"Es una obra muy particular", dice Nacho Cardozo sobre Toc Toc, la comedia que significó su debut como director de teatro y regresa mañana con su décima temporada, ahora en Teatro Alianza y con entradas a la venta por Tickantel. El también coreógrafo y director de Inolvidables (que va los sábados y domingos en la Alianza) señala que en la mayoría de las obras hay una escena, luego viene otra y otra, y los personajes entran y salen. Aquí, sin embargo, todo ocurre en la sala de espera del consultorio de un psiquiatra, y los seis protagonistas están todo el tiempo en el escenario. A medida que la consulta se demora porque el doctor no llega, comienzan a relacionarse entre ellos para saber cómo se llaman, por qué están allí, qué les pasa, cuál es su toc.
“Al principio la gente preguntaba por qué Toc Toc, si es por un golpe de puerta u otra cosa, y es por Trastorno Obsesivo Compulsivo. Esa es la sigla con la que se define este tema”, comenta Cardozo. “Hay obras con las que no precisás explicar demasiado porque la gente ya sabe qué esperar. Si te digo que vamos a hacer Cats, El fantasma de la ópera o Romeo y Julieta, no se necesita explicar más. Hay obras que han trascendido porque se han convertido en clásicos, y a nosotros nos ayudó, además, el boca a boca del público. Hemos logrado, con el tiempo, que la gente se la recomiende a su familia, amigos, o a quien te encuentres: ‘Fui a ver Tal obra, no te la pierdas, andá’. Y esa es la mejor publicidad que puede existir”.
La versión uruguaya de esta comedia francesa, escrita por Laurent Baffie y convertida en un éxito en todo el mundo, tiene la particularidad de que mantiene el 75 por ciento del elenco desde que se estrenó, en 2012 en Del Notariado. Los pacientes son “Bananita” González, Virginia Ramos, Alejandro Camino, Elena Brancatti, Darío Sellanes, y desde su tercera temporada, las actrices Eunice Castro y Alejandra Scasso.
Además, es una obra que tiene vigencia ya que habla de salud mental, un tema que no estaba tan sobre la mesa cuando se estrenó. “Parecería que hablar de salud mental es impropio, y hablar de esto, hace 10 años, era peor”, comenta Cardozo. También lo era el hacer funciones los miércoles y jueves, pero el elenco y el director derrumbaron ese prejuicio. “No estaba para nada bien visto hacerla esos días, y había quienes pensaban que no iba a funcionar. Afortunadamente fue exactamente al revés, fue un éxito, y a partir de ahí muchos espectáculos empezaron a caminar los miércoles y jueves”, dice. La obra, que también hizo temporada en la sala teatro Movie, se mantiene inamovible en esos mismos días.
Lo difícil de hacer "Toc Toc"
Una de las mayores preocupaciones de Cardozo con esta obra, que tiene diálogos vertiginosos y la interacción de todos los actores en escena, fue encontrarle el tiempo a la comedia. “Hay actores a los que les queda bien lo dramático, y hay otros que saben y manejan el tiempo de la comedia. Tirás un chiste y tenés que esperar que la risa baje. El conocer eso te lo da el oficio, como saber los tonos que se manejan y el ritmo que se necesita. En esas cosas fue en lo que más se trabajó”, cuenta. “Además se versionó, se cortó, porque la obra es mucho más larga. Hay un personaje que sufre el toc de decir malas palabras y tener gestos obscenos todo el tiempo, y pensé que para Uruguay era mucho. Lo fuimos alivianando, pero sin dejar que el humor estuviera presente”.
Otra dificultad de esta obra es que requiere que los actores estén muy concentrados. “No es una obra donde en una escena habla uno y responde otro, aquí es como una orquesta y los actores tienen que estar muy atentos. Ahora, con los años que este elenco ha hecho la obra, ya se miran y conocen sus tiempos, las pausas y también se ve una cosa de admiración y respeto de unos por otros. También por saber que desde hace ahora 10 temporadas vienen marcando un capítulo importante en el teatro uruguayo, con una obra que hace reír mucho al público por todo lo que sucede, y que tiene un final de esos que te dejan pensando”.
Virginia Ramos, quien ha interpretado el personaje de Blanca desde el primer día, dice que para lograr esa velocidad de los diálogos se requirió de mucho ensayo. “Tiene una vertiginosidad y verborragia muy importantes, y precisó de muchísimo ensayo para encontrarle el ritmo, porque en casi toda la obra son seis personajes hablando al mismo tiempo; es muy picado. En los ensayos previos al general decíamos: ‘no llegamos, no vamos a poder con esto’, porque la letra era muy difícil. Había que estar como en un ping pong, porque habla uno y otro y otro, y eso le da un ritmo importante”, comenta la actriz a El País.
Su personaje, Blanca, tiene un trastorno que la hace estar lavándose las manos todo el tiempo. “Nadie la puede tocar, no pueden acercarse a ella, ni siquiera respirarle al lado. Ella no puede tocar nada si no es con guantes”, comenta la actriz y asegura que encontrar ese toc, cuando en su vida real no lo tiene, fue trabajoso y lindo de crear en partes iguales. “Todos en el elenco tuvimos que investigar y saber qué le pasaba a las personas que padecen esta patología”, dice.
“Recuerdo que una vez, en una función, el personaje de Elena Brancatti tira la cartera y sin querer me cae encima. Nunca había pasado y ocurrió en esa función, y Blanca no puede soportar que nada la roce, y tuve que reaccionar ante eso. Agarré enseguida el aerosol desinfectante de la cartera y me rocié. La gente explotó de la risa. Esas pequeñas cosas son las que vamos descubriendo a través de las funciones”, dice la actriz que además es directora de la comedia El secuestro, que está en cartel en Teatro del Notariado.
La vuelta
“El regreso de Toc Toc es muy conmovedor porque hacer teatro hoy, y con una temporada que pretende ser larga, no es común”, comenta Cardozo, que con esta puesta tiene funciones programadas hasta octubre. “En el último tiempo los espectáculos están funcionando con breves temporadas, los teatros no se arriesgan y los elencos tampoco. Así que ver al elenco original en un 75 por ciento, y ver una obra que aborda temas muy vigentes y de actualidad como la salud mental, es magnífico. Creo firmemente que la misión del teatro no es la de ayudar a los espectadores. Para mí tiene que entretener por sobre todas las cosas, pero si además deja pensando algo en la cabecita, ayuda”.
Por eso, nada le gusta más a Cardozo que sentarse en la última fila para ver al público codearse, señalarse ante el comentario de algún personaje y escuchar a la gente decirse: “Vos sos así”.