13 a las 16:00. Susana, ¿qué plantaste? se exhibe del 5 al 7 de julio a las 14:30 y 16:30, y del 8 al 10 a las 16:00. Las entradas están a la venta en boletería de la sala.

L'Arcaza Teatro presenta "Cuentos de la selva" en la sala de la ACJ.
L'Arcaza Teatro presenta "Cuentos de la selva" en la sala de la ACJ.
Foto: Alejandro Persichetti

Hoy estrenan Cuentos de la selva, de Horacio Quiroga, en coproducción con Bestia Peluda, y va hasta el 13 en la Sala Teatro ACJ. Entradas en venta en Redtickets.

Retomar la esencia

La influencia de la Compañía Finzi Pascalos acercó al clown y disparó la habilidad para narrar historias generando miradas cómplices desde la platea.

Aprendieron a hacer sus obras en cualquier sitio y aseguran que el ingenio se debe a la escuela que los formó, que trabaja sobre el cuerpo del artista como un perfomer, un actor físico: "Lo más importante tiene que ver con el cuerpo, el espacio y la conexión con el público. Entonces no es relevante lo espectacular sino el vínculo que sucede cuando alguien te cuenta algo, se mueve o hace una pausa", expresa Richard.

En los viajes a Argentina, sobre todo, los contrataron para actuar en sitios extraños. Y así terminaron montando sus obras en oficinas públicas, hospitales y cumpleaños infantiles.

L'Arcaza interpretando "El viento sopla donde quiere"
L'Arcaza interpretando "El viento sopla donde quiere"

"En oficinas en Tucumán y Rosario armábamos un espacio para que los empleados vieran los espectáculos. También fuimos a un hospital. Pasa algo extra cotidiano que les cambia el día y la percepción del momento", observa Riveiro.

Actuar en sitios no convencionales les enseñó que el teatro funciona cuando hay gente, no importa dónde sea: "Aprendés concentración, proyección de voz, a escuchar lo que pasa, que siempre es distinto. No es una sala que los cambios de luces vienen cuando tienen que venir y la música entra cuando tiene que entrar. En la calle aparece el perro, el borracho, un avión", enumera.

Los perros, asegura, son el principal obstáculo para el artista callejero. "A alguno le tirábamos lejos una botella de plástico para sacarlo de encima y te la traía de vuelta. Nunca compitas en escena con perros ni con niños", advierte.

Representar sus obras en espacios no convencionales es para este colectivo un modo de recuperar la esencia del encuentro desde el arte: "Actor y público se encuentran con lo mínimo, que es el vínculo creado por las ganas de compartir o por una historia que atravesar juntos".

Acciones que sí

Actuación durante el programa "Teatro en la escuela".
Actuación de L'Arcaza durante el programa "Teatro en la escuela".

El Programa Teatro en la Escuela surge en el afán por conservar el germen de la compañía y consiste en acercar obras de autores nacionales al patio o jardín de los centros educativos. En otras ocasiones coordinan para que los alumnos vayan al teatro a ver una función a modo de extensión cultural.

"Para nosotros es una experiencia rica y renovadora, porque todo el tiempo es distinta, te tenés que ajustar a distintos espacios, visitar diferentes realidades, como puede ser cualquier barrio, escuela pública o colegio", describe Richard.

En ocasiones ellos contactan a las escuelas y otras veces es al revés. "Ahora, con las redes, te conocen, y el boca a boca también ayuda: una maestra le da el contacto a otra, te llaman, combinamos y generamos una especie de negociación acerca de cómo pueden pagar el espectáculo", explica.

Esta logística, sumado a que uno de los fundadores, Albertoni, abandonará el grupo para cumplir con obligaciones laborales, motivó que en 2023 hicieran una audición para convocar a actores y actrices con cierto recorrido y ávidos por trabajar con niños. Así, sumaron cuatro artistas más al elenco y una productora que hace los nexos con las escuelas y salas.

Por último, Riveiro aclara que si bien hay muchos lugares donde es importante para ellos generar determinados recursos para hacer una actividad, L'Arcaza también ajusta su cachet para poder llegar a sitios donde, de lo contrario, no llegaría.

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