MUSICAL
El director escénico Rodrigo Garmendia habla de "West Side Story" y anhela que haya una temporada de musicales en el Sodre, como hay de opera y ballet
Es un año de sinergias para los cuerpos estables del Sodre. Mientras el Ballet Nacional anunció para fin de mes Pájaro de fuego, una programación en conjunto con la Orquesta Sinfónica.
Y el jueves llegará la primera de estas experiencias que unirá la Orquesta Juvenil con las Escuelas de formación artística del Sodre: West Side Story.
El conocido musical con partitura de Leonard Bernstein y letras de Stephen Sondheim se estrena esta semana en el Auditorio Adela Reta. Serán cuatro funciones, de jueves a domingo con entradas de 300 a 860 pesos.
Es uno de los títulos más emblemáticos del teatro musical, estrenado en Broadway en 1957 y que tuvo dos versiones en cine con el nombre de Amor sin barreras, la más reciente dirigida por Steven Spielberg. Esta es la primera versión uruguaya y llega con escenografía, telones y vestuario hechos en el Sodre.
Esta producción interpretada en español cuenta con 70 artistas que rondan los 20 años entre bailarines, actores y orquesta. Debido a la exigencia vocal, habrá dos repartos que se repartirán las cuatro funciones.
La historia de una historia de amor
Hace más de dos años que el Sodre intenta hacer este musical. Cambio de gobierno, también en la dirección (inicialmente iba a ser de Coco Rivero), y la pandemia complicaron la producción.
Lo que se mantiene inalterable es la trama, claro, que se basa libremente en Romeo y Julieta y se ambienta en la zona oeste de Nueva York a mediados de la década de 1950. Allí dos pandillas juveniles, los Jets (los locales) y los Sharks (los newyorricans, o sea los que llegaron de Puerto Rico) viven enfrentados. En ese ambiente irrumpe el amor entre Tony, un ídolo de los Jetsy María, la hermana del líder de los Sharks.
El director de la West Side Story del Sodre es Rodrigo Garmendia, quien además de ser profesor en las escuelas formativas del Sodre, tiene más de una década haciendo musicales en Uruguay.
“La idea es que al igual que hay una temporada de ópera, de ballet, haya una temporada de musicales en el Auditorio. Estaría buenísimo”, dijo Garmendia.
De acuerdo al director, este West Side Story es igual al que se puede ver en Broadway o en el West End londinense. Contará con dos actos y estarán los tres grandes momentos del musical. En los talleres del Sodre se realizaron los módulos que entran y salen de escena: el bar y la tienda de ropa mientras que gracias a un juego de telones se creará el callejón, el puente y el baile del gimnasio.
“Es realmente impactante y no dejo de sorprenderme cuando me llama el escenógrafo para mostrarme los telones. Por ahí los consumimos en otros países y pensás que acá no se puede hacer, pero cuando ves cómo está quedando, se te pone la piel de gallina”, dice Garmendia. “Te sentís una hormiga en el escenario al ver todas las escenografías imponentes”.
Eso también pasa en los ensayos, dice el director. “Es muy fuerte ver la emoción de los chicos cuando toman conciencia de lo que es el espectáculo desde todo punto de vista. ¡Es West Side Story!
—¿Cuál es el desafío de hacer un West side story acá?
—Son dos, es la esta puesta en escena y lo interpretativo porque es un musical con un registro vocal enorme. Está escrito para cantantes de arte lírico con quienes estamos trabajando. Coreográficamente maneja un estilo muy variado, y después el ensamble maquiavélico de una orquesta enorme con un elenco igual y una escenografía compleja. Ya estamos en esa recta final donde hacemos ese ensamble mágico. Porque estuvimos mucho tiempo trabajando por separado y cuando se junta todo, la obra explota.