Amelia Ochandiano llegó por primera vez a Uruguay en 2019 para encargarse de la puesta en escena La revoltosa que estrenó el Teatro Solís en diciembre de 2019. Esa zarzuela fue uno de los títulos más importantes, como directora, de esta actriz española de cine, teatro y televisión.
Hace varias semanas volvió a Uruguay para impartir clases de actuación, y desde hace un mes está en Montevideo para dirigir La gran vía que llega el 23 de diciembre al Solís (hasta el 30, entradas en Tickantel desde 400 pesos) y cierra la temporada lírica del teatro.
Estos días de ensayos son complejos para la directora quien tiene que hacer compatibles los horarios de los distintos cuerpos que integran esta zarzuela: la Comedia Nacional, la Banda Sinfónica de Montevideo, la soprano Nancy Fabiola Herrera así como la murga Agarrate Catalina que también será parte de la obra.
Igualmente ella que todavía está “tranquila y contenta, dos cosas muy importantes que iré perdiendo a medida que se acerque la fecha de estreno”, comenta entre risas.
Es que el proceso de armado del espectáculo, Ochandiano lo entiende como algo vivo y en constante modificación. Por eso hay cuadros y números que se siguen modificando.
“Para mí el proceso no acaba nunca, ni cuando era actriz ni ahora de directora. Hay que vigilar el trabajo, Lo bueno es subir el telón cuando esté bien, cuando se logró lo que queríamos”, comenta.
Eso es especialmente complicado para esta obra que trata temas de actualidad.
Estrenada en 1886 y definida como una revista cómica-lírica, fantástico-callejera, la zarzuela La Gran vía cuenta el origen y presente de la céntrica avenida madrileña. Debido a la permanencia en cartel, hay muchas versiones de esta obra que fue cambiando al igual que la calle y la ciudad española.
“Se añadían números musicales, o se cambiaba la letra para hacerla más actual”, comenta la directora quien agrega que por ese motivo “había una exigencia”, a la hora de representarla en Uruguay.
Ella le inventó un personaje, “La Gran Vía del Siglo XXI”.
“Empieza en la consulta del psicólogo contándole sus penurias de este momento, y a raíz de la consulta le quiere mostrar su nacimiento y su infancia. Entonces vamos para atrás y luego y vemos toda la parte tal cual se la conoce”, comenta Ochandino. “Así se va contando su origen y sus traumas porque no la querían las demás calles”, comenta.
Gracias a que se ha convertido en una visita recurrente a Uruguay (dio talleres en la EMAD en distintas oportunidades), decidió también crearle otro personaje: la ciudad de Montevideo y algunos barrios que también acuden a la consulta con el psicólogo, comenta Ochandino entre risas.
“Estoy todavía en el proceso de afinar. Tengo un esbozo hecho, el material y los barrios elegidos, y ahora que ya están todos los actores, porque algunos estaban en España, vamos a afinar. Es un proceso emocionante”, comenta.
Ochandiano dice que la zarzuela es un género muy exigente. “En España hay cantantes que no han querido meterse porque no es solo cantar, hay que cambiar de texto hablado a cantado, lo que es muy difícil. Para algunos es traumático”.
—¿Hoy la zarzuela sigue siendo popular en España?
—Sí. Yo tengo un análisis particular de cómo está. Por un lado mejor que nunca, tiene su propio teatro, el Teatro de la Zarzuela que mantiene el gobierno con medios y una plantilla estable de coro y orquesta. Pero yo pisé por primera vez ese teatro en 2007, cuando me convocaron para dirigir La revoltosa, porque como muchos, era una de las tantas personas que no había ido a La Zarzuela.
—¿Por qué?
—Porque durante el franquismo la zarzuela, el flamenco y los toros, fueron elementos que acaparó la derecha. Luego, con la movida madrileña todo eso fue rechazado, pero gracias a la prensa se le empezó a dar, a la zarzuela y al flamenco, el lugar que le corresponde. Es una expresión artística que no entiende de ideologías. Aunque a la prensa progresista todavía le cuesta aceptar la zarzuela.